Las puertas traseras, también denominadas trampillas, son entradas secretas a un programa que permiten que alguien entre sin tener que pasar por los procedimientos usuales de seguridad. Los programadores a veces usan las puertas traseras para hacerse entradas que, cuando estén probando el funcionamiento de la aplicación, les eviten el tener que pasar por el proceso de identificación y autentificación del usuario, que a veces suele ser molesto. La puerta trasera es un trozo de código que reconoce alguna clave, o un nombre de usuario determinado, y permite el acceso a quien lo introduce.
Sin embargo, una puerta trasera puede no eliminarse del programa final y seguir activa para así dar acceso no autorizado al programador. Estas trampillas son muy difíciles de detectar porque forman parte del código original del programa. Un ejemplo lo pudimos ver en la película JUEGOS DE GUERRA, en la que el muchacho protagonista conseguía tener acceso a un sistema informático del pentágono gracias a la puerta trasera del programador de dicho sistema.