Un problema que arrastra esta saga desde al menos la quinta entrega es que apenas aporta nada nuevo. Poco a poco se van dando pinceladas de cómo es ese mundo futuro en el que se desarrolla, y excepto los enfrentamientos contra los Predators, cada película no hace más que recoger esos fragmentos, reelaborarlos y repetir el mismo esquema: grupo de paniaguados encuentran nécoras, nécoras infectan a uno o varios paniaguados, xenomorfos masacran sistemáticamente a los paniaguados hasta que solo queda uno, y no siempre con unas buenas expectativas a futuro.

De hecho, ALIEN: ROMULUS es un pastiche a base de recortes de todas las entregas anteriores. Como novedad nos encontramos que la acción arranca en la colonia minera de Jackson´s Star, un planeta perdido a 65 años luz de la Tierra, y que en esta ocasión los paniaguados no son curtidos exploradores espaciales, ni bregados militares, ni mercenarios sin escrúpulos, sino una pandilla de post-adolescentes con ganas de huir de semejante pozo de miseria.

El resto ya se lo saben: la pandilla sube a la estación Romulus, se topa con los aliens, los aliens se los cargan con sistemática eficacia y la protagonista se salva por los pelos tras zurrarse la badana con el último engendro que surge por sorpresa, engendro que es lo más inquietante de la película, porque en esta ocasión los xenomorfos, en vez del tétrico aspecto quitinoso de sus predecesores, y pese a estar bien modelados, parecen de plasticurri de no muy buena calidad.

El caso es que tenemos un poco de todo: una tripulación poco avisada como la del ALIEN original, compuesta por gente muy variopinta (y joven) También recuperamos a Ash, en realidad Rook (un homenaje a Ian Holm), que anda por ahí destripado y conspirando contra la chavalería. La estación Renaissance no deja de ser la USM Auriga 2.0 de ALIEN, RESURRECCIÓN, donde la malvada corporación Weyland-Yutani hace experimentos con los aliens. Internamente, la Renaissance está casi calcada de la colonia de LV-426 de ALIENS, con sus mismos niveles, covachas con decoración alienígena y víctimas colgando aquí y allá, aunque en esta ocasión nos falta una reina.

Hasta se rememora la lluvia en la que se recreaba Brett en la bodega de la Nostromo, aunque en esta ocasión de forma, quizá por lo repetido del recurso, poco inquietante pese a lo estremecedor de la escena.

También han vuelto a repetir, aunque con variantes notables, el arranque clásico de estas saga: ordenadores volviendo a la vida entre pitidos y repiquetear de relés, y despertares poco agradables, aunque no sea en nave alguna y los ordenadores arranquen estando la nave de turno ya en plena misión.

Otra cosa que llama la atención es lo anticuada que se ha quedado la tecnología de estas películas. Por pura coherencia deben mantener aquello que ya vimos en el primer Alien, pero no dejan de ser entrañables y poco convincentes esas pantallas desplegando listados trabajosamente, esos relés estruendosos, botoneras y más botoneras en los puestos de mando, pantallas y cámaras de una resolución ridícula. La única concesión a la modernidad es un de fusil de asalto que parece tener incluida más tecnología que toda la Renaissance. Rizando el rizo, hasta los terminales de ordenador recurren a la estética de los viejos Commodore PET.

Todos estos detalles que juegan con la complicidad del espectador veterano se ven empañados por el doblaje en España. Una de las escenas más celebradas de ALIEN es el momento de la despedida burlona de Ash tras informar a Ripley que están jodidos: No tenéis ninguna posibilidad, pero... (¿rie?) contáis con mi simpatía. Fede Álvarez no se ha podido resistir a repetir el momento, pero claramente por ignorancia del traductor y del director de doblaje y, sin conocer las diferencias entre ambas versiones, puede que el poco arte del propio Álvarez, Rook dice con desgana y apresuradamente No tenéis ninguna posibilidad, pero tenéis mi simpatía. Más frío que el mismísimo espacio.

De los protagonistas poco que decir. Personajes perfectamente intercambiables, sin gran relieve, el justo para diferenciarlos unos de otros más allá del nombre, pero sin el menor carisma. Lo más original es la presencia de Andy (David Jonsson), un androide defectuoso que depende completamente de su hermana Rain (Cailee Spaeny). A su vez Rain mantiene un vínculo profundo con Andy que provoca alguna de las escenas más espectaculares de la película. No se explica exactamente el porqué de esto, pero en algún momento se hace referencia a que el padre de Rain encontró a Andy en un vertedero. Me barrunto que en el background de la película los padres de Rain dejarían a la niña al cuidado del androide hasta que ésta le superó en capacidad e inteligencia y la relación de cuidador-cuidado se invirtió.

En el aspecto narrativo Fede Álvarez se lo toma con calma. Dedica la primera media hora en presentar personajes y ubicarlos para que les ocurra lo que les tiene que ocurrir. No es una media hora aburrida, pero a los veinticinco minutos aparece la impaciencia, todo lo más sabiendo donde acabará todo aquel largo prólogo. El ritmo del resto es igual de pausado, el director no parece tener ninguna prisa en contarnos lo que ya sabemos, más o menos, que va a pasar.

En general me ha parecido un intento de acercar la saga a las nuevas generaciones, de ahí la juventud de los protagonistas y el tiempo que se toma en explicar las cosas, a la vez que abunda en los guiños para contentar a la vieja guardia. Parece que ambos objetivos se han cumplido porque la película funcionó admirablemente en taquilla, de hecho es la que más recaudación ha obtenido de toda la saga.

Sin embargo, y pese a que es una película de aventuras y terror más que correcta, me ha parecido sosa y rutinaria. Da todo lo que se espera y lo da en el momento justo y la medida exacta, pero no es rompedora, ni añade nada relevante al mito de los xenomorfos. De hecho, desde RESURRECCIÓN, todas las películas de la saga Alien han sido sosas y rutinarias, siguiendo a rajatabla el esquema de la masacre de paniaguados y haciendo de cuando en cuando alguna revelación acerca de los manejos de la Weyland-Yutani, revelación que amplia el paisaje pero no hace avanzar la saga. Quizá, lo más notable de la película es que la Disney, que controla ahora los derechos, ha respetado escrupulosamente el espíritu de de la saga sin añadidos no solicitados. Que tomen nota otros negociados de la empresa.

Quejas aparte, lo cierto es que la fórmula funciona, son películas bien hechas y dan al espectador no tanto lo que pide, como lo que espera. Si funciona, no lo toques. Peeero... ya tenemos anunciada serie de televisión que espero le de un giro a la narrativa habitual.

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