1.- Química En general, los enlaces químicos más comunes (los covalentes) tienen lugar entre dos átomos que comparten dos electrones. Puede ocurrir que en una molécula uno de sus átomos posea un electrón impar, es decir, sin compartir con ningún otro, lo que la convierte en un radical. Normalmente los radicales son especies químicas sumamente reactivas, ya que la existencia de un único electrón es una situación energéticamente muy inestable que el radical tiende a corregir rápidamente reaccionando con lo primero que encuentra en su camino. Sin embargo, desde hace casi un siglo se conocen radicales estables llamados radicales libres, que deben su estabilidad a circunstancias especiales que resultaría demasiado complejo explicar aquí. Los radicales inestables suelen ser los productos intermedios en numerosas reacciones químicas, tales como las polimerizaciones o las oxidaciones inducidas por la luz solar, y tienen también un papel fundamental en numerosos procesos bioquímicos, habiéndose descubierto la relación existente entre ciertos radicales y los procesos de envejecimiento celular.
Otro lugar donde han sido detectados los radicales es en el espacio interestelar, ya que debido a la existencia de un elevado vacío tienen escasas probabilidades de encontrarse con otra molécula u otro radical con los que poder reaccionar químicamente para formar un compuesto estable.
2.- Química Se denomina radicales a las porciones de moléculas que poseen una composición y estructura características. En realidad no se trata de radicales reales, puesto que no están aislados del resto de la molécula, sino de un artificio útil para el estudio y nomenclatura de la estructura de moléculas complejas. La nomenclatura de los compuestos orgánicos hace un uso extensivo de los radicales, como ocurre por ejemplo con los grupos químicos laterales de una cadena principal de átomos de carbono: Metilo, etilo, propilo, isopropilo o butilo son los nombres de los radicales más comunes en este campo, aunque obviamente existen muchos más.