Sitio de Ciencia-Ficción
por Alfonso de Terán Riva

Tiempo estimado de lectura: 1 min 06 seg

Operación Threshold

En su día prometí volver sobre esta serie, y aunque hace semanas que ha desaparecido de la programación, me siento obligado a dedicar algún envío más. A medida que avanzaba la serie, el médico del equipo (Data:­ para los frikis) va recopilando datos de la famosa infección alienígena, para buscar una cura. Constantemente, los personajes se refieren a ella como vacuna. Lástima que una vacuna es completamente inútil ante una persona que ya ha contraído una enfermedad, no importa de qué se trate, puesto que las vacunas son remedios preventivos.

¿Qué es una vacuna? Explicado de forma sencilla (y que me perdonen los médicos por la simplificación) una vacuna no es más que la propia enfermedad que se pretende combatir, pero debilitada de alguna manera. De esta forma, nuestro sistema inmunitario reacciona contra ella combatiéndola, pero sin que tengamos que sufrir sus desagradables síntomas. Una de las características de nuestro sistema inmunitario es que tiene memoria, de forma que una vez ha combatido cierta enfermedad, es capaz de rechazarla de forma muy rápida y eficiente ante sucesivos ataques de la misma. Se dice que quedamos inmunizados contra dicha enfermedad.

Ahora es cuando uno pregunta ¿y por qué todos los años cogemos una gripe o un resfriado? ¿Es que no nos inmunizamos? Sí, lo que ocurre es que, hay enfermedades como el resfriado común, que está causada por cientos de virus diferentes, o al menos, diferentes para nuestro sistema inmunitario. Como ya expliqué en un envío anterior, cada vez que cogemos un resfriado nos inmunizamos contra esa variedad concreta. Pero aun quedan muchas otras variedades capaces de hacernos pasar una mala semana.

Fijáos que una vacuna nos inmuniza antes de sufrir la enfermedad en cuestión. No tiene ninguna utilidad ante una persona ya afectada, puesto que su sistema inmunitario ya está generando la misma respuesta que produciría la vacuna. Además, algunas vacunas consisten en los mismos microorganismos vivos que producen la enfermedad (aunque tratados de forma adecuada para que no se extiendan) y pueden producir algún síntoma. Los que tengáis niños pequeños, tal vez hayáis pasado una mala noche tras vacunar al Rey de la Casa, que se despertaba llorando, con calor en la zona del pinchazo, o incluso con algo de fiebre.

Así pues, no tienen ningún sentido hablar de vacunas, cuando queremos tratar a una persona afectada por una enfermedad, no importa lo exótica que sea.

© Alfonso de Terán Riva,
(398 palabras) Créditos
Publicado originalmente en MalaCiencia el 23 de octubre de 2006
CC by-nc 2.5
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