
Arma espacial descrita por Clark Carrados (Luis García Lecha) en su novela TEMPESTAD EN EL COSMOS, nº 42 de la colección Héroes del Espacio, de Ediciones Ceres, filial de Bruguera.
Es un proyectil de tres metros de largo por cuarenta centímetros de diámetro, provisto de una cabeza perforadora capaz de abrir un agujero en el casco de una astronave. Una vez que éste proyectil ha atravesado el fuselaje, su ojiva perforadora se deshace en cuestión de segundos. Al mismo tiempo, se detona una pequeña carga explosiva, situada en el centro del torpedo, que destruye todos sus mecanismos internos, convirtiendo el arma en un tubo abierto por ambos extremos, a través del cual comienza a escapar al espacio el aire contenido en la nave.
Según el autor, esta arma se diseñó para capturar astronaves enemigas causándoles los menores desperfectos posibles. Para que sean eficaces, deben emplearse en andanadas de seis, ocho o doce unidades. guiados por computadora, impactan en distintos puntos del casco de la nave-objetivo, provocando la súbita pérdida de su atmósfera interior. En teoría, una nave atacada con un número suficiente de estos proyectiles está condenada, ya que ni siquiera los mamparos estancos podrían evitar la descompresión.
En la mencionada obra de Lecha, esta curiosa arma es empleada, principalmente, por navíos piratas. Curiosamente, no se menciona en todo el relato ninguna clase de contramedidas para defenderse de ella, lo cual resulta ilógico porque teóricamente debería resultar bastante sencillo proteger una nave contra semejantes artefactos. Se podrían emplear, por ejemplo, cascos dobles o triples, de aleaciones especiales, o campos de fuerza (los tan socorridos escudos) como defensas pasivas. Como defensa activa contra este tipo de proyectil, lo más sensato sería recurrir a cortinas de láseres o misiles anti-misiles, o una combinación de ambos, para interceptar los torpedos y destruirlos antes de que alcanzaran a la nave. Por otra parte, la estructura de estos torpedos debería ser extraordinariamente resistente, para evitar que se desintegraran al impactar violentamente contra el fuselaje de una astronave.
A pesar de estas pequeñas pifias, el torpedo perforante es una de las armas futuristas más originales surgidas de la fecunda imaginación de Luis García Lecha.