
The Black List es una encuesta anual que se publica en los Estados Unidos referente a guiones cinematográficos. Si bien el nombre podría ser engañoso y hacer creer que la lista incluye a las historias malditas que Hollywood jamás produciría, en realidad se trata de guiones que son votados como inteligentes, creativos, atractivos y con gran potencial que pueden permanecer encajonados durante años hasta que un gran director los emplee y produzca una gran película. Para el caso de I AM MOTHER, el guión fue mencionado por primera vez en la lista en 2016, y no fue hasta que el director primerizo Grant Sputore le puso el ojo encima que ha aparecido una película muy interesante como la que ahora comentamos.
En una co-producción australiano-estadounidense, la cinta se perfila como una verdadera sorpresa en el cine de ciencia-ficción contemporáneo y, especialmente, en el cine de ciencia-ficción australiano. Luego de haber recibido propuestas interesantes como UPGRADE: MÁQUINA ASESINA (2018), cinta sesuda que explora a través del thriller la relación simbiótica entre un ser humano y una inteligencia artificial, Australia ofrece de nueva cuenta una película que invita al público a reflexionar en todo momento.
En una estación tecnológica terrestre se informa al espectador que la humanidad ha desaparecido luego de una catástrofe no especificada. La estación cuenta con un gigantesco banco de embriones humanos y su función es reiniciar a la humanidad. Madre, un robot diseñado para la crianza humana, inicia el proceso con la selección del primer embrión femenino. A través de los primeros minutos se observa cómo la niña seleccionada crece rápidamente en un mundo cerrado y sistematizado.
La crianza, las habilidades y las destrezas de la Hija, interpretada por la actriz y cantante danesa Clara Rugaard, es de lo más detallada. Es una gran bailarina, conoce con claridad muchos de los detalles técnicos para reparar a la propia Madre y sabe atender emergencias en la estación como las fallas repentinas en el suministro eléctrico. Como parte de su educación se le instruye en la filosofía kantiana, mientras que Madre discute con ella algunos experimentos mentales en torno a posibles dilemas morales que versan sobre la sobrevivencia del ser humano en condiciones adversas. Madre es su única amiga y compañera, su figura materna y su instructora, alguien que constantemente le advierte que el exterior es muy peligroso y no debe salir de la estación por ningún motivo. Pero la historia da un giro inesperado cuando una Mujer, interpretada por Hilary Swank, aparece súbitamente del exterior solicitando acceso a la estación. Su vida corre peligro ya que ha recibido un disparo en la cadera. Pese a las negativas de Madre, la Hija la deja entrar.
Es a partir de aquí cuando la Hija entrará en un conflicto en torno a las versiones de Madre y la Mujer. Madre afirma que no había registros de humanos en el exterior, mientras que la Mujer acusa a Madre de ser el enemigo responsable de la extinción de la humanidad. En una guerra de versiones y verdades a medias, la Hija iniciará una carrera para descubrir el exterior y su verdadera misión en la estación.
En un guión muy bien ejecutado acompañado de una gran banda sonora, la película aborda múltiples temáticas en un ambiente post-apocalíptico. Por una parte, se ofrece un giro refrescante a las historias clásicas referente a los robots que toman conciencia de sí mismos para rebelarse en contra de sus creadores. En este caso, las máquinas han optado por un programa eugenésico cuyo objetivo es reiniciar todo desde cero. Así, Madre sólo cuenta lo necesario a la Hija, pero la gran curiosidad de esta última la llevará a explorar los confines de la estación para descubrir la visión eugenésica de Madre, sus experimentos y lo que realmente le ocurrió a toda la humanidad.
En uno de los giros más inesperados, el espectador descubre que la Mujer se muestra como alguien que busca que la Hija abra los ojos y escape con ella. Sin embargo, en un tono muy crítico, la cinta problematiza la vida del revolucionario que se rebela contra el sistema para mostrar que sus propios espacios y circunstancias no son mucho mejores que el sistema que cuestiona. En este sentido, la película recuerda a otra aclamada película titulada LA LANGOSTA (Dir. Yorgos Lanthimos, 2015), en donde justo la rebelión y el abandono de un sistema opresor no necesariamente lleva a una vida de libertades y comodidades.
En otro de los mejores momentos de la película, el espectador descubre los sentimientos encontrados de la Hija frente al papel de la Madre. En una discusión en torno a la maternidad, la Hija entra en un verdadero conflicto al descubrir su misión y al enfrentarse al droide que la crió. En este sentido, I AM MOTHER plantea una serie de interrogantes justo al final de la historia: ¿puede este robot ser una madre de verdad? ¿Es posible destruir a esta figura materna luego de descubrir que la hija es su experimento más exitoso? ¿Quién es la Madre a final de cuentas?
En definitiva, una cinta muy bien ejecutada de principio a fin que ofrece una serie de discusiones interesantes y reflexivas a lo largo de su historia.