Sitio de Ciencia-Ficción
por Alfonso de Terán Riva

Tiempo estimado de lectura: 1 min 40 seg

Dentro del laberinto

Gracias a Internet uno puede volver a ver viejas series de televisión, imposibles de encontrar en canales de distribución más convencionales. Una de esas series, que estoy revisitando en mis ataques de nostalgia, es Dentro del Laberinto. Para aquellos a los que la mítica frase ¡Yo te niego el Nidus! no signifique nada, comentaré que se trata de una serie británica de principios de los 80, en la que tres chavales ayudan al hechicero Rothgo a recuperar un objeto mágico llamado Nidus, enfrentándose a la malvada Belor (hechicera también) El presupuesto de la serie debía ser bastante limitado, ya que la mayoria del decorado y atrezo era visiblemente de cartón piedra o plástico, los actores sobreactuaban (y a veces los secundarios repetían con papeles diferentes) y los efectos especiales eran lamentables. Puede parecer extraño comentar algo de una serie en la que cualquier incoherencia puede ser fácilmente explicada con el recurso de lo hizo un mago (no-premio al que identifique esta otra cita) pero sí hay un caso que podemos considerar como mala ciencia, o al menos, como un error por parte de uno de los personajes.

En el primer episodio de la serie, los hermanos Terry y Helen, se meten en una cueva para guarecerse de la lluvia. La cueva en cuestión está iluminada, cosa que les extraña, pero se encuentran con un tercer chico, Phill, que les explica que no tiene nada de extraño, que se trata de un fenómeno llamado fosforescencia. En realidad, la fosforescencia no puede explicar algo así, y de hecho, la solución final es la ya comentada frase lo hizo un mago, concretamente Rothgo, que les dice que ha utilizado su magia para atraerles. Sin embargo merece la pena comentar qué es la fosforescencia, y cuáles son sus limitaciones.

La fosforescencia es un fenómeno por el que algunas sustancias absorben energía en forma de luz, para radiarla con posterioridad. Es un fenómeno similar al de la fluorescencia, que ya comenté en una ocasión, con la diferencia de que en este último caso, la emisión de luz por parte del material es casi inmediata a su absorción, mientras que en la fosforescencia puede durar mucho tiempo después de desaparecer la fuente externa de luz. Seguramente la mayoría de vosotros habréis presenciado este fenómeno. Es habitual que los relojes de manecillas tengan éstas recubiertas de alguna sustancia fosforescente, así como en los números o marcas que nos indican las 12 divisiones. Si tenéis un reloj de esos, comprobaréis que las manecillas y las marcas brillan en la oscuridad, y que este brillo parece más intenso al inicio de la noche que al final. Esto es debido a que al igual que la sustancia acumula energía mientras recibe luz, la va perdiendo cuando la emite. Y aquí tenemos el eterno e implacable Principio de Conservación de la Energía. La sustancia no puede emitir más luz de la que ha absorbido, y obviamente llega un momento en el que ya no puede emitir luz. Por tanto, cualquier sustancia fosforescente, una vez que deja de recibir luz de una fuente externa, sólo es capaz de emitir luz por un periodo de tiempo limitado.

En la serie, los protagonistas están en el interior de una cueva, donde no llega la luz del exterior. Así que es implosible que se trate de fosforescencia, ya que esas paredes no han sido iluminadas en años (tal vez siglos) Cuando Rothgo les dice que ha sido él el causante, Terry se burla un poco de las explicaciones de Phil, a lo que éste responde podría haber sido. Pues no, no podría haber sido.

© Alfonso de Terán Riva, (601 palabras) Créditos
Publicado originalmente en MalaCiencia el 7 de octubre de 2006
CC by-nc 2.5
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Para una referencia más amplia sobre fosforescencia puedes consultar:
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