Sinopsis

Al hilo del episodio anterior, Delenn y Lochley hablan sobre la causa que decidió definitivamente a Sheridan para hacer a la segunda comandante de la Estación. Delenn dice comprender la circunstancia y ambas deciden no darle mayor importancia. Garibaldi­, que ha escuchado subrepticiamente la conversación no hace más que incrementar sus sospechas sobre la comandante.

En el muelle, Londo espera en compañía de Zack el transporte que le llevará a la Base Centauri. Sabe que una vez que salga de Babylon 5 no volverá, que una vez que llegue a su capital la espiral política le llevará inevitablemente al trono del Imperio, y que también, inevitablemente, su fin será trágico, como corresponde a todo Emperador centauri. Sin embargo, en ese momento un transbordador sobre un accidente, lo que bloquea los muelles y retrasa la partida de Londo.

Por su parte Lyta ayuda a los proscritos telépatas recogiendo todo aquello que les puede hacer falta, alimento, medicinas. Franklin la encuentra en el laboratorio médico prácticamente desvalijándolo, pero sabiendo como es el doctor, no se molesta por ello y únicamente le pide que acuda a él cuando necesite ayuda. En busca de Franklin también van G´kar y Delenn, pero éstos con una interesante oferta. La interacción cada vez mayor entre distintas razas hace inevitable que las enfermedades salten de unas a otras creando epidemias de difícil contención. Lo que ofrecen a Franklin es liderar un grupo dedicado a recopilar toda la información posible al respecto para evitar males mayores.

Parece que todo va bien en la estación. Accidentes rutinarios, nuevas e interesantes tareas que realizar, diplomacia, comercio... hasta que llega de la Tierra una nave con Bester y un grupo de tropas de élite del Cuerpo Psíquico con la misión de apresar a los proscritos telépatas. Esto enfurece a Garibaldi­ que irrumpe en el despacho de Lochley con la intención de agredir a Bester, pero Lochley se lo impide reduciéndole ¡a puñetazos! y encerrándole en los calabozos en previsión de males mayores. En el calabozo vuelven a tener un cara a cara tenso en el que al fin Lochley le confiesa los motivos de su elección por parte de Sheridan: el haber participado en la guerra en el bando leal al gobierno de Clarke, lo que ayuda a consolidar la unión de los terrestres y que se conocen muy a fondo... por haber estado ¡casados! una breve temporada recién salidos de la academia de oficiales. El estupor de Garibaldi­ solo es comparable a la hilaridad que le produce el descubrimiento.

Pero ese es el menor de los problemas de Lochley. Los proscritos están en la estación con el beneplácito de Sheridan, pero Bester no va a hacer nada fuera de la legalidad y además ella le debe algún que otro favor, por lo que se encuentra ante la disyuntiva de dejarle hacer o entorpecer su labor policial. Sheridan se desentiende del asunto porque se trata de una cuestión interna de la Tierra, y él, como Presidente de la Alianza no puede interferir en los asuntos particulares de los aliados.

A Lochley no le queda más remedio que prestar a Bester los recursos que precise, y éste, pese la oposición activa de Lyta, acaba por atrapar a todos los proscritos. Sin embargo la comandante encuentra un resquicio con el que retrasar un par de meses la deportación de los telépatas, inspirándose en la misión encomendada a Franklin y amparándose en un oscuro artículo sanitario del reglamento. Naturalmente esto contraría a Bester, pero lo acepta con su habitual frialdad.

En los muelles todo parece recobrar la normalidad, pero el retraso hace que muchas naves deban seguir su camino para ajustarse a su calendario, entre ellas el transporte que debe llevar a Londo. Pero cuando vuelve a activar los impulsores estalla a causa de un obvio sabotaje. Eso confirma las sospechas de Londo acerca de su seguridad, de modo que Delenn tiene una idea sorprendente: asignarle a G´kar como guardaespaldas: el antiguo y odiado enemigo protegiendo al Emperador de los centauri.

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