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LA COBRA EN LA CESTA DE MIMBRE
LA COBRA EN LA CESTA DE MIMBRE España, 2011
Título original: ---
Dirección: Carlos Atanes
Texto: Carlos Atanes
Producción: Carmen García Pintado
Música: Marc Álvarez
Fotografía: ---
Duración: 70 min.
IMDb: N/C
Reparto: Ana Mayo (Maria); Jorge Cabrera (Julio)
Francisco José Súñer Iglesias

No soy especialmente aficionado al teatro, de hecho no recuerdo cuando fue la última vez que estuve en una función antes de ver esta Cobra, (entra dentro de lo posible que alguna obra de Ángeles Martín mucho antes de que empezara a ejercer de madre arrabalera de pijas revenidas, y ya ha llovido) y tengo que admitir que, de no ser porque esta obra está salida de la mente de un amiguete, ni me hubiera molestado en acercarme a verla. Ni aún estando más que claro que se trataba de una obra de género.

La ciencia-ficción tampoco es que se haya prodigado especialmente sobre los escenarios, se puede pensar que la grandiosidad de los decorados es un problema a la hora de montar adaptaciones de obras más o menos conocidas, pero eso no es un impedimento de por si, los autores teatrales han demostrado a lo largo de los siglos una gran capacidad para sugerir grandes batallas sin más que un hábil uso de la tramoya y el fraseado adecuado. Incluso si se considerara un obstáculo insalvable, hay relatos y novelas que transcurren casi exclusivamente en un único escenario, o que al menos se pueden reducir a tal extremo sin mayores problemas, SOLARIS, por ejemplo, no necesita de grandes alardes, ORA:CLE, transcurre de principio a fin en el apartamento del protagonista. Incluso APOLO 13 podría contener la dimensión interplanetaria en la que transcurre a los diez metros de un escenario.

No obstante, la opción más racional no es adaptar sino escribir pensando en. Carlos Atanes lo hizo así con LA COBRA EN LA CESTA DE MIMBRE, es una obra que se puede montar en cualquier sitio y apenas con una zanahoria o alguna hortaliza de naturaleza consistente para su reutilización durante al menos un par de días.

La simplicidad del montaje no implica que la obra lo sea. Inspirada directamente en las historias de abducciones extraterrestres cuenta como Julio, un marinero tan viajado como vividor, y Maria, una pija revenida (si, Ángeles Martín podría haber interpretado a su madre lenguaraz, pero no es el caso) se encuentran encerrados en una jaula de un zoo alienígena. Ahí, expuestos a la curiosidad de los visitantes, pasan el tiempo esperando a que les alimenten (de ahí la necesidad de la zanahoria) y a que grupos de chiquillos vocingleros se asombren ante la exótica atracción.

El argumento tampoco es terriblemente original, es posible rastrear abducidos y zoológicos alienígenas por casi toda la historia de la ciencia-ficción. Los encontramos en MATADERO CINCO o algunos episodios de Más allá del límite. Los humanos de EL PLANETA DE LOS SIMIOS también se encuentran sometidos a la inversión de papeles. Con todo, no es tanto el argumento lo que importa, sino como se cuenta y como se desarrolla. En este caso el resultado es más que convincente.

La puesta en escena es mínima, los dos actores, un espacio delimitado en el suelo para acotar la jaula y la zanahoria. Lo demás lo pone el texto y el trabajo actoral. Como es de suponer, lo limitado del espacio disponible y los caracteres contrapuestos de pija y marinero provocan una serie interminable de conflictos. Julio es un veterano en el zoológico, lleva años allí y sabe de sobra que no hay escapatoria, María, recién llegada, piensa todo lo contrario, e intenta escapar por todos los medios. La pasividad del uno y la urgencia de la otra se invierte en lo que respecta a la ineludible intimidad de la que disfrutan. Julio quiere sexo, María no. Todas estas circunstancias se van hilvanando a través de diálogos chispeantes, y situaciones a veces cómicas, a veces no.

El trabajo de Ana Mayo y Jorge Cabrera es impecable, aunque a veces se echa en falta un poco más de sosiego a la hora de declamar. No siempre los personajes hablan de cara al público, y eso en una sala pequeña, de acústica limitada, junto a una recitado demasiado rápido, hace que en ocasiones no sea posible captar bien los diálogos. La angustia, la desesperación, la apatía, la indiferencia, el ansia, los cambios de humor, todo queda perfectamente reflejado, con un resultado final más que aceptable.

La lástima es que el montaje no va a durar demasiado, es más, posiblemente cuando se publique esto ni siquiera esté en escena, ya que la sala donde se representa (AZarte) situada en pleno barrio de Chueca, presenta un ciclo de teatro dentro de los fastos englobados en el Orgullo Gay. No obstante, de encontrar otro acomodo, ya informaré sobre el particular porque la obra realmente vale la pena y tienen una duración lo bastante ajustada (unos 70 minutos) para no hacerse pesada si, por alguna extraña circunstancia, no es de tu agrado (o más probablemente del acompañante al que hayas liado)

© Francisco José Súñer Iglesias, (796 palabras) Créditos

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© 2011 Francisco José Súñer Iglesias
Publicado originalmente el 5 de junio de 2011 en www.ciencia-ficcion.com


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