Al contrario de la tecnología del disco magnético, los discos ópticos se basan en la incidencia de un fino rayo láser sobre una superficie reflectante previamente alterada. De esa forma, detectando los distintos cambios del reflejo del láser es posible grabar o leer el código binario. Esto se consigue a base de hacer diminutos agujeros en la superficie reflectante, de este modo, si se hace un agujero, el láser no se reflejará, y esta condición se puede interpretar como un 0, si por el contrario, la superficie está inalterada, el láser se refleja y se interpreta como un 1.
Las capacidades de almacenamiento conseguidas mediante este método son enormes, y en los discos óptico estándar (los archiconocidos Discos Compactos) es de 640 MB para discos de 5 pulgadas (de diámetro). Con el DVD se ha disparado esta cifra consiguiendo hasta 17 Gb en un soporte de tamaño idéntico al de los CD, y ya se habla de la disponibilidad de dispositivos holográficos en los que será posible almacenar cifras del orden de Terabytes a base de orientar las moléculas de materiales fotosensibles gracias a la actuación combinada de dos o más fuentes de láser dispuestas en distintos planos.
Ver también: