
Por estos días y gracias al filme LA FORMA DEL AGUA (2017), se vuelve a poner de moda un clásico del género de ciencia-ficción terrorífico, LA CRIATURA DE LA LAGUNA NEGRA (LA MUJER Y EL MONSTRUO), película de 1954 que siendo parte de la galería de monstruos de la productora Universal, resulta mucho más que una película que algunos consideraron en su momento como de clase B.
El tiempo le ha dado la posibilidad de revancha a esa criatura solitaria que pasaba buena parte del tiempo sumergida, hasta que llegaron los peligrosos seres humanos a buscarle en el profundo Amazonas. Mucho antes que todos los parque jurásicos que hemos visto, aquí llegaba una criatura milenaria, con la misma capacidad de aterrorizar, pues confirmaba la posibilidad de una evolución diferente, un anfibio humano. Una criatura poderosa, pues como algún alien perdido en el espacio, parecía tener una naturaleza indestructible. Aunque a diferencia del monstruo extraterrestre, al hombre anfibio le salvaba cierta ternura y su empeño constante, al encontrar el amor de su vida.
En este caso, se trata de lo que García Márquez llamaría un amor contrariado, la obsesión por parte de la criatura hacia una científica que es tan bella como distante e indiferente, interpretada por Julie Adams (en los créditos aparece como Julia), con unos luminosos ojos que se adivinan verdes a pesar que la película es en blanco y negro. El amor por parte de la criatura, nace cuando ve nadar al personaje de Adams y se le acerca, en una escena que tiene tanto de terrorífico como de delicada inocencia. Se anticipa a TIBURÓN en la misma toma, o posiblemente la escena del filme de Spielberg sea un homenaje a la de esta película.
A diferencia de la manera trágica como termina la escena en TIBURÓN, en esta solo hay un simple roce de la mano de la criatura con el pie de la muchacha que nada en la laguna, pero ella no lo determina. Solo al final de la película parece que hay un asomo de humanidad, no por parte del monstruo, sino de la mujer, que por fin parece adivinar a todo lo que se ha expuesto la criatura por llamar su atención. Es una tragedia romántica y seguramente esa impresión es gracias a la dirección de Jack Arnold, quien revive el mito de la bella y la bestia, como ya lo habíamos visto en KING KONG, no en vano la película se conoció en español como LA MUJER Y EL MONSTRUO..
La película tiene aspectos técnicos relevantes, la filmación de escenas submarinas que se anticipó a muchos de los filmes con similar temática, de igual manera fue un filme realizado en técnica de 3D, para quienes crean que ese desarrollo es solo de estos días. La actriz, diseñadora e ilustradora Milicent Patrick, fue quien perfiló la figura de la criatura, aunque no se le diera el crédito en la película. El enamoradizo monstruo fue interpretado por dos diferentes actores, destacándose Ricou Browning, consumado nadador y buzo experto, quien luego sería escritor, productor y director.
Igual de interesante es conocer la génesis de la historia. La idea original es del productor de la película William Alland, quien mientras actuaba en CIUDADANO KANE, durante una cena le escuchó al cinematógrafo mexicano Gabriel Figueroa una leyenda sobre hombres anfibios en el río Amazonas, que sirvió de inspiración posterior para la criatura. En efecto, en la inmensa región del Amazonas hay toda una mitología como el dios Yaracuna o los llamados hombres-sapos
, que corresponden a características de hombres anfibios.
El director Jack Arnold es un gran representante de la ciencia-ficción cinematográfica de los años cincuenta, con tres títulos claves de la primera edad dorada del género, IT CAME FROM OUTER SPACE (LLEGÓ DEL MÁS ALLÁ, 1953), TARÁNTULA (1955) y THE INCREDIBLE SHRINKING MAN (EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE, 1957). La criatura que nos ocupa hoy día, está precisamente en medio de estas obras y en cierta forma engloba lo que representan las otras.
La película de la criatura tuvo dos secuelas, que no fueron tan exitosas, la titulada REVENGE OF THE CREATURE (LA REVANCHA DE LA CRIATURA) de 1955, que quizás solo se rescate por ser el primer filme en que aparece Clint Eastwood y fue dirigida también por Arnold, así como por THE CREATURE WALKS AMONG US (LA CRIATURA CAMINA ENTRE NOSOTROS) de 1956.
Sin embargo, considero que la verdadera secuela y autentica revancha es LA FORMA DEL AGUA, presentando la reivindicación de aquella criatura enamorada y no correspondida, que se enfrentó a todos por conseguir la atención de aquella mujer inalcanzable. El realizador Guillermo del Toro, estuvo considerado hace algunos años para dirigir una nueva versión de esta criatura amazónica y él no ha negado la relación entre su obra y ese antecedente.
El gran director sueco Ingmar Bergman decía que LA CRIATURA DE LA LAGUNA NEGRA, era la película que siempre veía en su día de cumpleaños. Aunque como diríamos en casa, al menos en mi caso y casa, no da para tanto la emoción
. De todas formas sí hay motivos para verla al menos una vez, así no sea su cumpleaños.
En Twitter observo criaturas de todo tipo como @dixonmedellin
Jack Arnold es uno de los directores más representativos del cine fantástico de los años 50, década durante la cual realizó nada menos que dieciocho películas, algunas de notable calidad. A mi juicio, la mejor obra de este gran artesano del cine es LA MUJER Y EL MONSTRUO, enésima revisión del mito de La Bella y la Bestia, trasladado ahora a las fétidas aguas de una siniestra laguna en algún lugar de la jungla sudamericana.
Aunque la película está argumentalmente estructurada siguiendo los patrones típicos del cine fantástico que producía la Universal en aquella época, Arnold consiguió realizar una obra muy superior a otras similares gracias a dos valiosas aportaciones: el empleo de las tres dimensiones, y el extraordinario aliento poético con el que nos describe la pasión primaria de un humanoide anfibio por una hermosa mujer, Kay (Julie Adams) única fémina en el grupo de científicos que se adentran en aquella jungla casi inexplorada. LA MUJER Y EL MONSTRUO tiene muchos puntos en común con KING KONG (el original de 1933, no las chapuzas perpetradas posteriormente) pues, al igual que el gigantesco gorila de la Isla de la Calavera, esta Criatura de la Laguna Negra (traducción literal del título original) será arrastrada a la destrucción por la atracción salvaje que le inspira la belleza de la hembra humana. La caracterización del actor que interpreta al repulsivo hombre-pez es excelente, y esto, unido a la sutil carga de humanidad que Arnold introduce en el comportamiento del monstruo, hace que lo recordemos como una de las criaturas más entrañables del cine de ciencia-ficción.
El film es pródigo en escenas inolvidables, pero sin duda la mejor es la del secuestro de la muchacha, rodada por Arnold como si de una especie de ballet acuático se tratara. Kay está nadando, con un sugerente bañador blanco muy de los 50, y el monstruo llega a su altura, evoluciona alrededor de ella lentamente, como tratando de romper su timidez, como si quisiera darle a entender que no va a hacerle ningún daño, y luego la arrastra a su cueva para disfrutar de la contemplación de su belleza.
Como muchas otras películas notables de su época, LA MUJER Y EL MONSTRUO fue rápidamente olvidada. Pero sus pases por televisión y sus ediciones en vídeo y DVD contribuyeron a revalorizarla, y con ella, a la totalidad de la obra de Arnold. No obstante, en el momento de su estreno fue un gran éxito, lo que propició el rodaje de una secuela titulada REVENGE OF THE CREATURE (LA VENGANZA DE LA CRIATURA, 1955) también dirigida por Arnold pero muy inferior a la original, entre otros motivos porque fue un encargo de la Universal que el director no tenía ninguna gana de hacer.
LA MUJER Y EL MONSTRUO es una película muy recomendable, dotada de un guión magnífico que juega lo justo con los tópicos, interpretaciones sobrias, propias de unos actores que nunca fueron estrellas pero que eran grandes profesionales, y una puesta en escena magistral. Lo único que lamento es no haberla visto nunca en sus originales 3D. Pero, ¿quién sabe? Tal vez algún día se me presente la oportunidad.