
Hace poco terminó en EEUU la cuarta temporada de la serie Perdidos. En España, sin embargo, los que únicamente dispongan de televisión terrestre y abierta, se habrán tenido que conformar con llegar hasta la tercera temporada. Al final de ésta, conocemos una estación submarina de la iniciativa DHARMA, llamada El Espejo, donde suceden un par de cosas que son dignas de mención en este blog.
La primera de ellas es la propia funcionalidad de la estación. El Espejo bloqueaba las transmisiones de radio desde y hacia la isla, hasta que Charlie desconecta el equipo. Sin embargo, esto no debería ser posible dada la ubicación de la estación. ¿Por qué? Bueno, para bloquear determinadas frecuencias de radio, lo que se hace es emitir señales de mucha potencia, en las frecuencias que se quieren interferir. Así, el receptor que utilice esa frecuencia captará nuestra señal, y para él será ruido que se superpone a la señal que realmente le interesa, haciendo muy difícil (o imposible) su recuperación. Sería como intentar hablar con alguien en una discoteca, o escuchar música al lado de una taladradora: el ruido tiene más volumen que lo que intentamos escuchar.
Hace tiempo comenté que las ondas electromagnéticas se atenuaban mucho al atravesar un material conductor, y que esta atenuación aumenta con la frecuencia. Concretamente, el agua salada las atenúa muchísimo, de forma que los submarinos no pueden comunicarse de forma normal estando sumergidos, teniendo que recurrir a transmisiones de muy baja frecuencia (ELF) o a boyas unidas al submarino con un cable, que emergen a la superficie. Así que una estación submarina no parece el mejor sitio desde el que interferir las altas frecuencias utilizadas en radiocomunicaciones (a menos que la antena esté en otro lugar, y simplemente se operaba desde El Espejo, a través del cable que lo unía a tierra)
La segunda cosa a mencionar es la relativa al sacrificio de Charlie. Cuando Mikhail vuela el ventanuco, Charlie cierra inmediatamente la puerta del compartimento donde está, inundándose en pocos segundos. Aparte del hecho de que es muy extraño un diseño donde las puertas se bloqueen desde dentro y no desde fuera (pues lo lógico sería abandonar el compartimento afectado y sellarlo) el cuarto se inunda de agua en su totalidad.
Y esto tampoco es posible. Veamos, para que entre agua, el aire debe salir. Como la puerta se ha cerrado y es estanca, el aire sólo puede salir por el ventanuco. Y una vez que el nivel de agua ha alcanzado la parte superior del mismo, el aire ya no puede salir. Así que la única forma de que suba el nivel de agua a partir de ese punto, es comprimiendo el aire, y una vez que la presión de éste se iguale a la del agua, el nivel no subirá más (y hay que tener en cuenta que la presión del interior debe de ser ya igual a la del agua, puesto que hay una piscina que se comunica con el exterior) Así que necesariamente, debe de quedar una burbuja de aire en el compartimento inundado, que podría haber mantenido con vida al pobre Charlie hasta encontrar alguna solución. Claro que en ese caso, no habría quedado todo tan dramático (me encantó el episodio anterior, en el que recuerda sus grandes éxitos a nivel personal)
Ahora que se acerca el verano, podéis experimentar en la playa o en una piscina (o en una bañera, si no hay más opciones) con un vaso, un cuenco, o cualquier recipiente similar. Si lo sumergís en el agua con la abertura hacia abajo, veréis que permanece aire en su interior. Y si podéis, a medida que aumentáis la profundidad, el nivel de agua de dentro, sube debido al aumento de presión. Podéis comprobar también que si lo inclináis, parte del aire sale (y veréis una buena burbuja subir) y el agua entra.
Y ya que hablamos de la playa, aprovecho para deciros que me voy unos días de vacaciones. Y como todos los años, tal vez el blog esté un par de semanas parado. Me daré un baño por vosotros ;)