Sinopsis
Un científico ha creado una sustancia que, inoculada a los humanos, los transforma en humanoides superdotados para la guerra, con el propósito de dominar primero el planeta Metrópolis y después toda la galaxia. Un puñado de disidentes emprenderá una épica lucha para salvar al Universo.
El año 1977 fue el del estreno mundial de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (STAR WARS EPISODE IV: THE NEW HOPE, George Lucas), cinta concebida a la usanza de una de Serie B pero con presupuesto de Serie A. El film de Lucas, una lujosa space opera que, además, funcionaba como una perfecta mixtura de géneros, arrasó en las taquillas del mundo entero, convirtiéndose en uno de los títulos más taquilleros de la mítica Fox y en una de las mejores y más importantes películas de la historia. Su aclamado pase por salas comerciales provocó una eclosión de imitaciones, generalmente burdas, perpetradas por todas las cinematografías, entre las que destacó la italiana, que apenas un año después lanzó deprisa y corriendo STAR CRASH (Idem, Luigi Cozzi, 1978), una de las cintas de ciencia-ficción más penosas jamás producidas. El cine de género italiano, no demasiado bueno en general, se mostró ansioso por rentabilizar el tirón de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS, así que en 1979 rizó el rizo estrenando la cinta que nos ocupa, una de las space operas más conocidas y denostadas del cine trasalpino.
Confieso que en el momento de su estreno EL HUMANOIDE me resultó entretenida, pues no dejaba de ser ciencia-ficción; pero no me queda más remedio que admitir que la obra de Lado no resiste una revisión. Film absolutamente coyuntural, surgido para aprovechar un fenómeno cinematográfico y realizado con grandes prisas para estrenarse antes de que, presumiblemente, se eclipsara el eco del triunfo del de Lucas, posee escasas virtudes y demasiados defectos. Aldo Lado contó con un presupuesto bastante digno y unos efectos especiales resultones, pero el patético guión echó a perder todo el conjunto, que tampoco es que valiera tanto. Dejando a un lado su condición casi confesa de plagio de la genial película de Lucas, EL HUMANOIDE se revela como un pastiche difícil de digerir, en el que se mezclan elementos típicos de la ciencia-ficción con historias de espionaje, al estilo de las que producía el cine europeo en los 60, y con influencias del budismo, de George Orwell y hasta del género terrorífico, no en vano el humanoide del título guarda cierta semejanza con el monstruo de Frankenstein. No cabe duda de que Bolzoni y Lado trataron de darle cierta pátina de originalidad a la historia, pero como dejaban mucho que desear como guionistas, el resultado final es penoso, no salvándose siquiera la horrorosa partitura a base de sintetizadores del por otra parte magistral Morricone, quien sin duda asumió el asunto como un trabajo meramente alimenticio. Quizá lo más llamativo sean las maquetas, bastante logradas y obra de un artista español tan notable como Emilio Ruíz. En cuanto a la segunda unidad, estuvo al cargo de Enzo Castellari, experto en aprovechar éxitos del cine americano, con predilección por el bélico.
Para atraer la atención de los potenciales espectadores se optó por un reparto internacional, encabezado por cuatro actores de cierto renombre. Kiel, Bach y Clery ya habían destacado algo en las últimas entregas de la serie de James Bond 007, y en cuanto a Arthur Kennedy, era uno de los secundarios de lujo más notables del cine americano. Por desgracia, el producto en el que estaban inmersos adolecía de una notable falta de calidad argumental, y ello se notó mucho en sus personajes, excesivamente estereotipados y casi increíbles. Esto fue mucho más notorio en el caso de Barbara Bach, que dio vida a Lady Agatha, una improbable trasunta de la siniestra condesa Bathory, caracterizada por un peinado imposible. Del resto del reparto se encargaron unos muy mediocres actores europeos, con profusión de nombres italianos entre ellos, que hacen lo que buenamente pueden, habida cuenta de sus limitaciones como intérpretes.
No puede negarse que EL HUMANOIDE funcionó relativamente, pues aunque no fue un éxito, dejó cierto beneficio en taquilla. Pero eso hay que achacárselo, más que a los logros del film de Lado, al efecto llamada provocado por el de Lucas. La gente quería ciencia-ficción y tragaba lo que le echaran. Pero muy pronto quedo claro que la de Lado era una cinta no sólo oportunista, sino también pésimamente rodada e interpretada, que nada tenía que ver con la inmortal obra de George Lucas. No obstante, y ya para concluir, recomiendo su visionado, aunque no sea más que para comprobar hasta dónde pueden llegar algunos para intentar aprovecharse de lo conseguido por otros.