Evidente contracción de libro de bolsillo, la palabra bolsilibro fue utilizada por vez primera a finales de los años sesenta por varias editoriales, como Toray y Bruguera, para definir a sus colecciones populares, probablemente en un intento de darles mayor relevancia, pero nunca llegó a alcanzar una gran difusión entre los lectores, que siguieron utilizando mayoritariamente el tradicional término novelas.
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