
Puesto que la atracción gravitatoria es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia, entre la cara interna de un satélite y la externa se producirá una diferencia entre ambas fuerzas, mayor en la interna por estar más cercana y menor en la externa.
Cuando la distancia entre el planeta y el satélite es suficientemente elevada, el efecto que producen las fuerzas de marea es un frenado en la rotación del satélite hasta alcanzar, como situación de equilibrio, un período de rotación similar al de traslación, como ocurre en la Luna
Si el satélite está más cercano, las fuerzas de marea pueden proporcionarle una importante cantidad de energía. Éste es el caso de Ío, al que las intensas fuerzas de marea provocadas por Júpiter han calentado su núcleo convirtiéndolo en es astro más activo geológicamente de todo el Sistema Solar
A mayor cercanía del planeta se alcanza el Límite de Roche, definido como la distancia por debajo de la cual las fuerzas de marea son tan intensas que despedazarían a cualquier satélite de cierto tamaño.