De pocas series se puede decir que tengan un final tan cuidado y emotivo. Pese a las vicisitudes por las que pasó Babylon 5 entre su cuarta y quinta temporada, J. Michael Straczynski se coronó como guionista excepcional, dándose a la vez el grandísimo placer (o no, según se mire) de cerrar personalmente la estación. Y no es una metáfora, además de la dirección del episodio, se reservó para si el papel de técnico anónimo que desconecta la energía de la estación y, suponemos, pone en marcha el mecanismo de autodestrucción.

Straczynski concibió Babylon 5 de principio a fin como una larga historia que se extendería durante cinco temporadas de veintidós episodios cada una. Todavía no se había producido la huelga de guionistas que llevó a la industria televisiva a replantearse sus esquemas, y apostar por las miniseries y las temporadas de poco más de una decena de capítulos. En aquella época, lo habitual era empezar a emitir en septiembre, y finalizar las series en abril-mayo, con ocasionales parones navideños.

En 1989, Straczynski presentó a la Paramount este ambicioso proyecto que iba más allá de lo visto hasta entonces. Ya no se trataba únicamente de defenderse de alienígenas hostiles, o explorar el espacio en busca de nuevos mundos, sino de un ambicioso marco galáctico en el que la política, la diplomacia, la religión y la filosofía tuvieran un papel determinante incluso más allá de las batallitas espaciales, que también las habría, por supuesto, no era cuestión de defraudar a los potenciales espectadores.

Además, en la propuesta se señalaba que sería una serie barata puesto que se renunciaba de entrada a las carísimas maquetas y efectos especiales que hasta entonces habían llenado los escenarios de las producciones anteriores. Todo lo referido a las idas y venidas de los esforzados héroes por el espacio estaría generado por ordenador. Era el hito que señalaría el desembarco masivo del CGI en la televisión.

Si embargo, la Paramount ya tenía Star Trek y sus múltiples ramales, así que desechó la idea de Straczynski que tuvo que irse con la música a otra parte, en concreto a la Warner, que dio luz verde al proyecto en 1991... Peeero alguien de la Paramount debió olerse que habían dejado pasar una grandísima oportunidad, una estación espacial donde se comerciaba y negociaba con todo, un punto de encuentro neutral donde cualquier cosa podría suceder. Era una idea demasiado atractiva, así que crearon Star Trek: Deep Space 9, con el consiguiente escándalo y malestar por parte de Straczynski.

Pero eso es otra historia, en Internet hay mucho escrito al respecto.

El caso es que Straczynski ya estaba embarcado de lleno en su proyecto que iba viento en popa... en un mar picado. En televisión, cinco años son muchos como para pensar que iba a llegar hasta el final, y mucho menos como se había concebido originalmente. Las dificultades fueron muchas, desde la deserción o despido de actores, a los que hubo que sustituir por otros personajes con mayor o menor fortuna, hasta una incierta quinta temporada que solo fue posible rodar en el último momento y únicamente porque la TNT asumió el gasto... con un notable recorte presupuestario que si bien no se notó especialmente, si afectó al sueldo del equipo y la espectacularidad de los episodios, que se hicieron más cerebrales (¿les suena?) y con muchas menos de esas batallitas espaciales.

Por ejemplo, uno de los problemas que supuso el retraso en confirmar esa quinta temporada, y la posterior bajada de sueldo, fue la salida de Claudia Christian, que daba vida a Susan Ivanova, uno de los personajes más carismáticos de la serie. Aunque una solvente Tracy Scoggins dio vida a la capitán Elizabeth Lochley, se echó mucho en falta la cínica acidez del personaje de Ivanova que, paradójicamente, si apareció en éste episodio.

DURMIENDO EN LA LUZ iba a ser, se renovara o no, el último episodio de Babylon 5, por eso se rodó al final de la cuarta temporada, pero al confirmarse la continuidad de la serie, hubo que rodar a toda velocidad LA DECONSTRUCCIÓN DE ESTRELLAS CAÍDAS para completarla. De ahí que Claudia Christian esté presente, y también es una buena muestra de que la planificación de Straczynski había sido notablemente cuidadosa. Por ejemplo, una de las tácticas usadas por Straczynski fue proporcionar a cada personaje principal cierta vida fuera de la estación, De modo, que cuando un actor abandonaba la serie, se le reincorporaba a sus actividades habituales, desaparecía airosamente y se le sustituía por otro personaje de características similares. Aunque no siempre fue así, como demostró el trágico destino de Talia Winters (Andrea Thompson). Pese a todas las vicisitudes, Straczynski consiguió finalmente que todas las piezas acabaran encajando.

No obstante, quedaron cuestiones sin resolver. En el episodio anterior OBJETOS EN REPOSO, Londo deja un regalo envenenado al futuro hijo de Sheridan y Delenn. Del hijo no se dice mucho, y del regalo nada, cuando la naturaleza del mismo debería haber supuesto una notable alteración de los acontecimientos. Podemos suponer que o bien se ha sorteado el peligro, o el regalo sigue sin abrir, o que sus efectos no se manifestarán hasta bastante tiempo después. La cuestión es que es un extraño fleco. El propio Straczynski reconoció que esa era uno de los cabos sueltos más evidentes y sugirió varias explicaciones alternativas al respecto. En cualquier caos, alrededor de Babylon 5 se desarrolló una extensa serie de novelas y relatos que completaban el universo de la serie (además de las películas y Crusade). Straczynski solía remitir a estas cuando se le preguntaba por algún tema por el estilo.

Otra cuestión desconcertante son las razones que se dan para destruir Babylon 5. Una de ellas es que puede resultar una molestia para la navegación, para al poco hacerla explotar sección a sección sembrando la órbita de Epsilon III de escombros, algunos de un tamaño considerable, tal y como se muestra en pantalla. No obstante, hay quien asegura que en realidad estaba todo calculado para que cayeran en el planeta desintegrándose en su atmósfera. Lo lógico habría sido venderla a un chatarrero para su desguace y reaprovechamiento. Pero por supuesto, es una solución demasiado prosaica y para nada emotiva, que Straczynski también descartó aduciendo que los sistemas informáticos y el armamento de Babylon 5 eran demasiado valiosos como para dejar que nadie les pusiera la mano encima, de modo que era mejor destruirlos. Otra razón que dio para la rápida obsolescencia de la estación es que tras cuatro fracasos, Babylon 5 se construyó a toda velocidad y abaratando al máximo los costes, por lo que su calidad constructiva era más que cuestionable.

Este episodio final está también lleno de emotivas despedidas. Aunque Sheridan renuncia a decir adiós a sus amigos, si se reúne con ellos en una gran celebración. Sin embargo la despedida de Delenn es emocionante, al igual que su última visita a la estación. Incluso la plana mayor también se desplaza hasta allí para ver como se apaga definitivamente. En realidad los episodios finales de la serie fueron OBJETOS EN MOVIMIENTO y OBJETOS EN REPOSO, donde se traza el destino de todos los personajes, los principales abandonando la estación, mientras se deja constancia de que la misión de la misma tiene su continuidad con el ascenso de viejos conocidos y la incorporación de nuevo personal. Incluso se rumoreó que algunas escenas daban a entender que habría una sexta temporada.

DURMIENDO EN LA LUZ funciona más bien como un epílogo. Una forma elegante y emotiva de rematar una de las series que marcó un hito en la ciencia-ficción televisiva al darle un marcado tono naturalista, que si bien no escapa a las propias apetencias argumentales de Straczynski (siempre se ha criticado mucho la presencia de telépatas, y la mística artificiosa de los minbari) dejó atrás el futuro, casi siempre optimista e idílico, que se había mostrado en las series de televisión.

Sinopsis

El episodio comienza con una locución del Garibaldi­: La Alianza Interestelar, con sede en la capital de la Federación minbari, fue fundada en el año terrestre 2261, poco después de acabar la Guerra de las Sombras, hace veinte años. Veinte años de historia. Los que sobrevivimos lo hemos visto todo, y los que lo comprendemos, hemos esperado y temido la llegada de este día.

Sheridan sueña con Lorien. Es un sueño recurrente que le recuerda las palabras de Lorien cuando le devolvió la vida en ¿QUÉ LE HABRÁ OCURRIDO AL SEÑOR GARIBALDI? y le comunicó en CAYENDO HACIA EL APOTEOSIS que no era algo definitivo, que veinte años más tarde el Universo reclamaría lo que era suyo.

Agitado, se levanta de la cama a respirar algo de aire fresco y al poco llega Delenn. Sheridan le dice que quiere ver como sale el sol. En todo el tiempo que lleva en Minbar nunca lo había hecho, y quiere recordarlo para siempre. Delenn comprende que ha vuelto a soñar con Lorien, y Sheridan así se lo confirma, ambos saben que ha llegado el momento, y es la hora de despedirse.

Delenn envía varios mensajes que los ranger entregan en mano. A la ya general Ivanova, que sumida en el papeleo y los actos oficiales se aburre en la Tierra. Al emperador Vir, que vive la vida loca en el Palacio Imperial de la Base Centauri. A Garibaldi­ y Franklin, que disfrutan de la vida familiar en Marte...

Todos acuden a la llamada. En Minbar, Franklin examina a Sheridan. Sigue sin comprender lo que hizo Lorien, y por supuesto no puede hacer nada al respecto. Solo sabe que le quedan muy pocos días. En ese momento entra Delenn y Franklin sale a reunirse con el resto que les esperan en el comedor. Sheridan no quiere un funeral, quiere una celebración, una gran fiesta de despedida.

En la cena se cuentan viejas anécdotas y ríen con las historias divertidas que sucedieron en Babylon 5. Pero también hubo otras cosas, más allá incluso de las conspiraciones y las dificultades. Vir rememora cierta ocasión en la que él y Londo escucharon los cantos pak´ma´ra, algo sublime que apenas nadie conoce y que nada tiene que ver con su aspecto y sus peculiares hábitos alimenticios. Hasta Londo quedó profundamente afectado, emocionado por la música.

Sheridan propone entonces un brindis. Recuerdan a G´Kar, a Londo, a Lenier, Marcus...

Esa noche, mientras Vir duerme y Sheridan, Garibaldi­ y Franklin charlan, Delenn se interesa por el estado de Ivanova. Está como todos, triste y angustiada. Afectada por la inminente muerte de Sheridan, lo que unido a sus recuerdos le ha sumido en una desoladora depresión. Para cambiar de tema pregunta por David, el hijo de Sheridan y Delenn, pero han preferido mantenerlo alejado, para que no recuerde a su padre en esas circunstancias.

Hay algo más. Cuando le correspondió, Sheridan no quiso seguir como presidente de la Alianza, y propuso a Delenn para el cargo. Él se centro en dirigir los Rangers, pero es obvio que ese liderazgo se termina. Delenn le ofrece a Ivanova ocupar esa jefatura. Es humana, lo que mantiene el equilibrio de poderes, y además puede darle un nuevo giro a su vida.

Al día siguiente es domingo. Rememorando su infancia, Sheridan quiere dar un paseo, el último, solo, sin despedirse. Sabe que ya casi es una leyenda, y dejarse morir prosaicamente en su cama de Minbar le convertiría en un hombre más. Perdiéndose en el espacio, acrecentará el mito, y ayudará a Delenn a seguir manteniendo la unidad.

Vestido con el uniforme que los minbari crearon para la tripulación de Babylon 5 cuando se separó de la Tierra, se despide de ella dándose el último abrazo.

La primera etapa del viaje de Sheridan le lleva a la estación. Allí ya no queda nadie excepto unos pocos guardias aburridos y el personal mínimo de mantenimiento. La estación va a ser desmantelada en breve. Es cara de mantener y ya no es útil, su objetivo lo ha asumido la Alianza, y ni siquiera tiene un propósito simbólico.

Paseando por la estación tiene un encuentro inesperado: Zack, que es parte del personal de cierre. Ambos rememoran los viejos tiempos, la enorme cantidad de gente que pasó por allí, las cosas que sucedieron y los peligros en los que se vieron inmersos.

Tras despedirse de Zack, Sheridan parte hacia Coriana Seis, donde se logró la victoria contra las Sombras (DENTRO DEL FUEGO) Allí, se detiene, apaga todos los sistemas... y recibe la visita de Lorien que le dice que es hora de descansar. Una intensa luz rodea a Sheridan que poco a poco se desvanece en un intenso destello.

En su cama, Delenn llora desconsolada.

Ivanova, Vir, Zack, Garibaldi­, Delenn y Franklin se reúnen en Babylon 5 para darle el último adiós a la estación. Cada uno se despide de ella a su manera. El último en salir es Garibaldi­, que se lleva un copetín de recuerdo.

Un técnico anónimo apaga las luces de la estación, que tras salir el último transbordador de ella, estalla en mil pedazos.

La locución final es de Ivanova, intercalando escenas de la nueva vida de los protagonistas: Babylon 5 fue la última de las estaciones Babylon. Nunca habrá ninguna más. Cambió el futuro, y nos cambió a nosotros. Nos enseñó que debíamos crear el futuro, de lo contrario, otros, lo harían por nosotros.

Garibaldi­ vuelve con su familia a Marte.

Aprendimos que debemos protegernos mutuamente, porque si no lo hacemos, ¿quién lo hará?.

Franklin sigue ampliando sus investigaciones sobre la fisiología extraterrestre.

Y que la verdadera fuerza procede a veces de las personas más insospechadas.

Zack se ha convertido en el asistente de Vir, centrándole en las responsabilidades del gobierno.

Sin embargo, por encima de todo, creo que nos hizo tener esperanza en que siempre podemos volver a empezar, incluso personas como nosotros.

Ivanova viste el uniforme de los Rangers, aceptando el puesto.

En cuanto a Delenn, todas las mañanas durante el resto de su vida, se levantó antes del amanecer para ver salir el sol.

Delenn observa como sale el sol, junto a ella, el recuerdo de Sheridan.

Fin.

A modo de epílogo el episodio acaba con el reconocimiento a todo el equipo de producción y el repaso de la evolución del elenco principal[1]

Comentar este artículo

---

 

Curiosidades