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EE.UU., 2004Sinopsis
Historia coral en la que se narran las tensiones que surgen entre un policía racista, su idealista compañero, una ama de casa blanca casada con un fiscal del distrito, un comerciante iraní y una adinerada pareja afroamericana. Un asesinato brutal hará que las vidas de estos personajes, y de otros muchos, se entrecrucen ilustrando el caos que domina la existencia de los habitantes de Los Ángeles.
Hubo un tiempo en que Hollywood era capaz de producir al menos media docena de obras maestras y un número considerable de buenas películas al año, y eso sin renunciar a la sacrosanta comercialidad ni un ápice. Que una cinta hubiese ganado algún Oscar era una garantía de calidad, aunque no siempre la Academia acertara al repartir los galardones. De todas formas, la oferta era tan extensa y variada, y, salvo raras excepciones, hecha con tan buen gusto, que era rarísimo encontrar una película premiada que no gustara siquiera un poco. Pero tengo para mí que hoy día, salvo en ocasiones muy puntuales, los Oscars han degenerado un tanto y se conceden casi como los infumables Goya. Este hecho es aún más notable cuando se premia como mejor película una cinta como la que nos ocupa, a todas luces indigna de haber obtenido semejante galardón. Pero, desde que en 1979 un engendro ñoño y estomagante como KRAMER CONTRA KRAMER (KRAMER vs KRAMER, Robert Benton) ganara como mejor película a APOCALYPSE NOW (Idem, Francis Ford Coppola), uno ya espera cualquier cosa.
CRASH no es, ni por asomo, la mejor película de 2004. Ni siquiera es una buena cinta, pues tiene muchos defectos y no pocas carencias. Pretende ser una historia coral, pero hace aguas por todas partes. Promete mucho durante los primeros veinte o treinta minutos, pero acaba deviniendo en un pretencioso film que no acaba de funcionar, pues parece no decantarse por una forma narrativa en concreto. En teoría, trata de retratar el caos en que viven los habitantes de una macro urbe como Los Ángeles a través de una galería de personajes muy variados, que se supone representan a la mayoría de los estamentos sociales angelinos; en la práctica, la película no termina de hallar su ritmo, y, en consecuencia, todo el conjunto se resiente. Es cierto que la comercialidad no era un objetivo esencial para CRASH, que da la impresión de haber sido concebida única y exclusivamente para competir en los Oscars; pero la impericia de su realizador convierte un film que pudo resultar interesante, a pesar del poco comercial tema que trata, en una plomiza cinta sólo apta para los actores que trabajan en ella, para los amigos de éstos y, si acaso, para los que conceden los premios. Y no es que yo menosprecie la historia, o mejor dicho, las historias de interés humano que conforman la película. Es que hay muchas formas de narrar una historia, y dar con la más adecuada a cada una no es tarea fácil, precisamente. Paul Haggis es un buen guionista, pero deja bastante que desear como realizador, y CRASH, a pesar de las tres estatuillas que obtuvo, es una cinta como poco fallida.
No tengo muy claro eso de que los angelinos vivan inmersos en un caos urbano, como parece dar a entender esta película. Habría que preguntarles a ellos. En todo caso, las supuestas tensiones raciales, religiosas o de clase que surgen entre los protagonistas se me antojan demasiado postizas. Tampoco ayuda esa pretensión coral del realizador, el cual opta por no ofrecer demasiado protagonismo a ninguno de los personajes a fin de intentar retratar al conjunto, lo que hace de CRASH un film un tanto confuso. Evidentemente, para narrar historias corales se necesita cierta práctica de la que Haggis, al menos como director, no anda sobrado.
Pero lo peor es que CRASH pretenda describir fielmente cómo es la vida en Los Ángeles, y, se supone que por extensión, en la mayoría de las grandes urbes de USA. Ya sabemos que vivir en una gran ciudad marca mucho, y que, a veces, puede tener consecuencias no deseadas. Pero de eso a presentar esa vida de un modo tan descorazonador como hace Haggis hay un abismo. Por eso su película peca, como poco, de incompleta y por tanto de algo falsa.
CRASH tiene un defecto más acusado todavía, y quizá el peor de todos: su condición de film políticamente correcto. Semeja hecho a la medida para satisfacer a cierta clase de espectadores y críticos, caracterizada por su singular visión de la vida. Ello se explicita en esa obsesiva tendencia a tratar los temas raciales, en especial las relaciones entre las comunidades blanca y afroamericana, en detrimento de otras vertientes narrativas más interesantes y actuales. Podrá alegarse que aún existe mucha tensión entre blancos y negros en USA, pero lo cierto es que ésta es infinitamente menor que la que había hace tan sólo unas décadas. En todo caso, la sociedad estadounidense está evolucionando favorablemente, como demuestran los hechos de que el presidente norteamericano sea negro y que existan leyes muy severas contra los comportamientos racistas.
Ninguno de los actores está en su mejor momento en esta película. Sandra Bullock interpreta un papel que podría haber hecho una principiante, a juzgar por lo poco que aparece en pantalla y las frases que pronuncia. Don Cheadle hace lo que puede y Brendan Fraser está demasiado envarado. En cuanto a Matt Dillon, el suyo es el único rol interesante, pero está tratado de una forma demasiado superficial.
CRASH, en definitiva, no acaba de funcionar ni siquiera como film creado para competir en los premios. Frío y desangelado, ofrece una imagen demasiado políticamente correcta de la sociedad estadounidense, y por eso mismo, no resulta muy creíble, aun admitiendo que en USA hay muchísimas personas como las que pueblan la obra de Haggis. De los tres Oscars que obtuvo, el único merecido en mi opinión fue el de mejor montaje, ya que al menos en el aspecto técnico es una cinta estimable. Pero ni fue la mejor película de 2004, como dije al principio, ni el guión era ninguna maravilla, lo que explica que se trate de un film casi maldito, poco exhibido y peor conocido. Me atrevo a afirmar, por tanto, que nos hallamos ante un ejemplo más del pernicioso corporativismo a la europea, que hace unos años comenzó a implantarse en Hollywood y que, de vez en cuando, provoca que se premien cintas tan fallidas como esta.
