
El slipstream designa obras cuya temática es propia de la ciencia-ficción aunque estén escritas por autores ajenos al género y sus técnicas narrativas. Suelen ser novelas de carácter utópico/distópico o ambientadas en un futuro cercano y reconocible, que alertan sobre graves problemas de índole político-social. El resultado depende en gran medida de la maestría del autor, puesto que pueden deparan tanto agradables sorpresas como sonados fiascos.
Los dos ejemplos más clásicos son 1984 y UN MUNDO FELIZ, tanto Orwell como Huxley aprovecharon la potencialidad del género para advertir contra las amenezas totalitaristas y uniformizadoras. Más recientemente, autores como Ray Loriga, en TOKYO YA NO NOS QUIERE, Philip Roth, en LA CONJURA CONTRA AMÉRICA, o Kazuo Ishiguro con NUNCA ME ABANDONES, han explorado cuestiones de interés transponiendo sus preocupaciones a un futuro más o menos cercano.