
Prueba propuesta en 1950 por el inglés M. Alan Turing (1912-1954) para averiguar el grado de inteligencia de una máquina. En este test un interrogador se enfrenta a una persona y una máquina pero sin contacto directo con ellos. Su tarea consiste en averiguar cuál de los dos candidatos es la máquina y cuál el humano haciéndoles preguntas. Las respuestas se reciben a través de un terminal de ordenador o cualquier otro dispositivo que enmascare la procedencia de la respuesta. Si el interrogador no puede tomar una decisión dentro un cierto tiempo (Turing propuso un lapso de cinco minutos, pero la cantidad exacta de tiempo se considera irrelevante), entonces se dice que la máquina posee discernimiento, lo que nosotros consideramos inteligencia.
Esta prueba ha estado sujeta a varias críticas que abarcan puntos tales como cuál sería nuestra definición de inteligencia, pero sigue manteniéndose como uno de los métodos favoritos para determinar esta cuestión en el campo de la inteligencia artificial
Casi todos los ordenadores inteligentes descritos en la ciencia-ficción pasarían el test de Turing sin dificultad: pensemos en HAL 9000 (en 2001, UNA ODISEA ESPACIAL, de A. C. Clarke), Vydia (en MUNDOS EN EL ABISMO, de J. Redal y J. M. Aguilera) o las IA´s de HYPERION, de Dan Simmons. Greg Bear ha tocado también el tema del surgimiento de la inteligencia en un ordenador en su novela REINA DE LOS ÁNGELES, que Bear relaciona con la capacidad de introspección y el desarrollo del Yo. Algunos autores juegan también con la idea de que podría ser peligroso permitir a los ordenadores desarrollar una excesiva inteligencia, y así en NEUROMANTE, de William Gibson existe un organismo conocido como la Agencia Turing que vigila y controla a las IAs para que no se vuelvan demasiado listas.