Sinopsis

El primer gran éxito de la carrera de Cary Grant, y la primera película que asoció el nombre del actor a las grandes recaudaciones. Grant no sentía ningún interés por el proyecto, pero el productor, Hal Roach, logró convencerle para que interviniera en el film. Grant acabó cediendo a cambio de un porcentaje de los beneficios en taquilla, además de su sueldo habitual, y la promesa de un rodaje rápido. Seguramente, el actor pensaba que la película resultante obtendría un éxito moderado, dado su argumento nada original y su absoluta falta de pretensiones.

El principal escollo al que tuvo que enfrentarse Roach fue su elección del director, pues escogió a Norman Z. McLeod, del que por entonces Grant no tenía buena opinión. De hecho, le desagradaba profundamente, porque había trabajado a sus órdenes en la producción ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS (ALICE IN WONDERLAND, 1933), de la Paramount, y no guardaba buen recuerdo de la experiencia, además de considerar aquella película la peor de su todavía corta carrera. No obstante, acabó cediendo a las pretensiones de Roach porque, una vez obtenida su independencia del control de los Estudios, ansiaba interpretar una comedia ligera. Aunque parezca sorprendente para un cinéfilo de hoy, durante mucho tiempo los Estudios, sobre todo Paramount, apostaron por promocionar a Grant exclusivamente como galán romántico, obviando sus innegables dotes de comediante. En realidad, le veían como un tipo atractivo y poco más, y hasta hubo algún ejecutivo que aseguraba que Cary no resultaría convincente en una comedia ligera. Cabe suponer que a tal ejecutivo se le atragantaran estas palabras, a la vista del excelente trabajo de Grant en UNA PAREJA INVISIBLE, que fue la primera comedia que protagonizó como actor independiente.

Hasta aquel momento, su nombre siempre había aparecido en los créditos en segundo o incluso en tercer lugar, y, según declaraciones del propio actor: Estaba harto de ser un segundón. Puesto que Constance Bennett era considerablemente más popular que él por aquella época, Roach encargó que se compusiera el cartel de la película con el nombre de la actriz en primer lugar, lo que en principio no agradó a Cary. En aquel tiempo, la posición que ocupaba el nombre de un actor en el cartel de una película era muy importante, porque se traducía en dinero y prestigio profesional. Precisamente una de las razones de Grant para arriesgarse a ser independiente había sido su deseo de no ser nunca más plato de segunda mesa. De hecho, le había molestado profundamente que su nombre siempre fuera por detrás de los de las grandes estrellas femeninas, y ahora Roach pretendía hacerle lo mismo que en la Paramount. No le gustaba nada figurar como partenaire masculino de Bennett, pero apreciaba a Roach y, por deferencia a él, cedió sólo por esa vez.

La apreciación personal de Grant sobre McLeod se basaba sólo en su experiencia personal con ese director, pero, en realidad, el realizador era uno de los grandes de su tiempo y estaba muy bien valorado por todos los Estudios. A Grant se le antojaba un tanto anticuado en cuanto al estilo, pero varió de opinión muy pronto. McLeod, apoyándose en el Story Board, decidió utilizar dibujos mucho más elaborados para mostrar a los actores cómo quería que aparecieran en una escena determinada. Incluso empleó primeros planos para enseñar a Grant y Bennett la expresión facial, e incluso corporal, que debían adoptar en un momento determinado. Cary, que siempre había deseado estudiar a fondo la comedia basada en la gestualidad, se mostró agradablemente sorprendido por la iniciativa del director. Con su ayuda, Grant experimentó todas las posibilidades de la comedia cinematográfica, de modo que puede afirmarse que, para el actor británico, UNA PAREJA INVISIBLE fue como un curso acelerado de perfeccionamiento profesional.

El personaje de Cosmo Topper iba a ser interpretado por W. C. Fields, veterano artista de vodevil muy admirado por Grant. Cuando Fields rechazó el papel, este recayó en Roland Young. A Grant no le caía muy bien, porque, en su etapa en Paramount, había intervenido en varias cintas de Young como secundario, y siempre se había considerado mucho mejor actor que el menudo veterano. Lo cual era cierto.

UNA PAREJA INVISIBLE llegó a las carteleras americanas el viernes 16 de julio de 1937. Roach había confiado en producir una cinta moderadamente comercial, que cubriera costes y generara un beneficio razonable, pero se convirtió en un éxito apoteósico y recaudó muchísimo dinero, convirtiéndose en el segundo film más taquillero del año, sólo por detrás de la estupenda SARATOGA (Ídem, Jack Conway, 1937), vehículo para el lucimiento de Clark Gable. La cinta fue una de las primeras producciones de Hollywood en estrenarse en nuestro país, tras el paréntesis de tres años de la guerra civil. El film fue estrenado en Barcelona el miércoles 4 de octubre de 1939, en Bilbao el lunes 4 de diciembre y en Madrid el lunes 18 del mismo mes.

Visto hoy, UNA PAREJA INVISIBLE es un film decididamente menor de los realizados en el Hollywood de la época, pero endiabladamente divertido. Grant y Bennett están inmensos, pero Roland Young destaca como el apocado hombrecillo que, a pesar de ser presidente de una poderosa entidad bancaria, vive bajo el dominio de una esposa tan cursi como dominadora. Los fantasmas de George y Marion, decididos a conseguir que Cosmo Topper supere sus inhibiciones y disfrute de la existencia, interfieren en la vida del banquero, dando pie a las situaciones más jocosas y rocambolescas que imaginarse puedan. La cinta es una sucesión continua de gags no por demasiado vistos menos graciosos. No es una obra maestra, ni siquiera una gran película, pero sí una comedia que cumple eficazmente con su objetivo de proporcionar a los espectadores hora y media de diversión y carcajadas. Una de las mejores comedias ligeras de su tiempo, y un título fundamental en la filmografía de Cary Grant, el mejor actor que ha existido.

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