
Probablemente esta película será uno de los objetos de culto de los más acérrimos aficionados al ciberpunk. Todo en ella, desde la estética hasta el argumento son, sin diluir, topicazos de éste subgénero por el que, personalmente, tengo una muy consistente aversión.
Quien se haya leído más de un ciberrelato tendrá claro que la estructura mayoritaria de los mismos es esta; chico necesita entrar en ordenador de corporación malosa, chico busca hacker para que le haga el trabajo, chico encuentra hacker bien aderezado de implantes biónicos en ambientes típicamente cosmopolitas y arrastrados, hacker apunta la necesidad de comprar un programa (¡un hacker comprando programas! lo que hay que ver) impepinablemente necesario para entrar en el dichoso ordenador central, chico compra programa y, eventualmente, se embarca junto al hacker en un viaje a través del mundo visitando los lugares más cosmopolitas y arrastrados y, finalmente, entran en el dichoso ordenador central.
Por medio siempre hay una chica dura, neurótica y muy independiente, que también le da a eso de la tecla, novia en casos del chico, y que pone la nota poética al relato porque suele tener un pasado terrible o, en el caso del noviazgo, haberse muerto recientemente, estar en ello, o ha dado puerta al chico no hace mucho y éste, claro, está triste y meláncólico.
Este es el gran argumento del ciberpunk, y con diferentes variantes, casi el único. Gibson lo elevó a la enésima potencia en NEUROMANTE y, a partir de ahí, se instituyó como cuasi pauta definida de lo que debe ser un relato ciberpunk.
NIRVANA no se aparta ni un milímetro de este estándar. He leído y oído a mucha gente decir que JOHNNY NEMONIC era la película de NEUROMANTE. Ni hablar, es NIRVANA la que le hereda más directamente el argumento de la novela de Gibson. Pero aclarando en gran medida esa confusión sintáctica que es NEUROMANTE, y haciendo del relato algo coherente y, aunque no muy bien desarrollado a veces, comprensible. Digo que no muy bien desarrollado porque hay momentos en los que la confusión y la ambigüedad también se hace dueña de la película, y el espectador se revuelve inquieto en la butaca, esperando con impaciencia que se acabe la escena en cuestión. Peligros, quizá, de saber de que va la cosa.
Otra cuestión muy distinta es el tono en el que está contado el relato. Es casi intimista, muy alejado del espectáculo efectista que nos hubiera regalado Jolivúd. Hay que recordar que se trata de una coproducción italo-francesa y que a Grabiele Salvatores le dieron el Oscar a la mejor película extranjera en 1992 por MEDITERRÁNEO, y esas cosas se notan en la realización, más europea, más contando vidas y sentimientos de personajes que acciones espectaculares y hechos fabulosos, aunque todo quede una miaja deslucido a causa de Christopher Lambert, inexpresivo y muy mecánico, que tiene toda la pinta de no creerse lo que hace. Vamos, que fatal.
Pero cuidado, no quiero decir que la película transcurra entre bostezo y bostezo. Los efectos visuales son impecables, la realización ágil y la formula narrativa empleada ingeniosa.
Son dos los protagonistas, Solo, y Jimi. Jimi (el chico) es programador de videojuegos, y Solo, el protagonista de su última creación. Un virus que se ha colado de rondón en el ordenador de Jimi provoca que Solo desarrolle inteligencia e individualidad, y sea perfectamente consciente de que es parte de un programa, y que su vida se repetirá una y otra vez. Entonces se pone en contacto con Jimi y le pide que lo borre, que no permita que la angustia de la sucesivas e innumerables muertes a las que se ve abocado se repita una y otra vez. Jimi, muy blandito a causa del abandono de Lisa, su novia, accede a esto, pero para ello debe entrar en el ordenador central de su empresa, donde una copia del programa, NIRVANA, está preparada para comercializarse por millones y, de paso aprovecha, para darle un poco de alegría al cuerpo, buscar a su novia y medio contratar, medio dejarse estafar, por un hacker venido a menos, Joystick, que le proporcionará los medios para llevar a buen fin todos sus planes.
La película transcurre entonces entre el mundo real, cosmopolita y arrastrado, por el que Joystick lleva y trae a Jimi y el virtual, de NIRVANA, donde Solo pretende sustraerse a la programación y que el resto de los personajes del juego sean partícipes de sus descubrimientos.
NIRVANA se deja ver, ya digo que es obligado para adictos a ciberpunk y un pasarratos para el resto de los aficionados a la ciencia-ficción. Rigor técnico, como todo producto ciberpunk que se precie, no tiene ni un poquito, pero a ratos es ciertamente poética, sobre todo cuando Lisa anda por medio, y divertida cuando acompañamos a Solo paseando las penas por su mundo virtual.
Y hay un detalle que quiero hacer notar; Terry Gilliam con 12 MONOS, Luc Besson con EL QUINTO ELEMENTO, ahora Gabrielle Salvatores con NIRVANA, Jean Pierre Jeunet se nos echa encima con ¡al fin! ALIEN, RESURRECCIÓN y Paul Verhoeven andará dando los últimos toques a TROPAS DEL ESPACIO. Es curioso, muchos de los últimos grandes proyectos de la ciencia-ficción cinematográfica en manos de europeos. ¿Querrá decir algo esto? Lo dicho, cuando menos curioso.
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Publicado originalmente el 23 de noviembre de 1997 en www.ciencia-ficcion.com