
En contraposición a los taquiones, los tardiones son partículas cuya velocidad máxima sería la de la luz. Los tardiones son las partículas con las que estamos acostumbrados a tratar, tienen masa, están sujetas a los fenómenos relativistas y conforman lo que se denomina universo tardiónico. Son, en definitiva, el Universo Conocido
Isaac Asimov las menciona en su relato COJA UNA CERILLA (1972), y propone que la transformación tardión-taquión-tardión, base de los los saltos hiperespaciales, podría efectuarse con imperfecciones (sin especificar de que tipo) lo que a su vez afectaría a la larga a los viajeros hiperespeciales, sobre todo en su órgano más delicado: el cerebro con todo lo que ello implica.