Serie de cuatro novelas firmadas (existen serias dudas de que escribiera personalmente las últimas) por Arthur C. Clarke.
El origen de la serie es el relato corto titulado EL CENTINELA, donde Clarke describe cómo unos exploradores terrestres descubren en la Luna un monolito dejado por una civilización extraterrestre a modo de vigía de la evolución de la humanidad. Fascinado por esta idea el director de cine Stanley Kubrik propuso al escritor la realización de una película, siendo fruto de esta colaboración la famosa 2001, UNA ODISEA DEL ESPACIO.
Pese a que Kubrik y Clarke emprendieron juntos la tarea de escribir el guión, las desavenencias surgidas entre ambos provocaron que finalmente narración de la película se desviara bastante de la novela posteriormente escrita por Clarke, sobre todo en lo que respecta al final de la misma. Siguiendo la novela, por ser ésta más inteligible, vemos como Clarke narra el descubrimiento en la Luna de un monolito dejado por una extraña civilización con objeto de saber cuando la humanidad alcanzaba un desarrollo tecnológico suficiente para abandonar nuestro planeta. Cientos de miles de años antes habían manipulado los genes de los antropoides antepasados nuestros de forma que evolucionaran hacia niveles cada vez mayores de inteligencia, y ahora se aprestaban aparentemente para observar sus resultados.
El resto de la novela describe el viaje de la Discovery, una nave espacial tripulada, con destino a Júpiter y Saturno, aunque en la película desaparece esta última etapa. Finalmente el único superviviente descubre la existencia de un nuevo monolito (situado en Japeto en la novela, y flotando en las cercanías de Júpiter en la película) que le permite entrar en contacto con los descendientes de estos sembradores de vida inteligente.
Muchos años después Clarke escribió 2010, una secuela de la anterior que también fue llevada al cine. Siguiendo la narración de los hechos no de la novela, sino de la película, lo cual crea una grave incongruencia entre ambos relatos, describe cómo una expedición conjunta ruso-americana es enviada a Júpiter a rescatar a la Discovery y averiguar qué había pasado con sus tripulantes. Aunque la novela es inferior en calidad a 2001 todavía resulta legible, y en ella se describe cómo los enigmáticos seres galácticos deciden convertir a Júpiter en una estrella en miniatura con objeto de que la vida embrionaria existente en Europa pueda alcanzar un estado de desarrollo que le permita alcanzar la inteligencia.
2061, la tercera entrega de la serie, es ya un desbarre total. Los seres galácticos han prohibido tajantemente a los humanos interferir en el desarrollo de la vida en Europa, pero esto no impide que envíen una expedición para explorar el satélite en la cual, por insólito que parezca, no ocurre absolutamente nada.
Peor todavía, cosa que era bastante difícil, es la cuarta y, esperemos, última entrega de la serie, 3001, donde se nos presentan hechos tan inverosímiles como el rescate mil años después del cuerpo de unos de los tripulantes de la Discovery, el cual pese a haber estado congelado en el espacio durante diez siglos ¡es resucitado como si tal cosa! No menos aberrante resulta que los grandes galácticos (o al menos sus servidores, los monolitos) pretendan destruir a la humanidad por considerar que el experimento ha terminado, siendo desbaratados sus planes mediante la astuta infección de sus ordenadores con un virus informático. Sin comentarios...