
Hace ya varias semanas, pusieron en la tele una de esas películas para televisión (o miniseries, no estoy seguro) catastróficas con presupuesto limitado: 10.5 APOCALIPSIS. Es continuación de una miniserie llamada 10.5, de la que comenté algo en su día. No la pude ver terminar, dada la elevada duración (estoy casi seguro que se trataba de una miniserie) y el inmenso tiempo de anuncios al que nos tiene acostumbrado Antena 3. Pero no importa, ya que lo que voy a comentar sucede al principio. Resulta que uno de los enormes terremotos que se suceden durante la peli, ocurre en el fondo marino, provocando un tsunami (aunque no lo denominan así) que engulle un crucero en alta mar, y luego arrasa la costa.
Casi todo el mundo, al intentar imaginar un tsunami, piensa en una ola gigante, con más o menos la misma forma que una ola convencional. Pero en realidad, los tsunamis son algo muy diferente. Veamos, las olas que vemos habitualmente en el mar, se forman por la acción del viento. Cuanto más fuerte es el viento, mayores son las olas, pudiendo llegar a ser bastante peligrosas en caso de una gran tormenta. Pero el agua únicamente se mueve cerca de la superficie. Si alguna vez os habéis bañado en alguna playa con el mar revuelto, habréis comprobado que si se os viene encima una ola más o menos grande, basta con sumergirse para evitar que la ola te empuje o te dé un buen revolcón (a menos que la ola sea muy vertical y rompa justo donde estás tú) En el caso de las enormes olas producidas por tormentas y huracanes, hay que sumergirse más, pero siempre hay una profundidad a partir de la cual el agua está en calma. Otra características destacables es que tienen una longitud de onda del orden de metros o decenas de metros. Es decir, la distancia entre cresta y cresta de un grupo de olas, es de varios metros.
Los tsunamis son diferentes. Normalmente son producidos por movimientos sísmicos (aunque hay otras causas) pero su principal característica es que todo el agua desde la superficie al fondo marino, es desplazada. Otra característica importante que los diferencia de una ola convencional, es su longitud de onda extremadamente grande, del orden de varios kilómetros (incluso cientos de km) Es decir, un tsunami no es una única ola, sino varias, separadas varios kilómetros entre sí, y que desplazan todo el agua desde el fondo a la superficie. Además, la velocidad de propagación de estas olas es enorme, muy superior a las de las olas producidas por el viento.

Ahora viene lo más sorprendente: la altura de la ola de un tsunami es muy pequeña en alta mar. Puede ser incluso imperceptible, de forma que si un barco se encuentra en su camino, su tripulación y pasajeros apenas notarán nada. Lo que ocurre es que a medida que se aproxima a tierra, su velocidad disminuye, y la profundidad del lecho marino también. Al disminuir la velocidad, se va reduciendo su longitud de onda, ya que las olas de detrás van alcanzando poco a poco a las de delante, aunque en ningún caso llega a reducirse tanto como en el caso de las olas de viento. Además, puesto que se desplaza todo el agua desde el fondo, al reducirse la profundidad, el agua se eleva (el espacio disponible se reduce, pero el volumen de agua sigue siendo el mismo) Así, cuando está cerca de la costa, un tsunami alcanza varios metros de altura, pero manteniendo una longitud de onda bastante grande. Así que lo que finalmente impacta sobre la costa, no es una pared de agua, alta y delgada, sino una mole alta y muy ancha.
Los distintos nombres que recibe el tsunami, nos muestran sus características. La propia palabra tsunami, significa ola de puerto en japonés. Se dice (no se si es cierto o es una leyenda) que el término procede de unos pescadores que se adentraron en alta mar, y al regresar vieron su pueblo completamente arrasado por una ola, aunque ellos no la habían visto pasar. Por otro lado, en inglés, a veces se usa el término tidal wave, que significa ola de marea. Aunque el término es incorrecto en cuanto al origen de los tsunamis (no tienen nada que ver con las mareas) sí que describe bien su percepción desde la costa, ya que al tener una longitud de onda tan elevada, no parece una ola gigante, sino un repentino aumento del nivel del mar, como si la marea subiera de forma casi instantánea.

En las películas, se suelen mostrar los tsunamis como olas gigantes, con las mismas proporciones que una ola de viento. Y como hemos visto, esto no es así. Su apariencia se asemeja más a lo que se mostraba en la película EL DÍA DE MAÑANA, cuando Nueva York es inundado por una enorme montaña de agua, que no parecía descender al otro lado. También suele mostrarse como una ola amenazadora, ya desde alta mar, cuando en realidad no es así. Este detalle es especialmente relevante en el documental CUATRO MANERAS DE ACABAR CON EL MUNDO, del que ya comenté algo hace algún tiempo. La primera de las catástrofes era un tsunami originado por un corrimiento de tierras en la isla de La Palma (no confundir con Las Palmas de Gran Canaria, ni con Palma de Mallorca) y en una de las secuencias, se veía a un hombre aterrorizado, mirando una pantalla con un mapa del Atlántico y unos numeritos representando barcos, que desaparecían al paso del tsunami. En las películas se puede perdonar, pero un documental debería de ser más riguroso.