
El futuro que nos espera tendrá su origen en una gran crisis cuasiapocalíptica que cambiará el estado de las cosas. Ocurre en TERMINATOR (1984) y en la intertextualización wachowskiana de ésta, MATRIX (Los Robots se rebelan contra sus creadores) y ocurre, con distinto origen pero similar resultado, en MAD MAX, en THE POSTMAN (MENSAJERO DEL FUTURO, 1997), en WATERWORLD (1993) o en rarezas de serie B como THE ULTIMATE WARRIOR (EL ÚLTIMO AMANECER, 1975) o DEATH RACE 2000 (LA CARRERA DE LA MUERTE DEL AÑO 2000 1975). Estos films van a conjugar sus propios arquetipos:
- a) sociedad westerniana;
- b) salvajismo;
- c) misoginia;
- d) regresión social.
Se criminaliza la sociedad desarrollada: causa y motivo de la situación actual existente, y se destierra la cultura y el sentimiento artístico. La sociedad retoma tópicos feudales y la ley del más fuerte predomina sobre la democracia. Es la era de unos héroes a su pesar, mercenarios o supervivientes, que emprenden la búsqueda de sus raíces (WATERWORLD) o, pretenden hallar el sentido de su nueva vida (MAD MAX). Pero también es una sociedad que se recrea en el anacronismo y en la violencia, una vuelta atrás que tiene como conclusión inexorable la condena de la humanidad.

En este contexto maldito, el fin último de este héroe no va a ser la reinversión del status quo sino su adaptación al mismo del modo menos doloroso posible. Impelido por el compromiso de su condición heroica, tomará por objetivo la preservación de la supervivencia de sus allegados (y de él mismo) a costa de todo lo(s) demás. Y, digamos, no le importará si hay sangre de por medio.
Pertenecen también a este bastión postapocalíptico películas como AKIRA (1988) o la visión de un Apocalipsis capitaneado por un joven aficionado a la telequinesia, o TITAN A.E. que narra los gozosos esfuerzos de una pareja, inducida por los débitos de la adolescencia, por salvar los códigos genéticos de la comunidad animal terrestre. Un último intento de carácter altruista que persigue la preservación de la especie humana a pesar de su naturaleza destructiva. Una invitación a participar de la utopía con textura de (buen) cine animado.