
La Guerra Biológica consiste en utilizar agentes infecciosos o sus productos tóxicos (toxinas) para infligir daños al enemigo o sus animales o sus cosechas. Pudiera pensarse que las toxinas son agentes químicos, sin embargo fueron incluidas en este apartado en la Convención de Armas Biológicas de 1972.
A lo largo de la historia, la imaginación ha sido extraordinaria al respecto. Los romanos arrojaban cadáveres a pozos y manantiales con el fin de envenenar sus aguas, técnica que repitieron los soldados confederados durante la Guerra Norteamericana de Secesión. Con catapultas se podían lanzar agentes que causarán la enfermedad al enemigo (cadáveres en ciudades asediadas o, como hizo el general Anibal en una de las batallas de las guerras púnicas, serpientes venenosas). Es en el siglo XVIII nos encontramos con un caso similar al actual: el general británico Geoffrey Amherst provocó una infección mortal de viruela en una tribu de indios norteamericanos con mantas expuestas a ese virus
Aunque algunos países, como el Japón, exploraron las posibilidades de las armas biológicas durante la Segunda Guerra Mundial, es en la actualidad cuando la biotecnología permite el uso masivo e incluso el diseño de terroríficas armas biológicas cambiando factores como la infectividad, patogenicidad, virulencia, periodo de incubación, transmisibilidad, letalidad de los agentes infecciosos conocidos. El ejemplo más conocido es el famoso ántrax que se envía a través de carta en los Estados Unidos. Se le ha cambiado la forma de transmisión (transmisibilidad) para que infecte a través de las vías aéreas
Este tipo de arma tiene sus ventajas e inconvenientes. Por un lado, son fáciles de manejar como demuestra el envío de ántrax por carta. Tampoco se necesitan grandes cantidades para que ser efectiva. Son baratas de producir y causan gran cantidad de bajas con pequeñas dosis. Por otro lado, sus efectos pueden tardar en verse por lo que es difícil detectar quien es el culpable de su uso. Por último, en algunos casos se desconoce su vacuna.
Como inconvenientes se puede citar lo difícil de controlar la enfermedad que provocan. La misma ausencia de vacunas es un riesgo añadido, así como su larga permanencia en el medio y la dificultad de esterilizar la zona en la que se ha liberado el agente dañino
El Instituto para la Salud Español ha establecido tres categorías atendiendo a su peligrosidad: Categoría A: agentes infecciosos muy peligrosos como el carbunco (ántrax), el botulismo, la peste y la viruela. Categoría B: agentes de más difícil diseminación y menos peligrosos como la brucelosis y el muermo. Categoría C: agentes fáciles de obtener y esparcir y, a veces mortales, como la tuberculosis y la fiebre amarilla.
Dentro de la ciencia-ficción se ha enfocado la guerra biológica de diferentes formas. En el relato corto de Jack Vance EL MUNDO INTERMEDIO incluido en LOS MUCHOS MUNDOS DE JACK VANCE se plantea el uso de la guerra biológica entre dos culturas por obtener un planeta olvidado de ambas sobre el mismo planeta. La cuestión es saber quién descubre el ser vivo, incluidos los animales, que resulte más dañino y desanime en su reclamación a la otra cultura. LOS VIAJES DE TUF de G.R.R. Martin trata el tema de una antigua sembradora del Cuerpo de Ingeniería Ecológica terrestre de 30 Km. de largo, cuyo fin último era la guerra biológica y que bibliotecas de todo tipo de células, virus y animales y capaz de reproducir ecosistemas enteros en su interior. Los virus modificados en laboratorios militares también han dado su juego. Ejemplos son la novela MUNDOS de Joe Haldeman donde la población adulta del planeta y todos los adolescentes púberes mueren a causa del virus Koralatov 31 y en la novela APOCALIPSIS, versión ampliada de LA DANZA DE LA MUERTE, de Stephen King, es un virus gripal quién acaba con la mayoría de los habitantes del planeta.