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Crónicas CienciaFiccionísticas, 21
El historiador del futuro
por Guillermo Ríos Álvarez

Tiempo estimado de lectura: 1 min 58 seg

Isaac Asimov
Isaac Asimov

Si Ray Bradbury representaba el pesimismo más radical en materia de ciencia-ficción, su contemporáneo Isaac Asimov (contemporáneo exacto, porque nacieron en el mismo año: 1920) representa la prolongación del tecnooptimismo campbelliano. En muchos sentidos, Isaac Asimov es el escritor definitivo y más reconocible de la Edad de Oro, y uno de los más importantes de la ciencia-ficción entera. Se puede discutir (y de hecho se discute) sobre su calidad literaria como escritor, pero si no es el mejor escritor de ciencia-ficción de todos, sí es el más representativo de ellos, y también probablemente uno de los más vendidos y comprados en toda la historia del género.

Isaac Asimov nació en Rusia, en 1920, pero a los tres años su familia emigró a Estados Unidos. Asimov creció con una viva admiración hacia su patria adoptiva, a la que terminó por hacer suya. También se volvió un creyente ferviente en los principios que inspiraron la fundación de los Estados Unidos: el respeto a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Fue también un escritor de fuertes convicciones humanistas, y un defensor a ultranza de la ciencia y de sus beneficios para la raza humana, aunque nunca se cegó hasta el punto de no advertir sobre los potenciales peligros en el uso de la misma para la destrucción.

Yo, robot

Asimov rondó a los Futurianos y empezó a vender relatos para John W. Campbell. Su primer aporte mayor a la ciencia-ficción fueron sus cuentos de robots. Hasta el minuto, las historias de robots seguían el patrón de FRANKENSTEIN y de R. U. R. ­, en cuanto a ser máquinas que al tomar conciencia de sí mismas, se rebelan contra el ser humano y lo asesinan. Asimov diseñó (con mayor o menor aporte de Campbell, a según las versiones) las famosas Leyes de la Robótica, que permitirían a los robots trabajar con los seres humanos sin que se rebelen contra la Humanidad. Un buen puñado de estos cuentos fueron publicados en su libro YO, ROBOT (1950) un clásico indiscutible dentro de la literatura de robots, en los cuales Asimov explora hasta el límite sus distintas posibilidades.

El gusto de Asimov por la Historia le inspiró a componer una especie de historia del futuro, lo que le daría ventaja para no tener que documentarse en demasía sobre el pasado. Eligió como tema el material escrito en LA DECADENCIA Y CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO, del historiador dieciochesco Edward Gibbon, trasladando estos hechos y escenarios a una ambientación futurista y galáctica, y así nació la saga de las Fundaciones. Los primeros ocho relatos de la misma fueron publicados como tales en la revista Astounding Science Fiction, pero luego fueron compilados en tres tomos, que fueron publicados como la Trilogía de la Fundación (FUNDACIÓN­ en 1951, FUNDACIÓN E IMPERIO­ en 1952, y SEGUNDA FUNDACIÓN­ en 1953) La trama de la saga gira en torno a la decadencia del Imperio Galáctico, controlado desde el planeta-ciudad de Trantor. El psicohistoriador Hari Seldon prevee, gracias a la ciencia de la psicohistoria, la llegada de una barbarie que durará treinta mil años. Para reducirla a apenas mil, diseña un plan de emergencia: crea una FUNDACIÓN que mantendrá la cultura entre sus muros, y manejando ecuaciones psicohistóricas, podrá ser la semilla de un nuevo y futuro Imperio Galáctico (un poco a la manera de los monasterios que mantuvieron la cultura grecorromana viva en la Edad Media)

Fundación

Mucho después, Isaac Asimov expandió este esquema con secuelas y precuelas, además de conectar la saga de la FUNDACIÓN con historias de la creación del Imperio Galáctico, e historias incluso anteriores, sobre la Humanidad y los robots. Así, el universo asimoviano creció hasta alcanzar cerca de una quincena de libros, que describen miles de años de historia galáctica, desde la colonización del espacio por parte de la Tierra hasta la barbarie posterior al Imperio Galáctico. Otros escritores han escrito aún más material, haciendo crecer el universo todavía más. Con esta saga, es justo afirmar que Isaac Asimov agotó en un solo gran universo narrativo, todas las posibilidades literarias que le cabían a la Edad de Oro. A partir de entonces, a la Ciencia-ficción no le quedaría otro remedio sino evolucionar en otra dirección.

© Guillermo Ríos Álvarez, (708 palabras) Créditos
Publicado originalmente en Guillermocracia el 23 de enero de 2011
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