Nombre de una serie de sondas espaciales que la Unión Soviética envió, con diferente fortuna, al planeta Marte. Las Mars contaban con el precedente de las dos sondas gemelas Marsnik, los primeros objetos diseñados para alcanzar este planeta, lanzadas respectivamente el 10 y el 14 de octubre de 1960. Ambos lanzamientos se saldaron con sendos fracasos, ya que ninguna de las dos sondas logró alcanzar siquiera una órbita de satélite
Dos años más tarde, y junto con dos sondas de la larga serie Sputnik (las número 22 y 24), los soviéticos lo intentaron de nuevo con la Mars 1 sin que en ninguno de los tres casos lograran sus objetivos. La Mars 1 tenía como misión sobrevolar Marte a una distancia de 11.000 kms, y debería haber realizado fotografías de la superficie marciana así como diversas mediciones de la radiación cósmica, el campo magnético de Marte, la composición atmosférica o la presencia de posibles compuestos orgánicos. Aunque el lanzamiento fue realizado con éxito, se perdió el contacto con la sonda en mitad de su trayectoria entre la Tierra y Marte.
Tras un largo paréntesis en el que tan sólo en 1965 una sonda soviética (pero no una Mars, sino la Zond 2) logró sobrevolar Marte, en 1971 fueron lanzadas las Mars 2 y 3, mejor diseñadas que sus antecesoras. Además del equipo habitual, que incluía cámaras fotográficas y diferentes instrumentos científicos, la Mars 3 contaba con un módulo de aterrizaje. Ambas llegaron a su destino; la Mars 2 logró entrar en órbita alrededor de Marte, pero falló a los pocos días. Su gemela tampoco fue mucho más afortunada ya que, aunque logró posar el módulo de aterrizaje en la superficie marciana, éste fue destruido por la gigantesca tormenta de arena que también perturbó la misión de la sonda norteamericana Mariner 9. Por su parte, el módulo orbital de la misma también dejó de funcionar al poco tiempo.
Los responsables del programa espacial ruso volvieron a intentarlo en 1973 con nada menos que cuatro sondas, de la Mars 4 a la Mars 7, todas las cuales lograron llegar a su destino aunque con escaso éxito. La más afortunada de todas ellas fue la Mars 6, que volvió a intentar posar un módulo de aterrizaje que se dañó durante el descenso. Los magros frutos recogidos por las cuatro sondas, todas las cuales tuvieron una vida operativa muy corta, fueron un puñado de fotografías y de datos científicos.
Heredera directa de estas sondas fue la Mars 96, lanzada en fecha tan tardía como 1996 (más de veinte años después) y asimismo fallida. Evidentemente, si a esto le sumamos otros fracasos como los de las dos sonda Fobos, cabe concluir que los rusos no tuvieron demasiada suerte en su empeño de alcanzar el Planeta Rojo.