
Viaje en el que el protagonista toma conciencia de sí mismo, de la realidad externa o de poseer una misión en la vida. Los antecedentes provienen de la más remota antigüedad y aún persisten en algunas culturas que han conservado la costumbre de realizar una serie de ritos iniciáticos que servían, y todavía sirven, al individuo para obtener la categoría deseada. Entre las culturas que todavía conservan estos ritos se encuentran multitud de tribus primitivas cuyos miembros púberes deben iniciarse a la madurez mediante estos ritos, tribus urbanas, algunas sectas religiosas y sociedades mafiosas que imponen algún tipo de prueba para entrar. En nuestra sociedad perdura en forma de novatada.
La literatura universal posee números ejemplos, dado lo fácil que es narrar el propósito del viaje iniciático: cambiar la perspectiva vital del protagonista. Este cambio no solo afecta al modo de ver los acontecimientos exteriores sino que también cambia al protagonista. La ODISEA de Homero puede ser considerada como el primer viaje iniciático de la historia. Ante el desafío de Ulises a los dioses, Poseidón le condena a viajar por los mares. Al acabar la epopeya Poseidón le recuerda a Ulises que inteligencia no es lo mismo que sabiduría. Sin duda el ejemplo español más conocido es EL QUIJOTE de Cervantes. Dentro de la ciencia-ficción y la fantasía hay una gran cantidad de ejemplos interesantes. LA MANO IZQUIERDA DE LA OSCURIDAD de Ursula K. Le Guinn, EL NÚMERO DE LA BESTIA y JOB: UNA COMEDIA DE JUSTICIA de R. A. Heinlein, DUNE de Frank Herbert, RITOS DE MADUREZ de Octavia Butler, EL JUEGO DE ENDER de Orson Scott Card o la más reciente HYPERION de Dan Simmons son sólo unas pocas obras organizadas como un viaje iniciático.
Tanto la novela como la película 2001, UNA ODISEA ESPACIAL, de Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick respectivamente, tienen un final curioso. El protagonista sufre un viaje iniciático de calibre tal que al final del mismo trasciende de su humanidad para convertirse en un igual a los Grandes Galácticos que insuflaron la inteligencia en la especie humana.
Algunos críticos del género como Norman Spinrad han apuntado también que este tipo de obra ha servido para perpetrar algunos de los peores excesos, ya que es fácil que la obra degenere en el archiconocido esquema del Héroe que toma conciencia de su Destino y se enfrenta a una serie de Tareas mientras aprende sus habilidades.
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