Grupo de elementos químicos formado por el helio, el neón, el argón, el kriptón, el xenón y el radón. Debido a la disposición de sus capas electrónicas son químicamente inertes (de ahí el nombre de nobles), es decir, no reaccionan químicamente con ningún otro elemento y sus átomos ni tan siquiera se enlazan con ellos mismos, a excepción de los más pesados que, como el xenón, en condiciones muy forzadas pueden llegar a formar compuestos con los elementos químicos más reactivos tales como el flúor o el oxígeno
Debido a esta carencia de reactividad química los gases nobles, a diferencia de lo que sucede con otros elementos químicos gaseosos tales como el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, el flúor o el cloro, no forman moléculas diatómicas, sino que están constituidos por átomos individuales. Asimismo, y tal como se desprende de su nombre, en condiciones normales se presentan siempre en estado gaseoso.
Salvo el helio y el radón, el resto de los gases nobles se encuentran en pequeñas cantidades en el aire, de donde se obtienen por destilación del mismo. El helio, por ser muy ligero, no existe en las capas bajas de la atmósfera ya que, aunque se está generando continuamente en las desintegraciones radiactivas que emiten partículas alfa, sus precursoras, emigra inmediatamente a las capas altas de la atmósfera. El radón es radiactivo e inestable, y se produce de forma natural como emanación de diversos materiales radiactivos, aunque no a partir de las partículas alfa (su núcleo es muy pesado), sino como residuo de la desintegración de otros núcleos todavía más pesados que los suyos.