
Esta entrevista fue realizada el 26 de febrero de 2000. Mucho de lo que cuenta Ángel Torres, ha sido superado por las circunstancias y el tiempo. Así podemos dar ya como un hecho, y no una intención, la reedición de la Trilogía de las Islas por parte de Timún Mas o la publicación de la saga de Los Dioses en PulpEdiciones. Sin embargo creemos que aún está vigente puesto que Ángel Torres cuenta muchas cosas sobre la génesis de sus libros y sus opiniones a cerca de la literatura de ciencia-ficción
Ángel Torres Quesada, conocido también en el mundillo de la Ciencia Ficción como A. Thorkent y Alex Towers es (era), en su vida normal, un conocido industrial confitero de Cádiz, ciudad que como todo el mundo debería saber destaca por la mayor proporción de escritores por metro cuadrado del mundo. Me cito con él el lunes (de carnaval) 26 de febrero en su confitería Orcha, nos sentamos en la mesa de las tertulias y con un cafelito bebío (estoy a régimen, y pese a los esfuerzos de D. Ángel me negué a probar alguno de sus buenos dulces) me dispuse hablar largo, y no tendido, de todo lo posible.
Alfonso Merelo: En primer lugar agradecerle que haya tenido la gentileza de recibirme y en segundo lugar comentarle que algunas de las preguntas de esta entrevista se han efectuado por algunos de los componentes del Escuadrón Delta, la lista de correo, a la que usted pertenece por cierto, en Internet que se nucleó originalmente en torno a la obra de Pascual Enguídanos y más concretamente La Saga de los Aznar pero que, como es lógico, ha derivado hacía las obras de los escritores de novelas de duro. Una primera pregunta que, seguramente, no le habrán hecho nunca: ¿Cómo empieza su afición a la Ciencia Ficción? Y como complemento de la anterior: en el terreno literario: ¿Cuales son sus influencias?
Ángel Torres Quesada: Uno empieza a bucear en un universo extraño y fantástico al que no conoce, pero te subyuga y piensas que es el mejor, en el que le gustaría vivir, al menos hasta que descubres que tampoco es el ideal. Como otros muchos de mi quinta, empecé mirando las viñetas de Flash Gordon en los tebeos que mi hermano compraba, y más tarde leyendo los bocadillos cuando aprendí a leer. Mientras me divertía, pensaba que las aventuras del rubio Flash eran más emocionantes que las de Tarzán y de Mandrake (Merlín entonces). Al poco tiempo oyes hablar de Julio Verne, el único autor de fantasía conocido en el estrecho mundo en que vives, situado en una ciudad de la larga posguerra, sin darte cuenta de que la existencia de las cartillas de racionamiento es el resultado de unos años brutales, de los que oyes hablar en voz baja a los mayores. Curiosamente la primera novela de Verne que leí fue UN VIAJE A LA LUNA, y la única decepción que sufrí es que no llegaran a pisarla, hicieran el viaje en una bala de cañón, no un cohete como los que tripulaban Flash Gordon y Dale Arden. A partir de entonces fue una búsqueda frenética la que emprendí, a veces infructuosa, de novelas, tebeos y relatos de aventuras en el espacio. En aquellos años las palabras ciencia-ficción aún no definían al género.
Debemos remontarnos a sus comienzos: ¿Cómo comenzó usted a escribir y publicar en la colección Luchadores del Espacio? Sólo una novela por cierto.
ATQ: Dibujaba tebeos aprovechando el dorso de un montón de papeles que encontré de la propaganda de un producto de panadería cuya marca no recuerdo, y mientras lo hacía pensaba los argumentos, escribía los diálogos y lo que fuera, todo sobre la marcha. Después de leer algunas novelas de Ciencia Ficción, las que había a finales de los cuarenta y a principios de los cincuenta, en la escuela de Comercio, el equivalente hoy de Empresariales, como ya había aprendido a darle a las teclas de la vieja máquina de escribir de tampón de la academia en la que mis padres me inscribieron para aprobar mi ingreso, en la clase de Gramática había tres o cuatro viejas máquinas, creo que Underwood pero con cinta y todo y pedí a la profesora que me dejara ir por las tardes un rato para practicar. En realidad lo que hacía era intentar escribir mi primera novela, de Ciencia Ficción por supuesto. Cuando doña Carmen, que así se llamaba la buena señora lo descubrió, no tuve más remedio que dejársela porque ella quería leerla. Lo hizo y me escribió un folio comentándomela. Fue más que generosa conmigo. Tenía catorce años y hacía tres que se habían quitado las cartillas de racionamiento. Ya no dibujaba a lápiz en el dorso de unos papeles de propaganda, sino en inmaculadas cuartillas y a pluma, que mojaba en un carísimo tintero de tinta china que procuraba me durase mucho. Pero como me he ido por otro camino, retomo la pregunta. Hay que dar un salto de varios años, hasta que ya tenía máquina propia, una Olivetti Studio16. Conseguí terminar una novela, creo que era el trigésimo intento, y la envié a Toray. Recuerdo que la escribí en cuartillas. Un horror. No hay que decir que me la devolvieron. Más tarde, en el 62, lo intenté con Valenciana. Me había leído todas las de G.H. White y quería imitarle. Entonces siempre quería imitar a alguien, a J. Mallorquí años antes, por lo que leía en Futuro, y después a Van Vogt, a Heinlein y a Asimov, y a cuantos autores americanos ya podía leer en Nebulae.
¿Cuál fue su relación con los demás escritores de Valenciana si la hubo?
Lamentablemente no tuve relación con ninguno. Mi novela UN PLANETA LLAMADO BADOOM fue la penúltima de la colección. En un par de convenciones coincidí con Pascual (George H. White) y para mí fue un honor estrechar su mano y comentar algunas de sus novelas.
¿Después del cierre de Luchadores, que hace? ¿Por que nunca escribió para Toray?
Volví a intentarlo, esta vez mejor presentado el original, con mi experiencia en Valenciana, escrita en folios. Me la devolvieron diciendo que tenían exceso de originales. Esta es la respuesta misterio, que lo mismo podía encerrar la verdad que una mentira piadosa.
¿Cómo se produce el contacto con Bruguera y su colección La Conquista del Espacio?
Vi en un quiosco el primer número de la colección, lo compré, lo leí y me dije que lo que podía escribir no saldría tan malo. Y salió LA AMENAZA DEL INFINITO. La verdad es que no confiaba en recibir una buena noticia, pero unos dos meses más tarde el cartero me dejó una carta que llevaba el membrete de la editorial. La abrí esperando leer el recurrido texto del exceso de originales, pero me llevé la gran sorpresa. Me enviaron el contrato y así empezó todo.
Tenemos entendido que Bruguera mantenía una línea editorial digamos que férrea. ¿Se le imponían o sugería temas o desarrollos de estos en cuanto a personajes situaciones etc.?
No imponía temas ni desarrollos, pero sí tenía sus reglas no escritas, que te las explicaban cuando las infringías. Por ejemplo, los protagonistas no se podían ir a la cama a menos que estuvieran casados, y los achuchones estaban tan prohibidos como meterse en cuestiones políticas. A mí me advirtieron más de una vez por lo último, porque me metía demasiado con los tiranos y los estados planetarios dictatoriales.
Podría contarnos anécdotas su época de escritor de novelas de duro. Inspiración, método de trabajo etc.
A mí no me enseñó nadie a escribir, y lo lamento a veces, porque me hubiera gustado haber tenido un buen maestro al lado. Así que tuve que enseñarme a mí mismo, con todas las consecuencias negativas que esto conlleva. Una vez abierta la puerta de la editorial Bruguera, tenía que seguir adelante. Como la imaginación no había estado quieta, tenía algunas ideas almacenadas, varios argumentos, algunos inspirados en esta o aquella novela que me había llamado la atención, y las cinco o seis siguientes las fui escribiendo a razón de una al mes, porque entonces había que darle a la Olivetti y cansaba. Hacía un borrador, lo corregía y lo luego lo pasaba en limpio. Un día leí en el diario Pueblo una entrevista a un escritor de novelas de a duro en la cual explicaba que escribía directamente sus novelas. Me dije que debía intentarlo, escribí un poco más despacio, usé menos la equis para tachar, y surgió LOS ENEMIGOS DE LA TIERRA, la primera aventura de El Orden Estelar en serio, entonces Orden Imperial, que había tenido su precedente en LOS MERCENARIOS DE LAS ESTRELLAS, donde la organización no estaba definida y no era protagonista, sino un elemento secundario. A partir de ahí no hice más borradores.
En su trabajo para Bruguera su más extensa obra se refiere al universo de El Orden Estelar que comienza, según su propia información, en la novela ya mencionada LOS MERCENARIOS DE LAS ESTRELLAS (nº 47) de La Conquista del Espacio. ¿Tenía ya planificado el escribir una serie, o esta se desarrolló a posteriori?
Cuando me planteé Los enemigos de la Tierra se me ocurrió utilizar esa organización de nuevo, la democraticé y le di un poco más de entidad. Nunca planifiqué la serie. Salió porque sí.
¿Cómo se le ocurrió el hacer que el protagonismo en El Orden Estelar lo ocupara una mujer, Alice Cooper? No es una chica al uso, sino que su comportamiento en todos los planos, sexual inclusive es bastante avanzado. ¿Se adelanta al movimiento feminista radical?
Comencé la novela haciendo un guiño, porque lo divertido en aquellos años era burlar la censura, y lo hice a propósito. Adán Villagran bebe los vientos por su comandante, un grado que elegí para el jefe supremo de la UNEX, pues si hubiera elegido el de capitán debería haber puesto que era capitana y se habría sabido que el chico no estaba enamorado de un tío, como podía darlo a entender en las primeras líneas. Hasta un par de páginas más adelante no digo que es una chica, para tranquilizar al censor de turno. Por cierto, gracias a esta novela fue la primera vez que recibí una palmadita en la espalda por parte de la editorial, a pesar, me dijeron, de que no había demasiada acción. No eran muy dados a felicitar a nadie. ¿Que Alice Cooper adquirió más protagonismo que Adán en las siguientes novelas? Es cierto. La chica se lo merecía, ¿no? Era más cerebral que Adán. A veces no entiendo como alguien me tilda de machista. Supongo que a ella sí le habría afectado el mal de las vacas locas.
(Aquí he de explicar que Ángel Torres se refiere a una anécdota radiofónica. En una tertulia de mujeres se decía: ¿por qué los hombres no pueden contraer la enfermedad de la encefalopatía esponjiforme humana?: La respuesta fue porque son unos cerdos. Hubo grandes risas de las féminas. Al día siguiente un varón llamó a la misma tertulia y preguntó lo mismo con respecto a las damas. Su respuesta: Las mujeres están tranquilas, no pueden contraer el mal porque éste sólo afecta al cerebro)
Son conocidas sus discrepancias con el director de La Conquista del Espacio. A raíz del artículo-respuesta que usted escribió en Nueva Dimensión a Carlos Sainz Cidoncha, sabemos que le ponían muchos impedimentos para seguir la línea de El Orden Estelar. ¿A que era debido esto? ¿Usted no cedía? ¿No les gustaban las series a los editores? Y aún así insistió en el Orden. ¿Le gustaba desarrollar este escenario particularmente?
Debo decir que en Bruguera, sobre todo en un par de visitas que hice a la casa, me trataron con exquisita amabilidad. La primera vez me enseñaron hasta la imprenta y me invitaron a desayunar. Conocí todo el proceso de impresión, y como recuerdo me traje una plancha con cuatro portadas de la colección, en la que venían dos mías. Una de ellas era UN PLANETA LLAMADO KHRISDAL. Qué manía la mía de poner que esto o lo otro se llama así, ¿verdad?
Pues después de esta visita recibí una carta advirtiéndome que no insistiera en repetir personajes, temas y escenarios, porque, según ellos, a los lectores no les gustaba. Yo tenía escrita otra del Orden, y la envié. Me contestaron que bueno, que la pasaban, pero que si insistía se verían obligados a devolvérme la siguiente. Me cabreé porque ya tenía pensada las continuaciones. Quería escribir el encuentro entre Alice y Adán en la base de Vega Lira, que nadie sabía por dónde caía, y, después de algunos enfados, liar a la pareja y llevarla a la cama. Supongo que por imperativos editoriales les habría casado, aunque no sé por qué religión, porque poner por lo civil no habría colado. Estuve un tiempo sin enviar novelas, hasta que volví a escribirles para ver si podía volver a colaborar. Me dijeron que sí, y reemprendí la lucha.
Termina este periodo y decide dejar de escribir novelitas de duro ¿Por qué? ¿Ya no le satisfacía? ¿O es que se acabaron los tiempos del bolsilibro?
Nunca tiré la toalla. Aparte de que quería escribir algo más serio, ocurría que a principios de los ochenta los problemas económicos de Bruguera eran enormes. Yo seguía enviando novelas, cobrando más o menos regularmente, hasta que un día dejaron de llegar los giros. Mi última visita a la casa, para ver qué pasaba y de paso a ver si me pagaban los atrasos, fue deprimente. Salí convencido de que aquello no tenía solución. También se acabaron los tiempos de los bolsilibros, y la prueba es en el intento de Galaxia 2000. A esta colección de Ciencia Ficción la hundieron las otras tres colecciones, la del oeste, de terror y la policíaca, que no vendían. Galaxia 2000, que yo inauguré, empezó vendiendo 3.000 y acabó en 5.000 ejemplares. Pero de las cifras dadas por las editoriales habría mucho que hablar. Fue una lástima. Muchos autores de Bruguera, al no cobrar lo que nos debían, colaboramos con Delta. Yo había conocido unos años antes a Enrique Fariñas, un tío cojonudo, que en paz descanse. Llevaba la filial de Bruguera, Ceres, y me dio mano libre en Galaxia 2000. Escribe lo que te salga del alma, me dijo. Después de recuperar un par de originales que había en Bruguera, CARONTE EN EL INFIERNO entre ellos, me puse a escribir como un loco. Dieciocho novelas en poco más de un año. Tenía dos series, la de Hongara y la de los Dioses, en las que describí los orígenes de Dhrule y Kherle, con la idea de reeditar éstas. De los treinta títulos que se publicaron, quince fueron míos. En la editorial quedaron cuatro sin publicar. No me los devolvieron. Enrique Fariñas murió al poco y no consiguió rescatarlos.
¿Que le pareció la reedición por Ediciones B de 16 de sus novelas sobre El Orden Estelar?
Me pareció excelente. Yo habría repasado cada novela, sólo en la literatura, no en el contenido en sí, pero no me atendieron esta petición. Lo negativo fue la continuidad. Eso, pienso yo, hizo que los lectores se retrajeran un poco, y aún así... La edición de los cuatro volúmenes estuvo llena de anécdotas. Para no molestar a nadie, diría que fue de Ciencia Ficción. Por cierto, el edificio de Ediciones B es muy bonito. Me lo enseñaron de arriba abajo cuando estuve allí.
Esto último es lo que se conoce como dar una larga cambiada. Sigamos: ¿Cómo se explica que tratándose de una edición ya agotada, es decir con gran éxito de ventas, no se haya seguido con la publicación de mas volúmenes?
¿Cree alguien me lo han explicado? Pero si yo mismo no lo entiendo. Esto podría romper el tópico de que los editores son renuentes a publicar Ciencia Ficción española porque no vende. Admito que son novelas que no pasarán a la historia, y no voy a exponer las causas, que otros ya han resaltado, como la falta de tiempo, la premura, etc. Había que escribirlas a máquina. Me gustaría ver a mas de uno dándole a la tecla, aunque sea en una electrónica. No, de veras que con certeza no sé por qué no continuaron publicándose. Tal vez fue debido a la reestructuración que hubo en la colección VIB, pero podrían haber otras causas que prefiero no comentar.
Sería muy interesante poder recopilar todas sus historias de El Orden Estelar ordenadas según su tiempo con respecto al Universo Orden, incluyendo las publicadas en otras editoriales. La catalogación de su obra cronológicamente que hizo Ediciones B ¿es correcta?
Para El Orden Estelar, sí. Pero el mérito de su catalogación es de Carlos Sainz Cidoncha, que lo hizo con más juicio que yo lo habría hecho. Si algún día alguien decidiese continuar la reedición de mis bolsilibros, además de darles un repaso, pediría a Carlos que los prologara. Creo que podría hacerlo a satisfacción de los lectores y mío.
En Nueva Dimensión publicó DIOS DE DRHULE y DIOS DE KHERLE. ¿Que pasó con estos dioses? Sería interesante la reedición de estos relatos y completar la serie. ¿Tiene algo escrito respecto al tema?
Se habrían reeditado en Galaxia2000, estaban pendientes. Cada novela publicada en ND hubiera aparecido en la colección en dos entregas, y después de DIOS DE KHERLE se habría publicado DIOS DE LA ESFERA, que por cierto no hace mucho encontré una copia (la otra la envié a su día a Domingo Santos), y como no tenía nada mejor que hacer ese día, la leí. Mecánicamente cogí un boli y empecé a corregirla. Cuando me di cuenta la había corregido, la reescribí y la grabé. Ahí la tengo, esperando mejores tiempo. Si algún día se publicara la serie, daría un buen repaso a DIOS DE DHRULE, y a DIOS DE KHERLE no la iba a conocer ni el autor cuando la escribió, porque en cierto aspectos era floja, y además resucitaría a quien no debí matar. Santos me lo indicó cuando la leyó, me dijo que había liquidado al mejor personaje de la novela, y no le hice caso. El amigo Santos, como buen escritor, conocía (conoce) a los escritores, y sus consejos no hay que echarlos en saco roto.
(La trilogía de los dioses que comprende las novelas DIOS DE DHRULE, DIOS DE KHERLE Y DIOS DE LA ESFERA, han sido editadas en 2002 por PulpEdiciones en su colección Aelita)
Sabemos que existe una novela inédita del Orden de unas 400 páginas. ¿Para cuando su publicación?
Se refiere a una novela que escribí en uno de mis periodos de sequía editorial, pero la convertí en otra novela que tampoco tuvo suerte; quiero decir que parte de sus elementos los reutilicé y están en un par de novelas y cuentos. Así que tendría que plantearme de nuevo el argumento. Tengo pendiente, como si fuera una asignatura, el encuentro de Alice y Adán en Vega Lira y su primera aventura. El maldito tiempo no está a mi favor, me faltan horas cada día. ¿Sabe cuántas novelas tengo dando vueltas por el ordenador, aburridas de esperar? Pues una doce o quince, y otros tantos cuentos. Y no es cuento, que conste. Me ronda una idea que me parece adecuada para la novela del Orden. Me haría mucha ilusión verla publicada, y que pusiera debajo del título, como pusieron La Película en la primera de Star Trek. Yo podría La Novela. Un capricho.
(Esta novela será editada en breve con el nombre de LOS GUERREROS DEL TIEMPO)
¿La serie de las islas termina en WHYARGA o existe algo para continuarlas?
Cuando Miraguano decidió publicar WHYARGA, el deseo de los responsables de la editorial era presentarla en la Convención de Gijón del 93, pero sólo llevaron un par de portadas. Resultó gracioso que para la presentación yo pusiera las tapas de WHYARGA en otra novela de Miraguano que pedí prestada. La imprenta se retrasó unos días, lamentablemente. No se vendió lo que se esperaba, como se habían vendido Las Islas, las tres. Recuerdo que Santos sugirió a Arizcun, ya que no rezaba debajo el título que era la continuación de Las Islas, que le pusiera una banda a la novela, advirtiendo a los lectores, pensando que por el título algunos no adivinarían de qué iba el asunto, que supieran que en WHYARGA encontrarían a los personajes y el tema de la trilogía. En realidad no es una tetralogía. Mi idea era hacer una segunda trilogía. WHYARGA, ANKAR y LOS ORÍGENES. En ANKAR se habría explicado el proceso que permitió a los ankaris erigirse en los tiranos de turno de una parte de la galaxia, y por qué se arrepintieron de haber sido tan malos. Y la tercera... Pues la verdad es que para la tercera no lo tenía muy claro, barajaba varios caminos, pero algo se me habría ocurrido. Muchas novelas las he empezado sin tener ni pajolera idea de que iba a ir el asunto. Esto me ocurría cuando colocaba el papel en la máquina de escribir, tres folios y dos papeles carbón. Con un par de ellas no conseguí lo que me proponía, pero con otras el experimento tuvo éxito. Una de las que recuerdo que me dejó satisfecho fue LAS MURALLAS DE HONGARA. Esa tarde no tenía nada en la mente, y empecé a escribir algo de fantasía mezclado con Ciencia Ficción, y puse unos jinetes en una batallita y... Luego vino lo demás. Con los finales me pasaba lo mismo, estaba acabando y no sabía cómo terminarla, pero llegaban las últimas páginas y lo resolvía. Dicen que quien hace un cesto hace ciento, ¿no?
Lo último que usted ha publicado es UN PARAÍSO LLAMADO ARA. Aquí trata usted el tema de la colonización de otro planeta como una inmensa y desagradable broma donde nada es lo que parece. ¿Que opina de su propio relato? Es tramposo o simplemente cree que la humanidad se comportaría así dado el caso.
Pienso que la humanidad se ha comportado y se comportará peor de lo que reflejo en el relato. En cuanto a las trampas... Sí, en algunas de mis novelas puede que haya más trampas que en una película de chinos, pero creo que las he colocado hasta donde el respeto al lector me lo ha permitido. Si hubiera leído Ulises tal vez mi cultura fuera mejor, pero también podía haber ocurrido que hubiese aburrido al lector que sólo busca un entretenimiento. Si algunos disfrutan con una literatura de menos altura, que otros no soportan, ¿por qué no proporcionarles un rato de distracción leyendo lo que andan buscando? No es una excusa, porque no tengo que darla, pero creo conocer mis limitaciones, que son bastantes. Nunca podría escribir algo que los críticos alabaran, ciertos críticos por supuesto. Me satisface cuando alguien me dice que ha leído una novela mía y se ha distraído. Es suficiente. Para mí no puede haber una novela sin una historia que poder contar, es imprescindible un argumento, una trama, un cierto misterio en el inicio, en el desarrollo y el desenlace. Es mi criterio personal, claro. Quizá esto exige un mayor esfuerzo si el escritor no ha ido desarrollando a lo largo de su vida esta forma de concebir una novela, pero merece la pena.
¿Lee usted Ciencia Ficción actual española? Si es así comprométase y díganos ¿qué autores le gustan?
Me gustan todos los que leo. En España hay un potencial muy estimable de autores, unos más veteranos que otros. Diría que desaprovechados En un artículo, que no sé si habrá aparecido cuando esta entrevista vea la luz, digo que la Ciencia Ficción española necesita novelas, y por lo tanto novelistas. Los cuentos y los relatos cortos están muy bien, pero es necesario que se escriban, se editen y se vendan novelas, como poco un par de docenas al año. Y que sean de Ciencia Ficción, a ser posible.
¿Le parece interesante el esfuerzo por revindicar y dar a conocer lo que fue la serie B española a través de listas de correo electrónico y de las revistas como PulpMagazine?
¿Serie B? Bueno, llámela como quiera, llámenla como sea para que el público las identifique y las conozca. En las series B hay de todo, como en botica y como en las novelas serias. El esfuerzo que se realiza al respecto me parece interesante, aunque para algunos sea baldío y una pérdida de tiempo. Allá ellos.
Finalmente nos gustaría saber que proyectos futuros tiene pendientes en general. ¿Cuál será su próximo relato a publicar?
No lo sé. A estas alturas me lo creeré cuando lo vea. Estoy harto de promesas incumplidas. Podrían ser Las Islas, podría ser el Orden, tal vez una o dos novelas inéditas. Esperemos. Cuando firme el contrato empezaré a creérmelo, y cuando las vea en las librerías sólo me quedará el preguntarme si cobraré por ellas.
Por último, D. Ángel Torres, contestó a este pequeño test:
3 novelas de Ciencia Ficción de todos los tiempos
3 novelas españolas Mainstream
3 novelas extranjeras mainstream
3 autores españoles mainstream
3 autores extranjeros mainstream
3 Autores españoles de Ciencia Ficción
3 Autores Extranjeros de Ciencia Ficción
3 películas de Ciencia Ficción
3 series de televisión de Ciencia Ficción
Y eso fue todo. Me despedí de él, no sin antes llevarme dos docenas de Tortas de Carnaval que puedo asegurar son de lo más sabrosas.
