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EL CUARTO HOMBRE
EL CUARTO HOMBRE EE. UU., 1952
Título original: Kansas City Confidential
Dirección: Phil Karlson
Guión: George Bruce y Harry Essex sobre una historia de Harold R. Greene y Rowland Brown
Producción: Edward Small para Associated Players & Producers
Música: Paul Sawtell
Fotografía: George E. Diskant
Duración: 99 min.
IMDb: tt0044789. Doblaje: (es-ES)
Reparto: John Payne (Joe Rolfe); Preston Foster (Tim Foster); Neville Brand (Boyd Kane); Lee Van Cleef (Tony Romano); Jack Elam (Pete Harris); Coleen Gray (Helen Foster); Howard Negley (Scott Andrews); Mario Siletti (Tomaso); Dona Drake (Teresa); Carleton Young (Martin)

Tiempo estimado de lectura: 2 min 35 seg

Sinopsis

Tim Foster, un policía que ha sido expulsado del cuerpo por una cuestión política, ha urdido un meticuloso plan para realizar un audaz robo y echarle la culpa a un inocente. Para ello utiliza a tres delincuentes comunes, y, a fin de que no puedan traicionarse entre sí, todos ellos, incluido él mismo, habrán de llevar careta. Todo sale como estaba planeado. Foster entrega a cada hombre una pequeña cantidad de dinero, un pasaje para algún lugar remoto y medio naipe como identificación, quedando en que los avisará oportunamente para reunirse y repartir el resto del dinero. Pero los cuatro facinerosos no cuentan con el hombre que han usado como chivo expiatorio.

El cine negro no sólo fue cultivado por grandes maestros como Fritz Lang, Otto Preminger o Billy Wilder, sino también por aquellos realizadores que se batieron el cobre en la Serie B, dirigiendo cintas generalmente de encargo, muchas de las cuales acabarían deviniendo en auténticos clásicos. Algunos de estos hombres destacaron por encima de la media, a pesar de desarrollar sus carreras en los estrechos márgenes del cine de presupuesto bajo/medio. Y entre ellos, entre ese pequeño grupo de elegidos que pasarían a engrosar la lista de directores imprescindibles del noir, figura por derecho propio el gran Phil Karlson. Director todoterreno, capaz de llevar a la pantalla cualquier historia y curtido en mil lances cinematográficos, Karlson brillaría con luz propia en el cine negro gracias a películas geniales como EL CUARTO HOMBRE (KANSAS CITY CONFIDENTIAL, 1952), TRÁGICA INFORMACIÓN (SCANDAL SHEET, 1952), CALLE RIVER 99 (99 RIVER STREET, 1953), EL IMPERIO DEL TERROR (THE FHENIX CITY STORY, 1955) o CUANDO EL HAMPA DICTA SU LEY (KEY WITNESS, 1960). Cinco cintas que, por sí solas, justifican su entrada en el Olimpo de los maestros del policiaco, por más que hoy esté casi olvidado salvo por los cinéfilos. Cada cinta muestra una aproximación distinta a temas característicos del cine negro, por lo que resulta francamente difícil decantarse por una sola de ellas. Pero EL CUARTO HOMBRE no sólo es su primera aproximación a las temáticas negras puras, sino uno de sus filmes más estilizados.

Para poner en imágenes su historia, Karlson contó con un argumento inspirado en hechos reales, acaecidos en la ciudad del título original. El presupuesto era muy reducido, pero la gente como Karlson se crecía ante la adversidad y en la película no se advierte esa carencia económica; incluso casi parece una Serie A, de tan bien realizada como está. Para el reparto, Karlson se rodeó de una estrella mediana como John Payne, y de un brillante elenco de secundarios, que con su sola presencia dan lustre al film. Además de un inmenso Preston Foster, aquí en uno de los roles más agradecidos de su carrera, contamos con la impagable actuación de característicos de la talla del inquietante Jack Elam, el torvo Neville Brand y el siniestro Lee Van Cleef. En pocas ocasiones se ha visto en el cine a un terceto de villanos tan memorable.

Phil Karlson ofrece una visión clásica del noir a través de la odisea de Joe Rolfe (John Payne), un excombatiente y exconvicto que es acusado injustamente de un delito que no ha cometido. Aunque los funcionarios policiales han de reconocer pronto y a regañadientes su error, queda marcado por este hecho y pierde su modesto empleo, por lo que queda poco menos que en la indigencia. Rabioso, Rolfe, con la inestimable ayuda de un compañero al que salvó la vida en la guerra, logrará ir averiguando quiénes están tras el robo. Rolfe, personaje al que la sociedad bien pensante ha marginado, no alberga sólo el deseo de limpiar su nombre, cosa casi imposible en una comunidad predispuesta a juzgar a las personas en base a unas simples sospechas. Puesto que aquellos tres individuos han arruinado su vida, su intención no es encontrarlos para entregarlos a la justicia, en la que no confía, sino para obligarles a repartir el botín con él. Pero cuando encuentra a uno de ellos, descubre que hay un cuarto hombre en la sombra, que es quien lo ha organizado todo y el que cita a los tres forajidos en una pequeña población mejicana, presumiblemente para repartir el dinero. Haciéndose pasar por uno de los bandidos, que ha sido abatido por la policía, se dirige a Borados dispuesto a tomar su desquite. Allí entabla contacto con Kane y Romano, dos oscuros tipos que parecen estar esperando algo, y con Tim Foster, un afable jubilado que empieza a resultarle sospechoso. Para acabar de complicar las cosas aparecerá Helen, hija de Foster, por quien se sentirá muy atraído.

Un antiguo y resentido servidor de la Ley apartado del servicio por razones políticas, criminales sin conciencia, policías obtusos y brutales, un falso culpable en busca de venganza y una dulce muchacha cuya influencia será decisiva para el protagonista. Con estos mimbres Karlson teje una intriga clásica, con un final no por esperado menos eficaz, y logra realizar uno de los films negros más absorbentes. El tono noir de la película es resaltado por la efectiva fotografía en blanco y negro de Diskant, que ilumina cada escena como si fuese la más importante, y que a pesar de no ser un técnico tan reputado como el gran Joseph LaShelle o John Alton, se descubre como uno de los fotógrafos más personales que dio tan extraordinario movimiento fílmico. EL CUARTO HOMBRE deviene así en un título notable del cine negro y una de las mejores realizaciones de su director, quien, como apuntaba al comienzo de este trabajo, descollaría en films de esta temática. Pero esa es otra historia.

© Antonio Quintana Carrandi, (935 palabras) Créditos
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