BRIGADA 21 es una de las aportaciones más notables del maestro Wyler a la corriente temática del cine negro, que tantas obras maestras alumbró durante las décadas de los cuarenta y cincuenta. La base argumental del film fue una obra teatral del prestigioso dramaturgo Sidney Kingsley, pieza que había sido estrenada en Broadway con gran éxito. En los escenarios neoyorkinos, el papel de McLeod había sido interpretado por Ralph Bellamy, muy elogiado por la crítica especializada. Junto a Bellamy actuaron Lee Grant, Michael Strong y Joseph Wiseman, que fueron contratados por la Paramount, a instancias de Wyler, para que repitieran sus roles en la adaptación al cine. Dicha adaptación pudo realizarse gracias a la tenacidad del propio Wyler, que supo descubrir el gran potencial cinematográfico que encerraba la pieza de Kingsley. La Paramount, reacia a rodar la película, acabó cediendo a las pretensiones del director, más por confianza en su labor como realizador de notorios éxitos de taquilla, tales como CALLE SIN SALIDA (DEAD END, 1937); EL FORASTERO (THE WESTERNER, 1940); LA SEÑORA MINIVER (MRS MINIVER, 1942) o LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA (THE BEST YEARS OF OUR LIVES, 1946) que por el argumento en sí, considerado por los jefazos del estudio como extremadamente delicado. De todas formas, parece ser que impusieron a Wyler unas condiciones bastante duras para hacer la película. El presupuesto sería reducido y el rodaje debería durar lo menos posible. Wyler no se arredró y consiguió terminar la película en sólo 36 días, todo un récord si tenemos en cuenta que el metraje final del film es de 105 minutos.
En un principio, Wyler confío la redacción del guión a su gran amigo Dashiell Hammett, aclamado novelista que había obtenido fama universal gracias a novelas como COSECHA ROJA y, sobre todo, EL HALCÓN MALTÉS, magníficamente adaptada a la gran pantalla por John Huston diez años antes. Por razones poco claras, aunque quizá relacionadas con la Caza de Brujas del infausto McCarthy, que convirtió al escritor en blanco predilecto de los inquisidores anti izquierdistas, Hammett abandonó el proyecto al poco tiempo, siendo reemplazado en su labor como guionista por Philip Yordan y Robert Wyler, hermano del director. El guión definitivo se diferenciaba muy poco del libreto teatral, pues tan sólo se potenciaron algunos pasajes determinados del relato, a fin de añadirles mayor carga dramática, y se concedió un poco más de protagonismo a personajes que en la versión teatral eran poco relevantes.
Wyler tenía claro que un buen reparto y una puesta en escena eficaz bastarían para lograr un buen resultado en taquilla, y acertó de lleno. Exceptuando a Kirk Douglas y Eleanor Parker, las únicas grandes estrellas de la cinta, el resto del cast
lo integraron un puñado de buenos profesionales, casi todos ellos con larga experiencia en cine y teatro, que estuvieron más que correctos en sus interpretaciones. Lee Grant, casi una recién llegada a la gran pantalla, compuso un personaje conmovedor, al que ya había dado vida en los escenarios de Broadway: el de la frágil y tímida raterilla que acaba de cometer su primer robo. William Bendix bordó su papel de hombre duro pero comprensivo ante las debilidades de los demás. Wiseman y Strong están geniales como paranoicos en potencia. Ese gigantesco secundario que fue el impagable MaCready consiguió la mejor actuación de su carrera, recreando el personaje del doctor Schneider, el galeno que se dedica a practicar abortos ilegales. Y otro tanto puede decirse de McMahon, en el rol del teniente Monahan, el recto policía que ha de dominar la violencia de su subordinado McLeod. Sin embargo, la imagen que ha quedado grabada para siempre en las retinas del autor, es la de la delicada Cathy O´Donnell junto a Craig Hill, como una joven pareja que consigue enternecer al espectador con su amor.
Douglas, por su parte, está inmenso, como siempre, en un papel hecho a su medida: el de un irascible policía obsesionado con atrapar al médico que efectúa abortos ilegales, en cuya clínica abortó su propia esposa; y que ante la frustración y la desesperanza de su vida familiar, decide refugiarse en la acción y el peligro que conlleva su dura profesión. En cuanto a Eleanor Parker, logró dibujar su personaje, el de esposa de McLeod, con notable tacto y sensibilidad, sin peligrosas sobreactuaciones.
Esta pequeña gran joya del cine negro retrata el quehacer diario de un puñado de agentes de la ley, mostrando su intimidad, revelando sus bajezas y resaltando las ocasiones en las que la ternura que ocultan puede apreciarse al trasluz. En determinados momentos, la cinta semeja una especie de análisis psicológico de policías y delincuentes, que interactúan en el vestíbulo de la comisaría en una aparentemente anárquica mezcolanza, en la que no es fácil distinguir entre unos y otros.
Lo más destacable del film, aparte de su tensa atmósfera, es la valentía con la que Wyler y la Paramount abordaron el tema del aborto, cuestión tabú en el cine de la época. Se trataba de una apuesta muy arriesgada, ya que el generalmente conservador público norteamericano podía darle la espalda a la película, al tratar ésta un asunto tan desagradable
para las límpidas conciencias de los americanos de clase media. Wyler apostó alto y ganó, porque BRIGADA 21 no sólo fue un éxito de público, sino también de crítica, a pesar de algún que otro columnista (mejor debiéramos decir calumnista) que arremetió contra ella.
Antes de empezar el rodaje, Douglas se ocupó de producir unas representaciones teatrales de la obra, que habrían de servir, según él, de ensayos para el film. Esta idea no gustó a Wyler, al menos al principio; no obstante, acabó aceptándola y asistió a las representaciones, que le ayudaron a retocar algunos puntos flojos del guión.
Douglas, actor perfeccionista donde los hubiera, quería tener una visión lo más correcta posible del ambiente en que se desenvolvían los policías en el desempeño de sus funciones, así que obtuvo autorización para trasladarse al Precinto (comisaría) de la calle 47 de Nueva York, de incógnito, por supuesto. Mientras estuvo allí, observando cuanto se podía observar y aprendiendo las rutinas de los agentes, sucedió una anécdota que el actor narraría en su autobiografía. Un negro fue arrestado por robo, y uno de los agentes permitió que fuera Douglas quien le tomara las huellas dactilares. El ladrón no dejaba de mirar fijamente al tipo que le entintaba los dedos, y por fin se decidió a preguntarle si era Kirk Douglas. Éste respondió: ¿Crees que si lo fuera estaría haciendo esto?
Uno de los policías de ficción de la película era negro, y además tenía diálogo. Enterados del asunto los mandamases de la Paramount, pusieron el grito en el cielo y llamaron a órdenes a Wyler, quien preguntó por qué no podía ser negro, a lo que los jefazos del estudio respondieron: Debe haber una razón para ello
. Wyler alegó que no creía necesario que la hubiera, ya que, de hecho, en aquel momento había muchos policías negros en la vida real. Los ejecutivos tardarían bastante tiempo en darse cuenta de que, con la inclusión de tal personaje, el realizador no buscaba ningún efecto subversivo.
Nominada a cuatro Oscars de la Academia, en las categorías de dirección, guión adaptado, actriz y actriz secundaria, BRIGADA 21 no obtuvo ninguno de ellos. Los dos primeros se los llevó UN LUGAR EN EL SOL (A PLACE IN THE SUN, George Stevens); los otros dos fueron para UN TRANVÍA LLAMADO DESEO (A STREETCAR CALLED DESIRE, Elia Kazan) concretamente para la maravillosa Vivien Leigh como mejor actriz, y para Kim Hunter como mejor actriz secundaria. Esta vigésimo cuarta edición de los Oscar se celebró el 20 de marzo de 1952 en el RKO Pantages Theatre de Hollywood. Lee Grant, que había aspirado al premio a la mejor secundaria, se resarció poco después, al conseguir el premio a la mejor actriz en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Cannes.
BRIGADA 21 nos presenta una amplia variedad de situaciones típicas que se dan en una comisaría; pero gracias al genio de Wyler, uno de los más grandes directores que han existido, cada una de ellas nos es ofrecida con entidad propia, atrapando de inmediato el interés del espectador, que se ve incapaz de apartar sus ojos de la pantalla hasta el The End. Estamos, pues, ante uno de los films más intensos y logrados del cine negro americano. Una película para ser saboreada como si de un vino añejo se tratara. Que la disfruten.
BEN-HUR
BRIGADA 21
LA CARTA
DESENGAÑO
ESOS TRES
EL FORASTERO
LA GRAN PRUEBA
LA HEREDERA
HORAS DESESPERADAS
HORIZONTES DE GRANDEZA
JEZABEL
LA LOBA
LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA
VACACIONES EN ROMA