
Seamos sinceros: la química nunca tendrá en la ciencia-ficción el impacto que han tenido la física, la biología, la ingeniería o la sociología. Casi todos los lectores de ciencia-ficción pueden citar con facilidad novelas basadas en interesantes especulaciones sobre enviar mensajes en el tiempo usando taquiones, sobre planetas en los que la forma de vida dominante son plantas ambulantes, sobre la construcción de ascensores orbitales, sobre sociedades en las que las agencias de publicidad dominan el mundo... Sin embargo, muchos son incapaces de citar al menos una historia en la que la idea central esté directamente relacionada con la química: nada de naves espaciales, ni extraños campos de fuerza, ni sociedades alienígenas... sólo química.
Alguna gente argumenta que, a fin de cuentas, hablar en un relato de las bases del ADN es hablar de compuestos químicos; pero en realidad, suele tratarse ese tema desde el punto de vista de la bioquímica o de la genética. Otros hablan de los fantásticos materiales que aparecen en muchas obras. Los escritores han demostrado bastante ingenio en la invención de nuevos productos de consumo de propiedades increíbles. Sí, existe relación, pero en muchas ocasiones esos materiales son detalles anecdóticos en el argumento.
¿Es este el fin?
¿Qué ocurre entonces con la química? ¿Es acaso incapaz de ofrecer una sola idea original para un escritor de ciencia-ficción? ¿Es que su campo de trabajo resulta tan poco excitante que no hay nadie que pueda sacar un buen argumento de ella? Afortunadamente, la respuesta es no. Resulta paradójico que uno de los autores de ciencia-ficción más conocidos (y denostados) fuese químico. Sí, hablamos de Él, aquel-que-todo-el-mundo-conoce, Isaac Asimov. Obtuvo su doctorado en Química en 1948 poco tiempo después de que apareciese publicado un curioso relato suyo: LAS PROPIEDADES ENDOCRÓNICAS DE LA TIOTIMOLINA RESUBLIMADA. La idea le vino a Asimov cuando pensaba en escribir su tesis doctoral, algo que él consideraba tedioso e indigesto. Escribir una parodia de una tesis le parecía una buena idea, así que escribió un relato sobre un compuesto que se disuelve en agua antes de que ésta lo toque, de forma que sirve entre otras cosas para viajar en el tiempo. Asimov exploró las consecuencias de esta idea en otros tres relatos: LAS APLICACIONES MICROPSIQUIÁTRICAS DE LA TIOTIMOLINA (1953), LA TIOTIMOLINA Y LA ERA ESPACIAL (1960) y TIOTIMOLINA PARA LAS ESTRELLAS (1972). Por supuesto, la idea básica es errónea: para bien o para mal no existe ningún compuesto que se disuelva antes de que el disolvente lo toque.
Asimov es uno de los autores que más ha utilizado la química como recurso básico en sus relatos. En PATÉ DE FOIE GRAS (1956) relata el descubrimiento de la Oca de los Huevos de Oro, sólo que la Oca es en realidad un biorreactor nuclear. En LA MAGNÍFICA POSESIÓN (1940), un químico descubre una manera de convertir el amonio en un compuesto estable más dorado que el propio oro. En POLVO MORTAL (1957), título éste que lleva a muchas bromas, el asesino es un químico que se vale de sus conocimientos para cometer el crimen. En ENGAÑABOBOS y PADRE FUNDADOR (1965) el peligro que acecha a los exploradores de nuevos mundos es el envenamiento. Incidentalmente, Asimov tiene otros dos relatos en los que la química juega un papel predominante, y que pertenecen al género detectivesco al que era tan aficionado.
Afortunadamente, Asimov no es el único que utiliza la química en sus relatos. Un excelente relato de Arthur C. Clarke ilustra muy apropiadamente uno de los conceptos básicos en la química orgánica: la quiralidad. En este universo, todo tiene su reflejo en un espejo (salvo los vampiros), y así, nuestras propias manos son la imagen especular una de otra. Este es el elemento utilizado en ERROR TÉCNICO (1950): a causa de un accidente, un hombre se transforma en su propia imagen especular, con los consiguientes problemas. También LA AMENAZA DE ANDRÓMEDA (1969) de Michael Crichton sirve para ilustrar muchos de los conceptos habituales de la química, e incluye uno de los fármacos más potentes (y peligrosos, todo sea dicho) jamás imaginados.
La mayor parte de los autores que escriben lo que se conoce como ciencia-ficción hard, donde la ciencia real tiene un peso importante, sazonan sus obras con detalles de química de muy diverso tipo: composiciones atmosféricas, disolventes extraños, compuestos exóticos,... todo vale con tal de dotar de realismo al argumento. Arthur C. Clarke, Kim Stanley Robinson, Gregory Benford y Hal Clement entre otros han utilizado abundantemente las descripciones químicas. No me resisto a comentar al menos tres obras de este tipo. MISIÓN DE GRAVEDAD (1954), de Hal Clement, está considerada como un clásico de la ciencia-ficción hard, y resulta realmente curioso ver en qué clase de ambiente viven los habitantes del planeta Mesklin. Clarke ha jugado abundantemente en CITA CON MEDUSA (1971) con la idea de una atmósfera en el planeta Júpiter repleta de compuestos de carbono y una ecología completa en sus grandiosos cielos. Y por último, Javier Redal propone en NAUFRAGIO EN TITÁN (1979) una escapatoria de un planeta de atmósfera exótica.
También para escapar usa la química el protagonista de EL BRUJO CAUTIVO (1969) de Cristopher Anvil, que aprovecha sus conocimientos para embaucar a sus carceleros. Y ni siquiera la serie Star Trek se escapa. En el episodio ARENA, basado en el relato de Fredric Brown del mismo título, se demuestra que ciertos conocimientos de química pueden ser muy útiles al capitán de una nave estelar metido en problemas.
La química y las estrellas
La verdad es que resulta curioso que la ciencia-ficción haga tan poco uso de la química teniendo en cuenta su afinidad con las estrellas. A fin de cuentas, todos los elementos químicos que nos interesan se han formado en el espacio, en el mismo proceso que lleva a una estrella mientras envejece hasta un cadáver. En ese proceso de envejecimiento, la estrella pasa de fusionar hidrógeno a helio, luego carbono, neón, oxígeno, silicio y finalmente al hierro. Mientras esto ocurre, se generan todos los elementos imaginables, que son expelidos cuando la estrella muere. Todo el hierro que llevamos en nuestra sangre ha nacido en las estrellas.
De hecho, las estrellas como la nuestra incorporan metales en su composición. Este tipo de estrellas se conocen como de población I. Las estrellas de población II, como las pequeñas y viejas estrellas de clase M, no incorporan metales, y debería ser muy difícil encontrar planetas ricos en metales en torno a ellas. Este tipo de sistemas solares son los que se presentan en MUNDOS EN EL ABISMO (1988), de Javier Redal y Juan Miguel Aguilera. Los mundos del cúmulo globular de Akasa-Puspa orbitan viejas estrellas de clase M y son pobres en metales. ¿Qué consecuencias tendría esto para la vida? Pues más o menos las propuestas por Greg Bear en LUCHA CRUENTA (1983). La vida nacida en planetas pobres en los elementos químicos que nos resultan tan familiares es muy distinta a la nuestra, pero incluso así acaba enfrentándose a nosotros en la lucha por los recursos naturales.
También distinto es lo que respiran los extraterrestres de ficción: David Brin propone en MAREA ESTELAR (1983) respiradores de hidrógeno en lugar de oxígeno, y ambos tipos de especies migran a través de la galaxia durante eones, dejando sistemas solares en barbecho. C. J. Cherryh, en su saga de Chanur, propone en cambio extraños seres que respiran metano, y aunque su comportamiento y motivaciones son extrañas, comercian con los seres normales. Y James White, en su serie del Hospital General de Sector inventa extraterrestres que respiran gases más raros todavía, como el cloro.
Existe toda una rama de la astronomía que estudia la composición de las nubes moleculares que hay en el espacio, y el propio vacío espacial no es tal, sino un vacío con uno o dos átomos de hidrógeno por centímetro cúbico. En este medio estelar podría evolucionar la vida en sus etapas más primitivas, como en A TRAVÉS DEL MAR DE SOLES (1984), de Gregory Benford. La nave Lancer encuentra en su periplo una enorme nube de polvo donde las reacciones químicas, animadas por la radiación, han creado las moléculas primitivas de la vida. Esa nave obtiene su energía recogiendo el hidrógeno del medio interestelar, un concepto de viaje espacial propuesto en 1960 por Robert Bussard. ¿Qué podría ocurrirle a una nave que tropezase con una de esas nubes moleculares? Aunque autores como Poul Anderson exploran esa hipótesis desde la física y la cosmología, Asimov lo explora desde el punto de vista químico en COJA UNA CERILLA (1972).
Pero en las estrellas hay cosas aún más extrañas, y como muestra, las formas de vida propuestas por Robert L. Forward en HUEVO DEL DRAGÓN (1980) y su continuación, ESTRELLAMOTO (1985). Los cheela, habitantes de una estrella de neutrones, no funcionan con reacciones químicas normales, sino por reacciones entre neutrones, mucho más rápidas. También extraña es la vida en EL CORAZÓN DEL COMETA (1986) de Benford y Brin. En el interior del cometa Halley el hombre debe adaptarse al ácido cianhídrico para sobrevivir, y los simbiontes usados, los cianutos, tienen consecuencias imprevisibles. Personalmente, creo que esta novela mereció mejor fortuna, y la recomiendo a pesar de su temática hard.
Recursos naturales
¿Y cómo extraer todos esos maravillosos elementos y compuestos que la naturaleza pone a nuestra disposición? La ciencia-ficción también ha tocado esos temas. Los mares, por ejemplo, están llenos de todos los elementos conocidos: magnesio, hierro, cloro, sodio... incluso oro. Desde hace más de 30 años se especula con la posibilidad de extraer nódulos de magnesio del fondo del océano usando sistemas robot. Clarke ha explorado la extracción de los elementos químicos del mar en dos ocasiones: EL HOMBRE QUE CRIBABA EL MAR (1957), donde un millonario excéntrico recorre los océanos en una draga de su invención, y EN MARES DE ORO (1987), que contempla con mucho humor como los EE.UU. defienden su presupuesto.
Pero la ciencia-ficción se ha ido mucho más allá en busca de los cada vez más escasos recursos. La búsqueda de metales raros ha impulsado muchos estudios sobre la posibilidad de explotar los asteroides. En MUNDOS (1981) y MUNDOS APARTE (1984) de Joe Haldeman, las colonias orbitales terrestres, los Mundos, necesitan compuestos orgánicos. Eso las lleva a buscar sus materias primas orgánicas en los condritos carbonosos, un tipo de asteroide rico en carbono. Esa misma búsqueda de compuestos orgánicos, susceptibles de transformarse en alimentos para una hambrienta humanidad son el punto de arranque de LA CACERÍA DEL MANNA (1982, en LAS CRÓNICAS DE MCANDREW) de Charles Sheffield. Pero para mí la más increíble fuente de compuestos orgánicos es la imaginada por Benford en A TRAVÉS DEL MAR DE SOLES: un planeta cubierto de polo a polo por un océano de petróleo, explotado por robots que se propulsan por velas solares, y parten a un destino desconocido.
La búsqueda de agua es otro tópico recurrente en la ciencia-ficción. Se ha hablado mucho de la terraformación de Marte, y de la necesidad de agua en un mundo aparentemente seco y que necesitaría cantidades ingentes para llegar a ser una segunda Tierra. Las fuentes más usuales son cometas, que se usan para bombardear la superficie marciana de manera controlada suministrando simultáneamente agua y calor, como en MINEROS DEL OORT (1992) de Frederik Pohl, aunque Asimov ha llevado a sus sedientos marcianos a los anillos de Saturno en su cuento A LO MARCIANO (1952).
La serie de Marte de Kim Stanley Robinson, contiene abundantes elementos de química, que van desde la composición futura de la atmósfera marciana, pasando por el uso de gases de efecto invernadero para calentar el planeta y la búsqueda de nitrógeno y oxígeno en un planeta que carece casi por completo de ellos, hasta nuevos materiales exóticos usados en la construcción de un ascensor orbital. Robinson propone en su colonización de Marte que en realidad buena parte del agua necesaria ya está allí, congelada en el regolito (si alguien busca una obra en que la geología tenga un peso importante, que no busque más: en ésta lo tiene). En su búsqueda de la libertad y la felicidad, los colonos marcianos usan incluso una economía basada en el peróxido de hidrógeno (lo que usualmente conocemos como agua oxigenada) y que usan como combustible. La trilogía de Marte es una obra monumental, en extensión e intenciones, y tengo la esperanza de que tendrá en la historia de la ciencia-ficción un hueco comparable al de FUNDACIÓN o EL SEÑOR DE LOS ANILLOS.
Los peligros de la química
Es muy habitual en mi ciudad (y supongo que en otras, que todos somos humanos) ir de tapeo, pedir una taza de Ribeiro y escuchar después: este vino es pura química. Siguiendo con la sinceridad, la química tiene muy mala prensa: el último accidente grave de este tipo, la rotura de una balsa con lodos tóxicos cercana al coto de Doñana, ha llevado a las primeras planas de los periódicos el lado oscuro de la química. Sí, la química es peligrosa. Muchas sustancias son tóxicas, carcinogénicas, mutagénicas, teratogénicas... son capaces de hacer realidad nuestras peores pesadillas. Frente a estas noticias es normal olvidar que la química está omnipresente en nuestra vida, y que hace muchos años que los químicos trabajan para mejorar nuestro nivel de vida. Si está usted sentado leyendo esto, eche un vistazo al papel y piénselo bien: hay química en el papel en que está impreso, química es la tinta (o el tóner, tanto da) y química se ha usado para fabricar el metal de las grapas. Y si cree usted que por leer en la pantalla de un ordenador se libra de la química, se equivoca. A fin de cuentas, un ordenador no es más que metal, plástico y silicio. Aleaciones, polímeros, silicio purificado...
La química puede mejorar nuestra vida o destruirla, y la ciencia-ficción tiene varias siniestras profecías al respecto. Hace tiempo que mantengo la opinión de que debería haber una asignatura obligatoria en nuestro sistema educativo: Ecología y Responsabilidad Moral. Y dos obras de ciencia-ficción deberían ser de lectura obligatoria. Una es CRONOPAISAJE (1980), de Gregory Benford. En un futuro no muy lejano, el hombre ha contaminado gravemente el medio ambiente usando pesticidas e insecticidas, y el ecosistema global ha colapsado. Desesperados, en un mundo tan pobre en recursos que el uso de película fotográfica está restringido a proyectos de máxima prioridad y se organizan excursiones por las alcantarillas en busca de bolsas de mercurio, la única solución viable es enviar un mensaje al pasado para evitar que esas sustancias lleguen a usarse.
Oscuro es también el futuro que John Brunner pinta en EL REBAÑO CIEGO (1972). La novela describe unos EE.UU. que han contaminado tanto su medio ambiente que es necesario usar mascarillas, donde la lluvia ácida está al orden del día, la población de las ciudades puede morir envenenada por el agua de los grifos... donde bidones de armas químicas lanzados al océano afloran a la superficie para tomarse la revancha sobre sus creadores, y el abuso de los antibióticos ha creado cepas de bacterias superresistentes que hacen de una pequeña infección una auténtica pesadilla. Abuso de defoliantes, herbicidas, insecticidas... Si alguien impresionable no quiere tener pesadillas, le recomiendo que no la lea. Lo más triste es que parte de esa ciencia-ficción ya es realidad: coger una infección en un hospital hoy en día puede ser peligrosísimo, la lluvia ácida cae rutinariamente en algunas zonas, y el smog es un problema grave en ciudades como Méjico capital.
Curiosamente, uno de los héroes de la ciencia-ficción más populares hoy en día, Miles Vorkosigan, es el resultado de la química. Miles nace el día en que sus padres son atacados con un veneno militar de efectos teratogénicos. Sus huesos frágiles y su escasa estatura se compensan con una gran inteligencia y una hiperactividad paranoica. Lois McMaster Bujold ha desarrollado este personaje en varias novelas, y aunque levanta polémica (hay quien dice que es genial, otros dicen que es infantil), recomiendo la lectura de BARRAYAR (1991). ¿Ciencia ficción? A las nuevas generaciones de lectores puede que este nombre no les resulte familiar, pero a aquellos que superen la treintena seguro que sí: Talidomida. Este fármaco fue el responsable del nacimiento de muchos niños deformes por daños en el feto.
Y por último, incluyamos aquí una obra que ha levantado polémica entre los lectores de ciencia-ficción: RÍO LENTO (1995), de Nicola Griffith. Mucha gente discute (y discutirá, porque el debate será largo) sobre si es o no ciencia-ficción, si la visión que sobre la sexualidad tiene su autora está o no deformada, si la estructura narrativa del libro es interesante o está simplemente echo a trozos... pero en cualquier caso, el argumento gira en torno a una muchacha atormentada que trabaja en una planta de reciclado de agua. La autora ha vertido en el libro un montón de explicaciones técnicas sobre el tratamiento de aguas residuales que incluyen muchos aspectos químicos, y la novela es interesante y distinta.
¡¡Drogas!!
La ciencia-ficción ha producido algunas de las drogas más sorprendentes que conocemos. Una de las novelas que aparece de forma sistemática en las listas de las mejores obras de todos los tiempos basa toda su intriga política en torno a una droga: la especia melange. La especia posee propiedades geriátricas; extiende la vida. Es la fuente del poder de la Cofradía Espacial, pues permite los viajes espaciales. Y más todavía, la especia expande la conciencia. Pero la especia sólo puede encontrarse en el planeta Arrakis, también conocido como Dune. En DUNE (1965); Frank Herbert crea la más famosa de las drogas ficticias, y al parecer ese uso de la especia como droga que aumentaba la conciencia fue uno de los motivos principales de su éxito en los EE.UU. de finales de los 60, tan influenciados por la contracultura y su particular visión de las drogas. Un detalle bastante curioso de esta novela es que en algún momento se dice que no se conoce la composición de la droga. Resulta sorprendente que una droga tan importante no resulte objeto de un estudio intenso y una síntesis de laboratorio, aunque puede justificarse por el ambiente medieval de la trama.
El LSD es el elemento desencadenante de A CABEZA DESCALZA (1969), de Brian W. Aldiss, que imagina un futuro cercano en el que la mayor parte de Europa ha sido asolada por una guerra, pero muy especial: en ella se han utilizado nubes de LSD contra las ciudades y la población civil. El LSD es un potente alucinógeno, de modo que las personas viven en un viaje permanente y el protagonista recorre el continente en medio de la irrealidad. De todas las obras citadas, he de confesar que esta es la única que no he leído.
Otras drogas poderosas son la ultramorfina que Dan Simmons crea en HYPERION (1989) como calmante, y el omegendorfo, una combinación de neurotransmisores naturales y endorfinas que los colonos marcianos de K. S. Robinson toman en ocasiones festivas. Todas estas drogas son adictivas, y en las tres novelas encontramos adictos a ellas: Piter de Vries, el mentat del barón Harkonnen en DUNE; el padre Lenar Hoyt, un torturado sacerdote católico en HYPERION y John Boone, el primer hombre en pisar MARTE ROJO (1993).
Kim Stanley Robinson también abusa de las drogas en otra de sus obras, LA COSTA DORADA (1988). En la dorada California de principios del siglo XXI, los aburridos habitantes de Orange County se colocan con cuentagotas de drogas sintéticas de nombres sonoros: Visionaria, Afabilidad Social, Hueso Alegre, California Dulce, Zumbido... Sandy Chapman es un camello y diseñador de drogas, que se arrastra con retrasos permanentes de una transacción a otra, permanentemente drogado. Esta es otra novela que en mi opinión merece mejor suerte de la que tiene. Si alguien la lee, que se prepare a tomar nota de todos los acrónimos.
Pero donde las drogas alcanzan un papel realmente preponderante es en el cyberpunk. Las drogas, junto con los implantes electrónicos, el ciberespacio y un ambiente urbano degradado son una de las constantes del género. Un repaso a las drogas es un repaso a sus novelas más conocidas. Case, en NEUROMANTE (1984) de William Gibson, es un vaquero, un jinete del ciberespacio adicto a las drogas cuya recuperación pasa por la implantación de un hígado nuevo trucado, y Marîd Audran, CUANDO FALLA LA GRAVEDAD (1987) de George Alec Effinger, es un detective árabe que abusa de las drogas y el alcohol y recibe una paliza por novela. El cyberpunk está lleno de sexo, drogas y un futuro violento.
La revolución nanotecnológica
En la última década, varios científicos han propuesto un paso más allá en nuestro control sobre la materia. El hombre lleva siglos practicando una química elemental: aleando metales, preparando extractos de plantas, destilando líquidos... pero sólo en este siglo la química ha logrado un control más o menos preciso de la materia: enzimas, sistemas autorreplicantes, catálisis, diseño de fármacos...
La nanotecnología, propuesta originalmente por el premio Nobel Richard Feynman y divulgada hoy en día por K. Eric Drexler supondrá, si llega a buen término, una revolución muy superior a la que la mecanización supuso en el siglo XIX. Nos dará el control definitivo sobre los átomos y podremos manipularlos con exquisita precisión, formando estructuras y sistemas que hoy escapan a nuestra imaginación. Aunque hay todavía muy pocas aplicaciones de esta tecnología, una aplicación extensiva supondrá la realización práctica de ese dicho atribuido a A. C. Clarke: Cualquier tecnología lo bastante avanzada es indistinguible de la magia.
La ciencia-ficción ya ha llevado la nanotecnología a su terreno, y varias novelas ofrecen un panorama de lo que podría ser un futuro realmente increíble. Quizás la mejor de todas sea LA ERA DEL DIAMANTE: MANUAL ILUSTRADO PARA JOVENCITAS (1997), de Neal Stephenson. Describe un futuro que podría englobarse casi dentro del cyberpunk, con un mundo dividido en tribus o philes, donde la nanotecnología ha revolucionado completamente la forma de vivir: los compiladores de materia, conectados a una Toma, proporcionan alimentos, bienes de consumo y una tecnología devastadora. Y en ese mundo, un ingeniero construye un manual para la educación de una niña, un manual que es en sí mismo un tutor completo con una nanotecnología tan avanzada que es casi mágica.
Otro buen ejemplo de nanotecnología es la ganadora del premio Hugo, PAZ INTERMINABLE (1997), de Joe Haldeman. Describe una situación muy similar a la apuntada por Stephenson. La nanotecnología ha revolucionado el mundo, pero aquí el control de la nanotecnología está en manos de la sociedad occidental, que posee las nanofraguas. Las nanofraguas pueden crear cualquier cosa con las materias primas adecuadas, pero su acceso es restringido. Sólo si un país está alineado con el bloque occidental puede tener acceso a las nanofraguas. Para Stephenson, el poder pasa por el control de las Tomas, para Haldeman, por el control de las nanofraguas. Si la nanotecnología alcanza el estado propuesto en estos dos libros, la química tal y como la conocemos será cosa del pasado.
Una curiosa propuesta de química sintética, en cierta manera similar a la nanotecnología, es la que Javier Redal y Juan Miguel Aguilera plasman en HIJOS DE LA ETERNIDAD (1989). Allí, la preparación de alimentos, fármacos y otros productos necesarios se lleva a cabo por una especie de electrosíntesis, usando placas conductoras sumergidas en una disolución de agua y dióxido de carbono. La superficie de las placas está moldeada de manera que forma huecos donde se produce el ensamblado de los productos. En cierto modo, me parece una alternativa más realista que la nanotecnología. En lo que concierne al libro, el consenso general entre los aficionados españoles es que si la hubiesen escrito Larry Niven y Jerry Pournelle, por poner un ejemplo, ya habría alcanzado la fama que merece.
Epílogo
Llegados a este punto, parece que la química tiene una proyección insospechada en la ciencia-ficción, pero no nos engañemos. En muchos casos, se trata de detalles o argumentos secundarios que se usan para dar verosimilitud a la trama. Muy pocas obras tienen la química como fuerza motriz, pero hay muchas ideas disponibles para un escritor avispado. Si alguien es capaz de sacar una idea para un relato del inconsciente colectivo de Jung, es capaz de sacarla de aquí. Y aún han quedado varias obras en el tintero: dejamos estas como un ejercicio para el lector.
Bibliografía
Todas las obras citadas en el texto aparecen a continuación ordenadas por autores. Me gustaría agradecer a los suscriptores de la lista del canal #cienciaficción las respuestas a mis peticiones de relatos y obras basadas en la química. Mi agradecimiento especial a Cucha, que me hizo llegar digitalizado, casi bloqueando mi correo, el excelente relato EL BRUJO CAUTIVO. Mis agradecimientos también a Iñaki Fariña, Eduardo Mallo y Carlos González por leer versiones previas y darme valiosas sugerencias. Igualmente a Juan Marticorena por hacerme notar clásicos del género que deberían haber sido mencionados. E por último, a Carme por darlle un título a este artigo e por atopar varias erratas máis cando o artigo xa estaba publicado.
- Aldiss, Brian W.,
- A CABEZA DESCALZA. Ed. Acervo, Ciencia Ficción.
- Anvil, Cristopher,
- EL BRUJO CAUTIVO
- Asimov, Isaac,
- LA MAGNÍFICA POSESIÓN. En LA EDAD DE ORO I, Editorial Plaza & Janés, col. Jet.
- LAS PROPIEDADES ENDOCRÓNICAS DE LA TIOTIMOLINA RESUBLIMADA. en LA EDAD DE ORO III, Editorial Plaza & Janés, col. Jet.
- LA TIOTIMOLINA Y LA ERA ESPACIAL. En OPUS 100, Alianza Editorial, col. bolsillo, nº 1141.
- TIOTIMOLINA PARA LAS ESTRELLAS, PADRE FUNDADOR y COJA UNA CERILLA. En COMPRE JÚPITER, editorial Plaza & Janés, col. Jet. El último relato puede encontrarse también con un título ligeramente distinto en NUEVAS DIMENSIONES 2, Ed. Adiax.
- PATÉ DE FOIE GRAS y POLVO MORTAL. en ESTOY EN PUERTOMARTE SIN HILDA, Alianza Editorial, col. bolsillo, nº 366.
- A LO MARCIANO y ENGAÑABOBOS. en A LO MARCIANO, Ed. Martínez Roca, col. Asimov, nº 5. Existe también una edición más antigua de la misma editorial en la col. Superficción, nº 61. El primero también se puede encontrar en SUEÑOS DE ROBOT, Editorial Plaza & Janés, col. Jet.
- Bear, Greg,
- LUCHACRUENTA. en Los mejores relatos de Isaac Asimov´s Science Fiction Magazine, Ed. Martínez Roca, col. Superficción 2ª época, nº 114.
- Benford, Gregory,
- A TRAVÉS DEL MAR DE SOLES. Ediciones B, col. Nova, nº 10.
- EL CORAZÓN DEL COMETA, Ed. Acervo, Ciencia Ficción. Escrita en colaboración con David Brin.
- CRONOPAISAJE. Ediciones B, col. Nova, nº 66.
- Brin, David,
- MAREA ESTELAR. Ed. Acervo, Ciencia Ficción.
- EL CORAZÓN DEL COMETA, Ed. Acervo, Ciencia Ficción. Escrita en colaboración con Gregory Benford.
- Brunner, John,
- EL REBAÑO CIEGO. Ed. Acervo, Ciencia Ficción.
- Bujold, Lois McMaster,
- BARRAYAR. Ediciones B, col. Nova, nº 60. El resto de los libros de la saga de Miles Vorkosigan publicados en español pueden encontrarse también en esta colección.
- Cherryh, C. J.,
- EL ORGULLO DE CHANUR, LA AVENTURA DE CHANUR, LA VENGANZA DE CHANUR y EL REGRESO DE CHANUR. Ediciones B, col. Nova, nos 2, 14, 16 y 23. Los libros de esta saga son prácticamente inencontrables.
- Clarke, Arthur C.,
- ERROR TÉCNICO. En ALCANZA EL MAÑANA, Ed. Ultramar, col. bolsillo Ciencia Ficción, nº 61.
- CITA CON MEDUSA. En EL VIENTO DEL SOL, Alianza Editorial, col. bolsillo, nº 531. También está publicado en la antología ENCUENTRO CON MEDUSA, Ed. Caralt, Ciencia Ficción, nº 22, con ese nombre.
- EN MARES DE ORO y EL HOMBRE QUE CRIBABA EL MAR. En CUENTOS DEL PLANETA TIERRA, Ed. Plaza & Janés, col. Éxito Internacional. El segundo es seguramente más asequible en
- CUENTOS DE LA TABERNA DEL CIERVO BLANCO, Alianza Editorial, col. bolsillo, nº 687.
- Clement, Hal,
- MISIÓN DE GRAVEDAD. Ediciones B, col. Nova, nº 55.
- Crichton, Michael,
- LA AMENAZA DE ANDRÓMEDA. Ediciones B, col. VIB. Existe una edición más antigua de Ed. Bruguera, en la colección bolsillo.
- Effinger, George Alec,
- CUANDO FALLA LA GRAVEDAD. Ed. Martínez Roca, col. Gran Superficción. En la misma colección están editadas también las otras dos obras que completan la trilogía, UN FUEGO EN EL SOL y EL BESO DEL EXILIO.
- Forward, Robert L.,
- HUEVO DEL DRAGÓN y ESTRELLAMOTO. Ediciones B, col. Nova, nos 5 y 12.
- Gibson, William,
- NEUROMANTE. Ed. Minotauro. Para los que gusten del cyberpunk de Gibson, en la misma editorial encontrarán las continuaciones, CONDE CERO y MONA LISA ACELERADA.
- Griffith, Nicola,
- RÍO LENTO. Ediciones B, col. Nova, nº 108.
- Haldeman, Joe,
- MUNDOS y MUNDOS APARTE. Ed. Ultramar, col. bolsillo Ciencia Ficción, nos 42 y 43.
- PAZ INTERMINABLE. Ediciones B, col. Nova, nº 107.
- Herbert, Frank,
- DUNE. Ed. Acervo, Ciencia Ficción. Una edición peor encuadernada pero más asequible en precio es la de Ultramar, que también tiene el resto de títulos de la serie en su colección de bolsillo.
- Pohl, Frederik,
- MINEROS DEL OORT. Ediciones B, col. Nova, nº 62.
- Redal, F. Javier,
- NAUFRAGIO EN TITÁN. Nueva Dimensión, nº 109. Este relato es casi inencontrable, pero merece la pena. A ver si alguien le echa narices y publica más antologías de cuentos.
- MUNDOS EN EL ABISMO E HIJOS DE LA ETERNIDAD. Publicadas junto con Juan Miguel Aguilera (quien si alguna vez lee esto espero me perdone por no ponerlo aparte). Ed. Ultramar, col. bolsillo Ciencia Ficción, nos 68 y 90.
- Robinson, Kim Stanley,
- MARTE ROJO, MARTE VERDE y MARTE AZUL. Ed. Minotauro.
- LA COSTA DORADA. Ed. Júcar, col. Etiqueta futura, nº 15. Esta novela es muy difícil de encontrar, dado que la colección cerró hace años y no han saldado todavía los restos. Acechadla, vale la pena.
- Sheffield, Charles,
- LA CACERÍA DEL MANNA. En LAS CRÓNICAS DE MCANDREW, Ediciones B, col. Nova, nº 34.
- Simmons, Dan,
- HYPERION. Ediciones B, col. Nova, nº 41.
- Stephenson, Neal,
- LA ERA DEL DIAMANTE: MANUAL ILUSTRADO PARA JOVENCITAS. Ediciones B, col. Nova, nº 101.
- White, James,
- HOSPITAL DEL ESPACIO. Ed. Gaviota, col. Infinitum, nº 7. También muy difícil de encontrar.