
El pasado 19 de mayo falleció el escritor colombiano Antonio Mora Vélez, a la edad de 81 años, en el barrio La Castellana, en Montería, departamento de Córdoba (Colombia) y esta humilde columna no quiere dejar de recordar a este insigne escritor.
Antonio fue abogado y un militante político firmemente convencido de sus ideales que lo acompañaron hasta su muerte. En los años 1960 militó activamente dentro del Comunismo, siendo miembro de la organización Juventud Comunista y, luego del Partido Comunista Colombiano (PCC). En 1963 ingresaría al Movimiento Revolucionario Liberal (MRL). Paralelamente se inició en la radio como locutor e incluso tuvo algunas apariciones como cantante.
Nacido en Barranquilla, Colombia, el 14 de julio de 1942, es considerado un pionero de la literatura de ciencia-ficción de su país. En su extensa y prolífica obra de ficción, no solo de ciencia-ficción, supo descollar en el género periodístico, en la poesía, a la par que fue novelista, cuentista y ensayista.
Como abogado graduado por la Universidad de Cartagena, fue profesor de la Universidad de Córdoba y miembro de la Academia de Historia de Córdoba. Asimismo entre sus logros se cuenta con ser uno de los fundadores de la Corporación Universitaria del Caribe (Cecar).
Perteneció al Grupo de Arte y Literatura El Túnel, de donde salieron grandes obras y escritores de ficción.
Tiene el dudoso honor de ser el primer colombiano en definirse a sí mismo como escritor de ciencia-ficción
, lo que para la época le acarreó más consecuencias negativas que positivas.
Entre 1979 y 1986 publicó sus libros de relatos más conocidos: GLITZA, El Juicio de los diose s y Lorna es una mujer, pero gracias a la inspiración que tuvo de autores de la talla de Bradbury o Asimov podemos encontrar entre sus obras más destacadas, dentro de su prolífica producción, no solo el libro de cuentos GLITZA, DE 1979, sino también El juicio de los dioses, de 1982, o quizás su obra más famosa dentro de la ciencia-ficción Latinoamericana: Lorna es una mujer, de 1986.
Más adelante publicó Helados cibernéticos, en 2011, La duda de un ángel, de 2013, Atlán y Erva, de 2014, o La piedra alienígena, de 2022, entre otros títulos, lo que refleja su intensa actividad hasta sus últimos días.
Una obra importante para el género es el libro de ensayos y artículos Ciencia-ficción: el humanismo de hoy, de 1996 .
Asimismo participó en numerosas recopilaciones de cuentos de ciencia-ficción tanto nacionales como internacionales : Joyas de la ciencia-ficción ( La Habana, 1989 ), Primera antología de la ciencia-ficción colombiana (2000), Sensibilidades (Madrid, España, 2002), Antología del cuento caribeño (2003), Antología del cuento fantástico colombiano (2007), Dimensión Latino-Antología latinoamericana de ciencia-ficción (París, 2008) y Tricentenario (Buenos Aires, Argentina, 2012), entre muchísimas otras, como así también en numerosas revistas web o impresas de distintos países.
Su visión filosófica
Dijo en un breve ensayo acerca del nuevo humanismo de la ciencia-ficción y sus actuales dilemas: ...dado que el futuro de la humanidad está estrechamente ligado al uso que el hombre haga de la ciencia y la tecnología, la ciencia-ficción —una especie de Sócrates colectivo de la vida moderna— ha devenido en el humanismo de nuestros días
.
Es que su profundo conocimiento del ser humano, y de sus errores, lo lleva por el derrotero de las visiones utópicas cuando no teñidas de distopía. Pese a ello se lo puede catalogar como un visionario optimista de la especie humana que también ha ahondado en los misterios de lo místico.
En DAÍNA CHAVIANO Y EL HUMANISMO DE LA CIENCIA-FICCIÓN LATINOAMERICANA [2] dijo sobre la ciencia-ficción latinoamericana:
En nuestra América, la ciencia no produjo desde los orígenes del capitalismo la generalización del pensamiento racional que fue característico de los países en donde la burguesía transformó radicalmente el orden feudal. Por esta razón coexisten entre nosotros las concepciones mágica y científica del universo que le permiten al escritor de ciencia-ficción el manejo de la analogía que existe entre ambas y que constituye uno de los elementos tipificadores del género en América Latina. Y no resulta casual encontrar ese entrelazamiento de las dos formas de pensamiento en los textos de un autor latinoamericano
En LA ENTROPÍA Y EL HOMBRE (SOBRE UN CUENTO DE ISAAC ASIMOV) [3] nos dice, en relación al cuento LA ÚLTIMA PREGUNTA, que Asimov integra en su cuento todo lo positivo de la filosofía para afirmar el valor y la fuerza del pensamiento y de paso humanizar a la ciencia dotándola de un sentido trascendente. Y luego agrega, parafraseando a Eduardo Galeano, que si se le tiene miedo a la fantasía, no se puede acometer la reconstrucción de la historia de América, con muchas mayores razones cabe decir lo mismo respecto de la historia del universo.
Sus relatos. GLITZA

Escapándonos un poco de lo que sería la época de oro de la ciencia-ficción latinoamericana, hacemos la excepción para recordar esta obra, GLITZA, publicada en 1979 que fue ganadora de un concurso nacional de cuento y que contiene su obra escrita en los años 1970.
En este libro de cuentos nos encontramos con los temas que serán parte de toda su obra, el amor pese a los obstáculos que se enfrenta en el espacio exterior, la bondad y el optimismo humano, la fe en la humanidad, pero también los sentimientos y actos más horribles del ser humano.
Veamos algunos de los relatos que contiene esta recopilación.
En GLITZA, relato publicado por primera vez en 1971, nos encontramos con una ¿Hope-Punk? pues nos dice Mora Vélez:
... Las relaciones entre los hombres habían llegado a un grado tal de hermandad y de solidaridad, que todos se esforzaban por superar a los demás en la tarea de hacer la vida más hermosa.
Glitza está enamorada de quien será su marido, Vernon, que parte hacia una misión peligrosa en los confines del espacio en su cosmonave dado que:
... el hombre en su afán de dominar a la Naturaleza... no escatima esfuerzos...
Sin embargo el amor puede sufrir las diferencias del tiempo relativista consecuencia de los viajes a velocidades cercanas a la velocidad de la luz, aunque siempre existe la esperanza de que Einstein estuviera equivocado. Pese a ello la fuerza del amor logra que Glitza pueda replicarse genéticamente para volver a encontrarse con su amado ocho generaciones después.
Por otro lado en DIEZ DE PLATA nos topamos con un mundo que vive una distopía asfixiante: Hay que pagar por el aire que se respira.
Pero eso no es todo, hay cabinas de suicidio, la sociedad está dividida en dos castas bien diferenciadas. La de plata que subsiste malamente y la de oro que puede darse el lujo de disfrutar del aire en las calles y los parques.
En este relato Mora Vélez despliega un nihilismo despiadado en apenas tres páginas donde el personaje principal manifiesta su:
... decisión de morirse porque ya estaba cansado de vivir en un mundo que se había olvidado del hombre...
También podemos traer ERROR DE APRECIACIÓN, un microrrelato ganador del Primer Concurso Nacional de Minicuentos de 1982, en Colombia. En él nos encontramos con un choque de civilizaciones muy particular en donde dos cosmonautas llegan a un lugar muy parecido a nuestro planeta.
Podríamos seguir enumerando obras de Mora Vélez, en donde desarrolla sus altos ideales sobre la humanidad como así también sus miedos, flaquezas y mezquindades, sin embargo sirva este panegírico para recordar a quien hace unos días ha fallecido dejando una extensa obra literaria de ficción, poética, ensayos y columnas periodísticas.
Imagen.
https://www.vozdeoriente.com/antonio-mora-velez-un-escritor-divergente/.
[1] https://cdigital.uv.mx/bits[...].pdf?sequence=2&isAllowed=y.
[2] Antonio Mora Vélez. CIENCIA-FICCIÓN: EL HUMANISMO DE HOY. Colombia. Corporación Universitaria del Caribe (CECAR). 1996.
[3] https://cdigital.uv.mx/bits[...]55/199725P61.pdf?sequence=2.

