Se dice que una sustancia es insoluble en un determinado disolvente cuando no es disuelta por éste. Debe quedar claro que el criterio de solubilidad o insolubilidad de una sustancia ha de ser aplicado individualmente a cada uno de los posibles disolventes. Así, por ejemplo, la sal común se disuelve en agua, pero no en benceno, mientras con la grasa ocurre justo al contrario.