Habrá quien crea que esta es la primera película de temática superheróica que se rueda en España. Lamento decirle que o bien le falla la memoria o bien es muy joven. Hace bien poquito tuvimos en pantalla la adaptación de SUPERLÓPEZ, con Dani Rovira poniendo cara a Juan López, si tenemos en cuenta la capacidad de recibir mamporros sin desmontarse y el mundo desquiciado donde se desarrollan, las adaptaciones de Mortadelo y Filemón también podrían incluirse en este rubro, aunque con reparos. Ya si nos remontamos en el tiempo tenemos que recordar la indescriptible SUPERSONIC MAN, del no menos inefable Juan Piquer Simón. Torrente no cuenta.
De todas formas hay que mantener las expectativas a raya, esta película es un cruce de referencias de producciones y cómics yankis, y si bien cuenta con la personalidad cañí que podemos esperar de una película made in spain (y que no habla de la Guerra Civil), y las humoradas chuscas son su mayor seña de identidad, su mayor fortaleza está en los permanentes guiños que hace al público más friki. Tanto es así que estoy completamente seguro que me he perdido un montón de referencias.
Por lo pronto hay que decir que la película se basa en la novela del mismo nombre del director, David Galán Galindo, que además ejerce de guionista adaptando su propio texto. Algo muy ventajoso puesto que ya desde el principio la traducción literaria a lo visual se salta el proceso de interpretación. La novela no me la he leído, pero tengo que suponer que al autor, guionista y director ya desde un principio tenía muy clara la puesta en escena. También hay que señalar que el autor/director es un experto en el mundo del humor, ha sido guionista para Andreu Buenafuente y de la comedia televisiva Gym Tony.
Como decía antes las influencias son bastante claras, hay mucho de Shyamalan, muchas situaciones cómicas, mucho disfraz, mucho friki desquiciado, mucho jugar con la complicidad del espectador (friki), pero eso nos lleva a otro problema, y es que si bien la trama fluye más o menos bien, las incrustaciones
comiqueras y superheróicas a veces, y pese a que es la temática de la película, están metidas un poco con calzador.
La estructura por lo demás es bastante típica, en Madrid se están produciendo una serie de truculentos asesinatos, bastante salvajes y rodeados de una parafernalia extraña y desconcertante. La pareja de policías que llevan la investigación también es típica, el ya jubilado Cosme (Antonio Resines), policía de la vieja escuela y ya de vuelta de todo, y David (Javier Rey) joven y con ideas frescas
, además de un carácter obsesivo, conforman un duo mil veces visto en el policiaco moderno. Pero para romper el esquema policial está la Norma (Verónica Echegui), la jefa de David y aficionada al cosplay (eso de disfrazarse de personaje de cómic) que le sugiere a David que busque en Jorge (Brays Efe), que regenta una tienda de comics y además es hijo de Cosme, el asesoramiento necesario sobre los escenarios de los crímenes.
La mayor parte de la película trata de cómo David se mueve fuera de su ambiente intentando comprender una literatura y unos personajes que le son completamente ajenos. Eso siempre ha funcionado desde el punto de vista cómico, pero en ocasiones se abusa de esas circunstancias con la mencionada sucesión de situaciones y referencias forzadas.
Para el espectador que no está tan metido en el mundo de los superhéroes se han buscado actores que ya de por si resultan ser un guiño cómico, al menos en el contexto en el que se les presenta, empezando por el propio Resines, como siempre muy en su
papel, además tenemos a Carlos Areces, Ernesto Alterio, Leonardo Sbaraglia y hasta el propio autor/director metido de extra con diálogo. Por buscar referencias, quizá un poco retorcidas, la caracterización de Brays Efe recuerda mucho a Ibai Llanos. Casualidad o no, otro detalle friki a tener en cuenta.
¿Es digna de ver? Depende, si quieres ver una película de frikis (¿lo he comentado ya?) a medio camino entre la humorada castiza y el policiaco más o menos de toda la vida, es tu película, pero si eres de los que siempre echa pestes de las asperezas de las películas españolas, está claro que no. Sirve para pasar un rato entretenido con algunas escenas hilarantes y otras tantas para olvidar, pero al menos mantiene el ritmo y no aburre. Al menos a mi no me aburrió.