
La ciencia-ficción cinematográfica de los años cincuenta se desenvolvía en los estrechos márgenes de la llamada Serie B; producciones de bajo presupuesto, rodadas en apenas unas semanas y destinadas a un público mayoritariamente juvenil, que se había aficionado al fantástico a través de las revistas pulp. Estas películas estaban producidas, generalmente, por pequeños estudios especializados en la realización de filmes para las sesiones dobles de los cines. También los departamentos de Serie B de los Grandes Estudios de Hollywood se ocuparon de la ciencia-ficción, creando algunas de las obras más míticas del género. Pero, como se ha dicho, las inversiones para este tipo de películas eran más bien magras, ya que la ciencia-ficción no era considerada como un género en sí misma, sino sólo un subgénero más dentro del fantástico. A pesar de todo, algunas de las mayors de la Meca del Cine se arriesgaron a producir cintas de ciencia-ficción con presupuestos de Serie A y ciertas pretensiones artísticas. La primera de ellas fue la 20th Century Fox, con su fabulosa ULTIMATUM A LA TIERRA (THE DAY THE EARTH STOOD STILL, Robert Wise, 1951) un film que creó escuela, y el primer intento serio de convertir la ciencia-ficción en un género independiente del fantástico. La película fue un éxito rotundo pero, a pesar de la inversión realizada y de sus innegables valores artísticos, la mayor parte de los críticos supuestamente especializados sólo vio en ella otro film más de marcianitos. Todavía hoy, cuando está reconocida como uno de los grandes clásicos del cine de ciencia-ficción, estos críticos siguen clasificándola estultamente como film de Serie B, metiéndola en el mismo saco que otras producciones de su tiempo claramente inferiores en todos los aspectos.
A pesar de todo, la ciencia-ficción funcionaba muy bien en taquilla, razón por la cual se rodaban cada vez más cintas de ésta temática. Y a mediados de la década, los Estudios más importantes de Hollywood, la mítica y todopoderosa Metro Goldwyn Mayer, se decidió a producir un film de ciencia-ficción de gran presupuesto. Los directivos del Estudio querían algo digno de la Metro, que fuese a un tiempo distinto y superior a las películas del género producidas hasta entonces. El resultado fue esta espléndida historia que se convirtió en uno de los grandes clásicos del cine de ciencia-ficción.
La acción del film transcurre en el siglo XXIII de nuestra Era. Una nave estelar, al mando del comandante J.J. Adams, llega al cuarto planeta de la estrella de primera magnitud Altair. Su misión es buscar a los posibles supervivientes de la nave científica Bellerophon, desaparecida veinte años atrás. En Altair IV encuentran sólo a dos supervivientes, el doctor Edward Morbius, un reputado filólogo, y a su bella hija Altair, nacida durante el largo viaje hasta ese sistema planetario. El recibimiento que Morbius dispensa a Adams y sus hombres no es nada cordial. En su primer contacto por radio les pide que no desciendan sobre el planeta, ya que si lo hacen, él no se responsabiliza de lo que pueda sucederles. Obviamente, Adams no hace caso y el crucero C57D de los Planetas Unidos aterriza en Altair, en unas coordenadas proporcionadas a regañadientes por el misterioso filólogo. Una vez en el planeta, son conducidos por un prodigioso robot a la residencia de Morbius, el cual, aunque ahora los trata con más consideración, insiste en que no necesita ayuda militar y en que deben abandonar Altair IV cuanto antes. Poco después aparece Altair, la hija de Morbius, una joven de increíble belleza, que se muestra fascinada por los astronautas, ya que en sus diecinueve años de vida no ha conocido a más hombre que su padre. La muchacha se siente inmediatamente atraída por Adams y éste por ella, lo que no parece agradar nada a Morbius.

Adams pregunta a Morbius qué fue del resto de los tripulantes y pasajeros del Bellerophon, y la respuesta de éste deja perplejos a los tripulantes del C57D. Todos murieron despedazados por un ente desconocido, por una fuerza extraordinaria que no ha vuelto a manifestarse durante los últimos diecinueve años. Morbius también muestra a Adams su gran descubrimiento: un inmenso complejo tecnológico subterráneo, que es todo lo que queda de una poderosísima civilización que habitó ese planeta, los krell. Adams insiste en que todo ese saber debe quedar bajo la supervisión de los científicos de los Planetas Unidos, pero Morbius piensa que la humanidad no está preparada para asimilar los ingentes conocimientos de todo tipo acumulados por los krell durante millones de años. El militar trata de convencer a Morbius, pero éste no da su brazo a torcer, e insiste una y otra vez en que deben irse de Altair IV si no quieren terminar como los tripulantes del Bellerophon. Adams tiene otros problemas, aparte de la testarudez del filólogo. La misteriosa fuerza destructora que aniquiló a la anterior expedición se manifiesta de nuevo. Una valiosa pieza del equipo de su nave es saboteada, y algunos miembros de la tripulación son asesinados por un ser invisible, criatura que poco después ataca a los expedicionarios, sin que las poderosas armas desintegradoras de éstos puedan detenerla. Cuando cesa el ataque del monstruo, Adams y el doctor Ostrow analizan los hechos recientes, llegando a una terrible conclusión: Morbius y la tecnología de los krell están sin duda relacionados con la aparición de ese ente infernal. El comandante decide abandonar el planeta llevándose a Altair, a la que ama, y al padre de ésta, por la fuerza si es preciso. Pero antes deberán enfrentarse de nuevo con el pavoroso ser invisible, cuyo verdadero origen descubre el doctor Ostrow a costa de su propia vida.
El estreno de PLANETA PROHIBIDO causó sensación en EE. UU. Nunca hasta entonces se había invertido tanto dinero en un film de ciencia-ficción. Los efectos especiales eran extraordinarios para su época y muy superiores a los empleados en otras producciones. La Metro quería lo mejor de lo mejor y lo obtuvo, aunque para ello tuvo que recabar la ayuda de los prestigiosos Estudios Disney, cuyos técnicos se ocuparon de las animaciones del film, incluyendo los efectos de las armas desintegradoras, las secuencias de la nave surcando el espacio o posándose en Altair IV y, por supuesto, la recreación del alucinante monstruo del subconsciente que acosa a Adams y sus hombres. La Disney realizó un trabajo excelente, y aunque hoy día los trucajes de esta película han sido ampliamente superados, en su momento representaron un significativo avance en el campo de los efectos especiales cinematográficos.
Al igual que la mayoría de los filmes de ciencia-ficción de su tiempo, la cinta de Wilcox es deudora de la estética de las revistas pulp, mejorada y puesta al día por los estupendos e imaginativos decorados diseñados por Edwin B. Willis y Hugh Hunt, bajo la supervisión de Cedric Gibbons y Arthur Lonergan, y realzados por el empleo del CinemaScope y el Eastman Color. La influencia pulp en el film se advierte especialmente en el diseño de interiores del crucero C57D, en la residencia de Morbius y en los impresionantes decorados que representan el fabuloso complejo tecnológico subterráneo de los krell. Estos últimos serían magníficamente imitados, más de treinta años después, en el único episodio doble de la primera temporada de Babylon 5, titulado UNA VOZ EN EL DESIERTO. En el apartado del vestuario, quien se lleva la palma es Altair. Helen Rose y Walter Plunkett crearon una serie de exclusivos modelitos para realzar la lozanía de la hermosísima Anne Francis, unos atrevidos conjuntos que fueron la comidilla de la prensa de la época, y que, sin duda, atrajeron a las salas a no pocos espectadores más interesados en admirar los encantos de la joven y bella actriz que en el relato de ciencia-ficción que se les contaba.

Uno de los aspectos más originales del film es su banda sonora, obra de Louis y Bebe Barron, una curiosa melodía interpretada con aparatos electrónicos, que complementa a las mil maravillas la fantástica historia que se relata. Ésta fue la primera película de la historia en la que se empleó exclusivamente música electrónica, en un claro anticipo de lo que, años más tarde, sería la composición musical a base de sintetizadores.
La Metro eligió un reparto sólido pero más bien discreto, en el que sólo destacaba Walter Pidgeon, un veterano del Hollywood clásico que conocería, gracias a la ciencia-ficción, una especie de segunda época dorada en su carrera cinematográfica. Anne Francis era una actriz de cierto renombre, pero fue PLANETA PROHIBIDO y los escandalosos modelos que lució en ella lo que la convirtió en una estrella. A Adams le dio vida Leslie Nielsen, un correcto intérprete que nunca logró construirse una carrera cinematográfica sólida, por lo que tuvo que compaginar cine y televisión, convirtiéndose en uno de los rostros más populares de la pequeña pantalla. Lo mismo les ocurrió a sus compañeros de reparto Earl Holliman y Richard Anderson, eternos secundarios en la pantalla grande. A Holliman se le recuerda por su participación junto a John Wayne en LOS CUATRO HIJOS DE KATHIE ELDER (THE SONS OF KATHIE ELDER, 1965) un soberbio western de la Paramount dirigido por Henry Hathaway, y como coprotagonista, junto a Angie Dickinson, de la exitosa serie policial de los setenta La mujer policía (Police woman) Anderson, por su parte, destacó en televisión en producciones de ciencia-ficción como El hombre de los seis millones de dólares (The six million dollar man) o policiales como Camuflaje (Cover up) una de las series más decentes de Glen A. Larson.

Pero la verdadera estrella de la cinta es Robby, el robot que Morbius ha construido recurriendo a lo que ha aprendido de la tecnología de los krell. Hasta R2D2 y C3PO, Robby fue el robot más popular de la ciencia-ficción cinematográfica. El diseño y construcción de Robby significó para la Metro un desembolso de 125.000 dólares, una pequeña fortuna en la época. Pero el coste del fantástico robot fue amortizado con creces, ya que, además de protagonizar la película EL CHICO INVISIBLE (THE INVISIBLE BOY) aparecería en numerosas series televisivas como estrella invitada. De este modo, el público pudo disfrutar de la presencia del peculiar robot en numerosos episodios de Perdidos en el espacio, La dimensión desconocida e incluso en Columbo. Posteriormente, veríamos a Robby en AMAZONAS EN LA LUNA (AMAZON WOMEN IN THE MOON, 1987) en un segmento de la película dirigido por el genial Joe Dante, y también en LAS CHICAS DE LA TIERRA SON FÁCILES (EARTH GIRLS ARE EASY, Julien Temple, 1989) sin olvidarnos de esa especie de cameo de Robby que vimos en LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (STAR WARS, George Lucas, 1977) A pesar de los cincuenta y dos años transcurridos desde el estreno del film que nos ocupa, este robot sigue siendo uno de los autómatas más queridos por los aficionados a la ciencia-ficción, junto a los citados droides de la Saga de Lucas, la sugestiva María de METRÓPOLIS (idem, Fritz Lang, 1926) o el ya mítico R. Daneel Olivaw que protagonizó varios relatos de Asimov.
Pero lo que convirtió a PLANETA PROHIBIDO en un film de culto fue, más que nada, su extraordinario guión. Aunque en principio pueda parecer que nos encontramos ante otra aventurilla más de viajes espaciales, científicos locos y robots fabulosos, lo cierto es que esta cinta presenta una de las historias más complejas, desde las ópticas filosófica y psicológica, que nos ha ofrecido la ciencia-ficción fílmica en su dilatada existencia. Porque PLANETA PROHIBIDO se estructura como una adaptación libre, en clave de ciencia-ficción, de la inmortal obra de William Shakespeare LA TEMPESTAD. No obstante, el magistral argumento de Block y Adler, magníficamente guionizado por Hume, se desliza por un terreno bastante más resbaladizo que la clásica tragedia sobre el amor y la venganza que nos ofreció el gran bardo inglés, adquiriendo matices casi psicoanalíticos. La relación entre Morbius y su bella hija se nos presenta en todo momento cargada de ambigüedad, sugiriéndonos que en los sentimientos del filólogo hacia la muchacha hay algo más que simple amor paternal. La reacción de Morbius ante el coqueteo de su hija, primero con Farman y luego con Adams, del que la chica termina enamorándose, parecen confirmarnos esta impresión. Pero las dudas al respecto se disipan en esa poderosa escena, al final de la película, en la que el otro yo de Morbius se dispone a destruirlos, y el filólogo suplica a su hija que grite que no ama a Adams y que no va a marcharse con él, para que la horrenda criatura la oiga y se retire. Esta velada alusión a una posible atracción incestuosa por parte de Morbius representó un problema a la hora de estrenar el film, hasta el punto de que los jefazos de la Metro pensaron en eliminar cualquier referencia al asunto, a fin de evitarse problemas con la rígida censura de la época. Al final, PLANETA PROHIBIDO se estrenó tal y como había sido concebida, y nadie se rasgó las vestiduras por algo que, en realidad, sólo se insinúa muy sutilmente en la cinta. La película no tuvo problemas con la censura, ni provocó las críticas de los defensores de los valores morales de la siempre puritana y un tanto pacata sociedad norteamericana; lo cual no deja de sorprender, ya que, si prestamos atención al desarrollo de la historia que cuenta el film, comprobaremos que cuanto más avanza la insinuación erótica de Altair hacia los astronautas, más parece crecer en furia destructora y proporciones la monstruosa entidad invisible.

Los krell, de los que no queda ninguna evidencia de su apariencia física aparte de su peculiar arquitectura, son otro de los grandes logros de este film legendario. Su poderosísima tecnología tiene un papel determinante en el desarrollo de la narración. Tras millones de años de evolución, estos seres alcanzaron la cumbre del desarrollo tecnológico, construyendo la máquina definitiva, la que les permitiría liberarse de las restricciones físicas, de la necesidad de utilizar otras máquinas y herramientas. La última e increíble realización de los científicos krell fue un artefacto con el que se podía materializar el pensamiento. Pero aquellos desdichados seres, cegados por el orgullo y la soberbia propios de una civilización tan avanzada, no cayeron en la cuenta de que semejante artilugio también podía materializar sus más oscuras pesadillas, liberando el otro yo malvado que toda criatura lleva dentro de sí. Con la construcción de semejante engendro tecnológico, los krell cavaron su propia fosa, ya que la materialización de sus monstruos interiores, de sus odios y temores, sembró el planeta de horribles criaturas que acabaron por destruir una cultura que había sobrevivido durante miles de siglos. En la película, a estos entes horrendos surgidos de lo más profundo de la imaginación se les llama monstruos del Id. El Id, según nos cuenta Morbius, es un término empleado para definir la base elemental del subconsciente de la mente, de modo que estamos hablando, como se ha dicho antes, de auténticos monstruos del subconsciente.
PLANETA PROHIBIDO es una de las películas que más han influido en el desarrollo posterior de la ciencia-ficción cinematográfica y televisiva. De hecho, se considera esta cinta como la precursora de Star Trek, puesto que el propio Gene Roddenberry reconocería que fue el film de ciencia-ficción que más le había impresionado. Diez años después de su estreno, cuando Roddenberry creó su legendaria serie, incorporó a ésta algunos elementos de la cinta de Wilcox. Parece que el Gran Pájaro de la Galaxia se basó en los personajes de PLANETA PROHIBIDO para crear los suyos. Aunque posteriormente alcanzaría un desarrollo psicológico considerable, en los primeros episodios de Star Trek TOS el capitán Kirk se nos antoja un trasunto del comandante J.J. Adams. Y otro tanto puede decirse del doctor McCoy, personaje en el que se observa la influencia del doctor Ostrow, o del entrañable Scotty y su colega Quinn, ingeniero jefe del C57D, que muere asesinado por el otro yo maligno de Morbius. En la primera temporada de TOS hubo episodios claramente inspirados en esta extraordinaria película, el más interesante de los cuales fue, a mi juicio, ¿DE QUÉ ESTÁN HECHAS LAS NIÑAS PEQUEÑAS? (WHAT ARE LITTLE GIRLS MADE OF?) La notable influencia de PLANETA PROHIBIDO en la creación de Roddenberry puede rastrearse no sólo en TOS, sino también en la posterior TNG. Por otro lado, hasta un cineasta tan poco amante de la ciencia-ficción como Paul Verhoeven incorporó algunos componentes argumentales de la película de Wilcox a su obra DESAFÍO TOTAL (TOTAL RECALL, 1990) excelente adaptación de un cuento de Dick.

Parece que existe el proyecto de rodar un remake de este gran clásico, adaptándolo al gusto del público actual. No quisiera ser agorero, pero mucho me temo que semejante idea terminará concretándose en otro costoso y vacío espectáculo de efectos especiales, adecuado sólo para espectadores adolescentes con el electroencefalograma plano. Porque PLANETA PROHIBIDO es una obra maestra del cine de ciencia-ficción, una película irrepetible que no necesita para nada una nueva versión. Algunos especialistas consideran que la cinta de Wilcox ha envejecido demasiado, que su estética está anticuada y que sus efectos especiales están más pasados de moda que el canalillo de Isabel II. Es posible. Pero esos supuestos defectos realzan aún más, a mi juicio, la belleza de uno de los filmes de ciencia-ficción más hermosos que se hayan realizado jamás. Y es que PLANETA PROHIBIDO es un canto a la ciencia-ficción clásica, que bebía en las fuentes de las revistas pulp y se nutría de los relatos de aquel puñado de maestros que, encabezados por Leinster, Asimov y otros, dieron carta de naturaleza a un género sólo apto para gentes de mente abierta.
Así pues, disfrutemos de nuevo de una de las obras más importantes del cine de ciencia-ficción.
¿Cómo comentar una película de las denominadas mítica? Todo el mundo o la ha visto o ha oído hablar de ella y ya se tiene formada una opinión, por consecuencia: ¿qué hacer?
Lo mejor será comenzar por contar mis impresiones cuando la vi por primera vez.
Debió ser a comienzos de la década de los 70 cuando se emitió por primera vez en TVE, en glorioso blanco y negro por supuesto. La primera sorpresa fue la nave espacial, el crucero Planetas Unidos C57D, se parecía mucho a un platillo volante, de hecho lo era. Los platillos volantes hasta ese momento habían sido siempre preludio de una invasión de marcianos o criaturas asimiladas (por ejemplo la Tierra contra los platillos Volantes) Este, sin embargo, estaba dirigido por terrestres.
Es el año 2250 aproximadamente. En esta época la humanidad se ha extendido por el universo, coincidiendo con el descubrimiento de la propulsión a mayor velocidad que la luz. La nave C57D se acerca a Altair IV, a fin de investigar la desaparicion de la nave de investigación Belerofont, perdida hace 20 años. Después de aterrizar son recibidos por un robot que les conduce a la residencia del Dr. Morbius, único superviviente de la expedición. Junto con su hija Altaira, nacida ya en el planeta, viven una idílica existencia. El Dr. Morbius ha encontrado los restos de una civilización, la de los Krells, que desapareció 200.000 años antes, cuando llegaron a la cima de su poder. Gracias a las máquinas de éstos, que pese al tiempo transcurrido siguen funcionando, ha conseguido incrementar su inteligencia, lo que le ha permitido, entre otras cosas crear a Robby el robot.
Una amenaza desconocida se cierne, sin embargo, sobre el planeta, la misma que destruyó a los tripulantes de la nave investigadora 20 años atrás. La extraña criatura ataca la nave, y después de destruir a varios de los tripulantes, desaparece sin dejar rastro.
El médico de la nave, usando la máquina Krell, incrementa su inteligencia y avisa al capitán que el monstruo es creado por el Id. El capitán deduce que el inconsciente de Morbius, aterrado por la posibilidad de tener que dejar el planeta, es el que crea el monstruo materializando, por medio de la tecnología superior Krell, un ser invencible. Morbius reconociendo su culpa se sacrifica para salvar a su hija.
Dicho así la película puede parecer igual que muchas otras, sin embargo es mucho mas.
Los estudios Metro se gastaron mucho dinero en intentar que este film no fuera otro de serie B, de los que abundaban en la época. Lo consiguieron plenamente. La película se ha convertido en antecedente y referente de muchas obras posteriores.
En primer lugar, el personaje clave no es el guapo capitán de nave espacial, que, si me lo permiten los trekiees, es un antecedente claro de J. T. Kirk. La clave del film y de su historia reside en Morbius (un Walter Pigdeon esplendido), y en los Krell. Este hombre deslumbrado por el increíble poder de los Krell, se niega a compartir sus secretos con la humanidad. La superioridad adquirida por medio de las avanzadas máquinas, le conforman como un egocéntrico autosuficiente y despreciativo con el resto del género humano, llega a calificar de simio estúpido al doctor por usar la máquina de inteligencia. Él es el único capaz de poseer el conocimiento Krell y sólo en algunos casos lo compartirá con la humanidad. Se erige, pues, en supremo juez de lo que se debe de conocer o no. Y no va descaminado. Si los Krell, pese a su civilización avanzada, fueron exterminados por sus propias creaciones ¿qué no ocurrirá con los humanos?
Existen, además, otros componentes que hacen de la película un todo atractivo. El más significativo es el robot Robby. Es realmente el primer robot que cumple con la 1ª ley de la robótica de I. Asimov, No dañare a ningún ser humano.... Esto se comprueba en dos ocasiones: es incapaz de disparar al capitán, aún con una orden directa de Morbius y queda desconectado al ordenarle que mate al monstruo. La única manera de detenerlo sería matar al propio Morbius, y eso iría en contra de la 1ª ley. Este robot fue un invitado de un episodio de PERDIDOS EN EL ESPACIO, interpretando al malvado Robotoide. Se puede uno imaginar lo popular que era en la década de los 50-60, para participar en otras películas y series
Otro componente básico es la historia de amor entre la hija de Morbius, Altaira y el comandante Adams. Ella ha vivido toda su existencia en un planeta sola con sus padre, y si quitamos las relaciones incestuosas no ha conocido el amor (que bonita y falsa palabra). Pero he aquí que llegan los guapos astronautas y después de que el teniente Farman intente en vano ligarsela, sin que para ella el beso signifique nada, el Capitán la enamora hasta tal punto que es capaz de rebelarse contra su padre. Esta historia es también causa de la creación del monstruo Id. Los celos de un padre que ve que el primer tipo que aparece por el planeta es capaz de suscitar un cariño mas profundo en cinco minutos que él en 20 años. Y es que la llamada biológica es muy fuerte.
Tenemos asimismo el componente de toda película de CF que se precie: La tecnología avanzada y los efectos especiales para que se pueda apreciar. Como tecnología punta podríamos enumerar: el viaje supra-luz, el robot, las armas, los campos de fuerza y por supuesto la tecnología Krell y sus maravillosas máquinas.
Los efectos especiales son buenos, teniendo en cuenta la época en que fueron hechos. Por citar un ejemplo, las armas de rayos ¿neutrónicos? disparan como si fueran con balas trazadoras. El monstruo energético es un dibujo implementado en la película, con un parecido sospechoso al Demonio de Tasmania de la Warner.
Lo que es maravilloso es el diseño de decorados y las mattes o trasparencias. La escena de la visita a la Gran Máquina Krell es visualmente inmejorable
Pero ¿qué aportó la película a la SF?
El que sea seguidor de Star Trek puede comprobar que aquí se da un antecedente claro de la serie. Un equipo básico de tres personas, el Capitán, el primer oficial y el médico. Curiosa coincidencia. Otra más la nave pertenece a los Planetas Unidos ¿antecedente de la Federación? Y aún más, como ya dije antes el capitán se comporta como el futuro Kirk, llega a un lugar desconocido, se hace cargo de la situación y como hay por allí una chica, ligera de ropa por cierto, la enamora perdidamente. Una curiosidad en la que me fijé fue en el enorme parecido de los soportes de deceleración con los transportadores de Star Trek. Son un circulo en el techo y en el suelo donde los astronautas se protegen del paso de la velocidad luz a sub-luz.
Una influencia-plagio-homenaje se da en Babylon 5, concretamente en el cápitulo doble de la 1ª temporada titulado UNA VOZ EN EL DESIERTO la Gran Máquina de Epsilon 3 tiene un parecido extraordinario con la máquina Krell. Es mas hay un plano desde la vertical de un enorme abismo que está literalmente copiado de PLANETA PROHIBIDO y el mismo J. M Straczynski dice:
Sobre la toma del gran puente... el artista de storyboard vino con 3 posibles tomas para usar. Una de ellas era una toma amplia a través de una zona como de suelo cristalino, a través del que se veía un camino a nivel del suelo, pero era estrecho y no cuajaba con la escala que deseábamos. Una de las otras no era muy diferente. La tercera era una toma hacia abajo diseñada para remontarla y aunque sabía que la gente diría Krell! sabía que era la toma adecuada para dicha escena, la escogí y decidí vivir con ella.
Anecdotas
La copia que podemos ver es al parecer una primera versión para prueba de público. Ante el éxito de la prueba los estudios decidieron dejarla tal cual y no cambiar nada. Hay una escena eliminada del montaje final en la cual se casan el Capitán y Altaira.
Bibliografía
- CINE Y CIENCIA FICCIÓN. Luis Gasca. Ed. Planeta.
RUMBO AL INFINITO: las películas de ciencia-ficcion. Pablo Herranz. Ed. Middons
HEROINAS DEL ESPACIO. A. Serrano. Ed. Middons
HAY ALGO AHÍ FUERA 1: Historia del cine de ciencia-ficción. Jordi Costa. Ed. Glenat
EL CINE FANTASTICO.J. M. Latorre. Ed. Dirigido
Nota: Si se dispone del canal TNT, en cualquier plataforma digital o cable, suelen emitirla frecuentemente.

No recuerdo cual fue la primera película de ciencia-ficción que vi. Desde luego, si no fue PLANETA PROHÍBIDO poco le faltó. Esta es una de esas películas, junto a ULTIMATUM A LA TIERRA, LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS, CUANDO LOS MUNDOS CHOCAN, y otras tantas que se funden en la memoria, las que me incitaron, entre otras muchas cosas, a aficionarme al género.
Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no la veía, tanto, que mis recuerdos de ella eran en aquel buen blanco y negro de la vieja televisión Vanguard de mis padres (con su asombroso filtro de tensión, el estabilizador, y una extravagancia tecnológica de la época ¡el sintonizador externo de UHF!)
Una televisión perfecta para ver este clásico indiscutible del género. En cualquier caso, aquel asombrado recuerdo de increíbles naves espaciales, astronautas intrépidos, bellas mujeres, científicos locos, robots sorprendentes y monstruos intergalácticos se ha visto ciertamente perjudicado por el visionado, muchos años más tarde, en mi televisión en color, gracias a uno de mis dos vídeos y con bastantes más resabios que en aquel entonces.
Como historia resulta interesante, y pese a que el argumento es ciertamente sólido, habría mucho que hablar respecto a ciertas propuestas, y su desarrollo no deja de ser ingenuo, o cuando menos, con demasiadas concesiones hacia el público adolescente al que parecían ir dirigidas este tipo de películas.
La rapidez con la que el capitán de los audaces expedicionarios seduce a la chica, lo esquemático, a excepción del doctor Morbius, de los personajes, lo disparatado de algunos diálogos y, en definitiva, lo poco cuidada que está la parte artística de la película, contrasta con otros elementos que la han convertido en el clásico que es hoy.
En resumen, una nave es enviada desde la Tierra a uno de los planetas de Altair para investigar lo ocurrido con una expedición perdida algunos años atrás. Allí sólo encuentran como únicos supervivientes al doctor Morbius y su hija Altaira. Al poco, empiezan a producirse extraños sucesos que culminarán con el ataque de Id, un terrible monstruo, invisible y de origen misterioso, de cuya amenaza ya había advertido el doctor Morbius. Entre tanto los recién llegados son informados de la existencia de las ruinas de una antigua civilización, la de los krell, tecnológicamente muy refinados y de conocimientos extraordinariamente avanzados.
El monstruo es uno de los mayores aciertos de la película; nunca mostrado, sugerido siempre, entrevisto a veces, es una presencia inquietante de principio a fin, y más terrorífica aún cuando sólo se sabe de él en los momentos en los que se manifiesta con mayor violencia. Y no es que no se recreara el monstruo por falta de presupuesto, los efectos especiales y decorados son magníficos para la época en la que está realizada la película, las razones van más allá, buscando que el espectador se inquiete ante sus más íntimos miedos, que al cabo es lo que representa Id.
Otro gran acierto es el doctor Morbius, fascinado por la cultura krill no sólo se ha sacrificado él mismo, también ha condenado a su hija a una reclusión de la que ella no es consciente hasta que llega el equipo de rescate, seducida por el exotismo de los miembros del mismo (naturalmente es la plana mayor quien acude a investigar) no tarda en caer bajo las artes amatorias de los astronautas, tan desarrolladas como su entrenamiento militar.
PLANETA PROHIBIDO es una película, muy de su tiempo, que se sigue viendo con agrado, aunque en ocasiones resulte demasiado ingenua para el cínico espectador del siglo XXI.
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Publicado originalmente el 12 de agosto de 2001 en www.ciencia-ficcion.com