Sitio de Ciencia-Ficción
por Alfonso de Terán Riva

Tiempo estimado de lectura: 2 min 42 seg

¡Han llegado!

Hoy voy a continuar con la película ¡HAN LLEGADO! y la detección de señales de radio del espacio. Al principio de la película, cuando detectan la señal, realizan una serie de pruebas para comprobar que efectivamente proviene de una estrella. Una de ellas consiste en desviar la antena y comprobar que la señal no se recibe, para posteriormente volver a apuntar a la estrella y recibir de nuevo la señal. A los 42 segundos la señal desaparece, antes de que puedan hablar con otros observatorios. Más adelante, despiden al prota y convencen a su amigo de que la señal venía en realidad de un satélite, pero Charlie Sheen se mantiene en sus trece, afirmando que no, que el origen de la señal se movía igual que una estrella, y por tanto no podía ser un satélite.

El problema es que, aunque el prota tenía razón y la señal era de origen extraterrestre, el razonamiento que hace no es correcto.

Efectivamente, las estrellas se mueven desde nuestro punto de vista. Debido a la rotación de nuestro planeta, las estrellas parecen girar alrededor de la estrella Polar (en el hemisferio norte). También es cierto que un satélite artificial destacaría entre las estrellas, pues su movimiento sería diferente. Sin embargo, la señal sólo dura 42 segundos. No es imposible que un satélite pasara justo por delante de la estrella en ese momento, y lo suficientemente despacio para que el tránsito durase 42 segundos. Una forma de asegurarse de que no se trata de un satélite es que otro observatorio en un lugar distante, detectara la misma señal. Por pura cuestión de perspectiva visual, el satélite no puede estar alineado con la estrella y ambos observatorios. Y aún así, existe la posibilidad de que el satélite esté en una órbita muy alta, y aunque no esté perfectamente alineado, la diferencia de posición sea más pequeña que la resolución del radiotelescopio

Otra forma de asegurarse es verificar que no existe ningún satélite que estuviese en esa posición en el momento de detectar la señal. Eso se puede hacer con los satélites cuya órbita no es ningún secreto. Pero siempre existe la posibilidad de que algún satélite militar y secreto, cuya existencia nadie reconocería, estuviese ahí en el momento justo.

De hecho, en la película aparecen unos hombres trajeados con gafas de sol, afirmando que la señal venía de un satélite. Aunque esa explicación no fuera cierta, sí que es creíble, a menos que les dijeran a los astrónomos los parámetros orbitales del mismo y calcularan que no coincidía con la posición de la estrella en el momento en que detectaron la señal. Y eso no ocurre en la peli.

Bueno, podemos suponer que en realidad no se trata de un error del guión, sino que el personaje está tan ofuscado con la señal que se niega a admitir cualquier otra posible explicación. Pero en un momento dado, el prota dice que captaron la señal en tiempo sidéreo, como una contundente prueba que descarta la posibilidad de que la señal proviniese de un satélite. Pues bien, esa afirmación no tiene ningún sentido, ni para un astrónomo ofuscado.

¿Qué es eso del tiempo sidéreo? Veamos, como todos sabemos, la Tierra gira sobre sí misma, de forma que el Sol parece moverse alrededor nuestro. El tiempo que transcurre entre dos pasadas consecutivas del Sol por el mismo sitio, es lo que llamamos día, aunque aquí debemos matizar y llamarlo día solar (esta definición no es totalmente exacta, ya que el Sol no tiene la misma velocidad aparente todos los días, pero de momento nos vale). Si en vez de el Sol, tomamos como referencia las estrellas, y calculamos el tiempo entre dos pasadas consecutivas de una estrella determinada por el mismo punto, tenemos lo que se llama día sidéreo o sideral (esta definición tampoco es del todo exacta, pero sí bastante aproximada).

de 1 a 2 día sidereo, de 1 a 3 día solar. Imagen tomada de la Wikipedia
de 1 a 2 día sidereo, de 1 a 3 día solar. Imagen tomada de la Wikipedia

Resulta que tras completar un giro, la Tierra se ha movido un poco a lo largo de su órbita. Para que el Sol tenga la misma posición aparente que el día anterior, la Tierra debe girar un poco más que el necesario para las estrellas. Eso quiere decir que la posición del Sol y las estrellas no coinciden. Es decir, la duración del día solar y el día sidéreo es distinta. Concretamente, el día sidéreo es 4 minutos más corto que el día solar.

He dicho que esa definición de día sidéreo no es del todo exacta. En realidad, para medir un día sidéreo se utiliza el equinoccio vernal (o de primavera) o Punto de Aries. Este punto es uno de los dos donde se cortan el ecuador celeste (proyección del ecuador terrestre en el cielo) y la eclíptica (línea del movimiento aparente del Sol con relación a las estrellas). Cuanto el Sol está en este punto, se produce el equinoccio de primavera, y marca el inicio de esta estación. Se llama entonces tiempo sidéreo al ángulo horario (es decir, medido en horas en vez de en grados) entre este punto y el corte entre el meridiano local y el ecuador.

¿Y para qué sirve esto? Pues bien, utilizando el tiempo solar (es decir, el de siempre) una estrella tiene una posición diferente a la misma hora, en noches diferentes. Si utilizamos el tiempo sidéreo como referencia, las estrellas tienen la misma posición a la misma hora sidérea noche tras noche (en realidad, debido a la precesión de los equinoccios, esto tampoco es del todo cierto, pero la diferencia es muchísimo menor que si utilizaramos el tiempo solar).

Es decir, el tiempo sidéreo no es más que una forma distinta de medir el tiempo, que es muy ventajosa para los astrónomos. Es lo mismo que la diferencia entre metros y yardas, o entre kilos y libras. No tiene ningún sentido la frase captamos la señal en tiempo sidéreo.

© Alfonso de Terán Riva, (972 palabras) Créditos
Publicado originalmente en MalaCiencia el 14 de noviembre de 2005
CC by-nc 2.5
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