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BATMAN VUELVE EE. UU., 1992
Título original: Batman returns
Dirección: Tim Burton
Guión: Daniel Waters
Producción: Tim Burton, Denise Di Novi
Música: Danny Elfman
Fotografía: Stefan Czapsky
Duración: 126 min.
IMDb: tt0103776. Doblaje: (es-ES) (ca-ES)
Reparto: Michael Keaton (Batman / Bruce Wayne); Danny DeVito (Pingüino / Oswald Cobblepot); Michelle Pfeiffer (Catwoman / Selina Kyle); Christopher Walken (Max Shreck); Michael Gough (Alfred Pennyworth); Michael Murphy (Alcalde); Cristi Conaway (Princesa de hielo); Andrew Bryniarski (Charles «Chip» Shreck)
Comentarios de: Mario G. Liaño

Esta claro que cuantificar la calidad de un producto de entretenimiento puede resultar un ejercicio de subjetividad enorme, y no podría ser de otra forma en el mundillo del cine. La supuesta eficacia de la cinta de la que vamos a hablar solo está refrendada por una vulgar opinión (la mía) que puede ser contradicha, y de hecho lo será, en cualquier momento.

Y es que el filme que revisamos en esta ocasión quizá no sea del agrado de todos. Al ponerme enfrente del teclado y empezar a ordenar las ideas sobre BATMAN VUELVE, me doy cuenta de que lo primero que me viene a la cabeza es la tradicional disputa entre detractores y amantes de esta película.

Hay unanimidad entre los fans del Hombre murciélago en decir que la primera entrega del Batman dirigido por Tim Burton es extraordinaria. Ya comentamos en su día como el excéntrico realizador supo captar a la perfección las características oscuras y casi anti-heroicas del personaje reinventado por Frank Miller, y trasladarlas a la gran pantalla sin olvidarse de aplicar su sello personal y esa forma tan particular de concebir el cine. Jack Nicholson dio vida a un Joker absolutamente inolvidable y Michael Keaton fue asumido por todos como un Caballero oscuro más que notable.

Sin embargo a la hora de analizar su continuación, que llegaría unos años más tarde, los aficionados no estuvieron tan de acuerdo. Un sector de los espectadores despreció la cinta por considerarla absurda, ñoña y disparatada. Otro (en el que me incluyo) aupó el proyecto a una categoría superior a la de su predecesora.

Se podría decir, sin miedo a la equivocación, que BATMAN VUELVE es un producto moderadamente personal. Burton desplegó toda su creatividad en esta cinta, con lo bueno y lo malo que esta decisión arrastraría. La estética, mezcla de goticismo tétrico con ambientes navideños, es arriesgada y sorprendente a partes iguales. El enfoque, casi de macabro cuento para niños, que el director decidió insuflarle a sus personajes no fue bien recibido por todas las audiencias. El humor negro que triunfó en la edición anterior también existe aquí, y sino mirad al Pingüino conduciendo el Batmóvil de juguete, pero la caricaturización extrema de las situaciones (¿un ejercito de pingüinos?) no fue aprobada por el gran público de la misma forma.

Lejos de utilizar personajes arquetípicos, tan habituales en las historias de superhéroes, el guión describe esta vez a un trío de rarezas (Catwoman, El pingüino y el propio Batman) que se disfrazan de una u otra forma para disimular su verdadera naturaleza. La línea entre el bien y el mal es más fina ahora y la diferencia entre Bruce Wayne y sus antagonistas no está tan clara.

La mujer-gato actúa de tal modo que su homónima nunca haría. Al enfundarse en látex, Selina Kyle (espectacular Michelle Pfeiffer) se transforma en una versión apasionada, oscura y sin ataduras de si misma, que puede convertirla tanto en heroína como en villana. La relación paralela Bruce/Selina, Batman/Catwoman está extraordinariamente llevada y se convierte en uno de los motores del filme.

Por otro lado, El pingüino se presenta como un personaje vengativo y violento pero que, en última instancia, da buena muestra de sus sentimientos y sus circunstancias. Al contrario de lo que casi siempre ocurre en Hollywood, donde el villano de turno trama la fechoría más desagradable justo antes de morir, en este caso Burton nos muestra el lado más humano y débil de Oswald Cobblepot justo antes de matarle. Este detalle da una fuerza muy importante al personaje, unido a la maravillosa intro de la peli con la cuna del pingüinito echada al río en un ejercicio cien por cien burtoniano. A pesar de la nominación a los Razzies de Danny DeVito por esta interpretación, yo me declaro defensor del personaje.

Para completar el hipercomercial elenco electoral (como siempre en las pelis de Batman) un excepcional y muy particular Christopher Walken da vida al manipulador maluto en la sombra al que la jugada acaba saliéndole mal. El nombre del personaje en la peli es el de Max Shreck; directamente sacado del mítico actor que interpretara a Nosferatu en el filme expresionista de F. W. Murnau.

Los gadgets, los bat-vehículos, las peleas y las secuencias de acción siguen apareciendo, aunque desde un punto de vista un poco diferente. Se podría decir que la peli da más importancia a la belleza estética que al ritmo en la puesta en escena, con un resultado más que correcto en cualquier caso.

En contraste con la ambientación navideña entra en juego el circo del Triángulo rojo (detalle que recuerda a la banda del Joker y muy del estilo de la estética del director) que sumado al mencionado ejercito de pingüinos (algunos de ellos de dimensiones gigantescas) y a la aún más exagerada atmósfera gótica de la ciudad, confieren al filme un estilo tenebroso-colorista bastante arriesgado que no gustó a todos.

Aún no declarándome ferviente seguidor de Tim Burton, creo que el toque personal que dio a esta cinta no fue sino un acierto, realizando un producto que se alejaba un poco más de su referente en papel pero con resultados innegablemente interesantes a pesar de todo.

Dictamen: IV.

© Mario G. Liaño, (871 palabras) Créditos
Publicado originalmente en El hombre de arena el 16 de noviembre de 2007

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