Asistimos en esta obra de teatro a un duelo dialéctico intensísimo e inteligentísimo entre un profesor de Universidad y una estudiante. Duelo llevado con mano maestra por Mamet, que nos habla aquí de feministas histéricas, del valor de la educación, y, sobre todo, de como un ser mezquino y amargado es capaz de torcer las palabras de aquel que no quiere otra cosa que formarla y enseñarle a ser mejor persona, destrozando por completo su vida. De la incomunicación y la maldad, en suma.
Leo por Internet comentarios muy positivos y otros muy negativos. Yo me encuentro entre los que consideran que estamos ante una obra excepcional, llena de sugerencias y matices, un regalo para cualquier actor y para cualquier espectador interesado en comprender la naturaleza humana. Nos habla Mamet de la maldad, en última instancia, de como los matices en la realidad lo son todo, pero no son nada ante oídos sordos e interesados, ante todos aquellos que tienen una agenda preparada de antemano, que maquiavélicamente son capaces de torcerlo todo para satisfacer sus ansias de venganza y de otras índoles igualmente rastreras, que se niegan a deshacerse de su maquineísmo interesado y pueril, destructor de sueños y esperanzas.
La obra es también un ejemplo perfecto de dramaturgia, en el que nada chirría, en el que todo sucede de forma lógica y plausible sin ser predecible. Un ejemplo de escritura teatral que debería ser canónico en el estudio del arte del teatro, tanto para escritores como para actores.
En cuanto a la adaptación cinematográfica, realizada por el propio Mamet, señalar que conserva toda la intensidad de la pieza teatral. Por fortuna, Mamet no ha sido nunca dado a pirotecnias visuales, y aquí abre ligeramente la cámara a otros espacios de la Universidad y de fuera de ella. Pero se conserva perfectamente la claustrofobia de la situación. El único reparo que le hago es que Mamet hace que Carol exponga en una gran pancarta algunas de las razones para actuar como lo hace, y Mamet no detiene la cámara el tiempo suficiente para que el espectador pueda leer esas manifestaciones de la chica. Lástima, porque enriquecen aún más la obra, y es una película difícil de encontrar en vídeo, medio en el que uno puede paladear a placer las palabras e interpretación de los actores.