El relato empieza con el comentario de lo diferente que es un ataque zombi en las películas en las que la gente sale de su casa y se mete en su coche que tiene las llaves puestas y así pueden escapar, si son los protagonistas, claro. En Barcelona, continúa explicando, es más difícil debido a que la mayoría de las personas vive en pisos, hay que descender hasta llegar a la calle, y el coche está cerrado y puede que no esté cerca, o está en el parquin que también está cerrado. O sea que todo se complica.

También otra diferencia es que la gente, en las películas, tienen armas en casa, en el armario o encima de la nevera, porque es EE. UU., pero aquí es distinto a menos que seas cazador o delincuente.

En este tono jocoso rayando el sarcasmo la protagonista, una joven adolescente, empieza a contar su historia: la tarde que estando en casa con su hermano de ocho años, empezó el fin del mundo, y todo lo que había conocido, sus padres, la escuela, la ciudad, sus amigas, el chico que le gustaba... desapareció.

Los dos hermanos pasarán en casa las primeras horas del caos, pero finalmente la joven se decidirá a salir con el pequeño, y en medio de una ciudad llena de zombis encontrará a un chico de su edad de procedencia marroquí y a otro chico más joven procedente de algún país nórdico. Juntos emprenderán la huida de Barcelona por creer que es la mejor opción.

En la historia, narrada en escritura automática, sin filtro, tal como sale del pensamiento de la protagonista, se mezclarán sentimientos, ideas y conclusiones, tristezas y alegrías, y pinceladas de antiguos prejuicios que fácilmente se disolverán en medio de la necesidad de protegerse y actuar. Pronto entienden que solo colaborando podrán sobrevivir.

Se dice de la Literatura infantil que sirve para que los niños comprendan que otros niños tienen dificultades y, a la vez que, si alguna vez se encuentran en dificultades, encontrarán los recursos y la ayuda suficientes para superarlas. Es de esperar que ningún joven o niño llegue a encontrarse en estas tesituras, pero es una buena lección de sentido común aplicado y cooperación.

Aunque el tema de zombis parece ya al punto de agotamiento, esta perspectiva juvenil me ha gustado mucho y supongo que cualquier tema siempre podrá tener un nuevo y distinto enfoque. Es un relato en primera persona que se lee en poco tiempo, y las descripciones, percepciones y reflexiones de la protagonista lo hacen fresco y vital, adecuado para jóvenes y también adultos. Desde luego yo no me he aburrido en ningún momento de la historia.

La autora, Patricia Martin Pinillos[1], nació en 1968 en Barcelona, ha trabajado siempre en el sector editorial y actualmente es directora editorial de Flamboyant, especializada en narrativa infantil. UNA DE ZOMBIS es su primera novela con la que consiguió el premio Ciudad de Badalona de Narrativa Juvenil 2012 y el Premio Protagonista Joven 2014. Ha escrito otras obras didácticas de ámbito infantil.

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