
A veces resulta tan difícil pasar un buen rato en el cine que encontrarse con películas como esta es tan refrescante que se desearía verlas una y otra vez.
A despecho de los chistes escatológicos, previsible, sabidos o repetidos, la cuestión es que SHREK es una película que hay que ver con la intención de pasárselo bien sin más complicaciones.
Quizá, desde un punto de vista técnico no esté todo lo cuidada que pudiera exigirse a estas alturas de la evolución de la infografía; los personajes secundarios, sobre todo los humanos, están apenas trabajado y pecan en su generación de rigidez y descuido. Esto contrasta asombrosamente con algunos de los detalles que el equipo de animación se ha molestado en cuidar; el agua de los arroyos fluye convenientemente, las nubes en el cielo se desplazan tal y como debieran, las huellas se marcan en el suelo a tenor del tipo de firme pisado, hasta en la piel de los personajes aparecen pecas, poros, pequeñas imperfecciones y el pelo y los cabellos de unos y de otros están perfectamente diferenciados.
Sin embargo, la irregularidad técnica no es un lastre para la película que se centra más en el humor descacharrante y la diversión pura. No es que se traten de grandes chistes y de humor finamente inteligente, hay mucha ventosidad, juegos de palabras, alguna que otra palabra procaz, aunque no se llega en ningún momento a las bromas subidas de tono, sencillamente se recurre a fórmulas de sobra probadas y eficaces, a las que muy pocos espectadores van a sentirse ajenos. Si a eso se le añade la interpretación de los personajes, con un asombroso muestrario de gestos y expresiones perfectamente adecuados a cada momento, se tienen todos los ingredientes para conseguir un divertido cuento de hadas.
Porque eso es SHREK, un cuento de hadas, en el que un valiente caballero debe rescatar a la princesa de turno, convenientemente hechizada y recluida en un castillo guardado, naturalmente, por el correspondiente dragón. Incluso hay malo maloso, malísimo, como en las mejores tradiciones populares europea, aunque en realidad no todo es como debería ser; el caballero no es precisamente un ejemplo de prestancia, da la talla de forma más que suficiente, eso si ¡y que talla! toda la que le falta al malo, el corcel del caballero resulta ser menos brioso y más lenguaraz de lo deseable, la princesa, una fermosa dama, esconde algunos secretillos como una voz un tanto aguda y cierto conocimiento de artes marciales, en fin, que no todos son como debieran y no todo es lo que debería ser.
Pero es divertido. Además, las continuas referencias a cuentos populares y películas muy actuales terminan de completar los guiños en un espectáculo del que, francamente, será difícil salir decepcionado.
Y no, no es una película para niños. Parafraseando un pasaje de Lolo Rico en su libro T.V. FABRICA DE MENTIRAS; no hay películas para niños y películas para adultos, hay películas buenas y películas malas.
Esta es de las buenas.
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Publicado originalmente el 23 de julio de 2001 en www.ciencia-ficcion.com