
Cuando Alan Moore, guionista inglés trasvasado al cómic norteamericano, comienza Watchmen lo hace como en un relato policiaco cualquiera, con un cadáver de alguien que es todo menos vulgar. La investigación subsiguiente por parte de Rorschach, exsuperhéroe convertido por ley en fugitivo, nos lleva a través de una ucronía en la que EEUU ganó en Vietnam gracias al Dr. Manhattan (un ser humano transformado en dios atómicamente) Este EE. UU. es un imperio mundial en decadencia (las bandas asolan las calles, la violencia tiñe los medios de entretenimiento de masas, Nixon sigue siendo presidente merced de un tercer mandato, cual reflejo distorsionado de Roosevelt...) y los pocos superhéroes que hay se nos presentan desde un punto de vista tan naturalista que no hay espacio para verlos como seres de moral superior (las personalidades van desde la ingenuidad y el infantilismo hasta la amoralidad y la psicopatía)
El interés argumental radica en que no hay personajes de una pieza, cuando se acaba la lectura nuestra visión de todos los personajes y de la historia misma ha cambiado. Los temas de la naturaleza del bien y del mal y de si el fin justifica los medios (junto a la política, la religión y otros) son expuestos de manera sutil tanto en las acciones como en los diálogos de estos superhéroes y de personas normales que se cruzan con ellos.
Sobresale la capacidad de Moore de planificar las imágenes no sólo como vehículo de la acción sino también para transmitir matices de las personalidades (como se puede ver en las páginas 11 y 12 del capítulo XII respecto a la omnisciencia y ubicuidad del Dr. Manhattan o en la máscara de Rorschach, que tapa completamente el rostro del personaje y a la vez nos transmite todas sus emociones)
Para una historia así hace falta un dibujante con capacidad para transmitir matices gestuales y para dibujar escenas de acción veristas, este dibujante es Dave Gibbons, guionista y dibujante británico, que ya había colaborado con Moore en alguna historia de Future Shocks. Además de cumplir sobresalientemente en su labor sugirió a Moore que estructurase la página con nueve viñetas, que se unirían unas a otras para formar las de mayor tamaño, facilitando la planificación de la página.
Se aplica un color sencillo, que luego se combina para crear ambientes y resaltar elementos secundarios del dibujo, por parte del también británico John Higgins, en una labor que mejora el dibujo y que suele ser injustamente olvidado al analizar Watchmen.
En definitiva, una obra maestra que aúna madurez temática (alejándose del tebeo adulto de moda entonces, que basaba su madurez en erotismo más o menos, normalmente menos, conseguido y guiones que no pasaban de la transgresión superficial y reaccionariamente progresista) y respeto hacia los lectores siguiendo la máxima del personaje de Ian McKellen en DIOSES Y MONSTRUOS: el truco está en no estropeársela (la historia) a los que no entienden la broma.

Los autores

Alan Moore (Northampton, Inglaterra, 1953) Está proclamado como el mejor guionista de comics de la actualidad, sus trabajos abarcan una serie de historias que han marcado profundamente los últimos veinte años de la historia del cómic. Desde la revolucionaria Watchmen hasta la carismática V de Vendetta, pasando por La liga de los hombres extraordinarios, las historias de Moore siempre han resultado tan sólidas como innovadoras. Pero no acaba ahí, una cosa es reinventar los superhéroes, como en Watchmen, y otra muy distinta enfrentare a personajes con una larga historia a sus espaldas. Así lo hace con Swamp Thing, Batman y Superman, a los que insufla una vitalidad renovada.

Dave Gibbons (Londres, 1949). Se inició como como dibujante en las editoriales DC Thomson e IPC, llegando a director artístico de la revista 2000 AD. En 1982 empezó a trabajar para DC Comics, con diversos trabajos, entre los que destaca Watchmen, con guiones de Alan Moore, uno de los más notables de su carrera. Ha dibujado también a Superman, Batman o Flash. En 2004 creó para DC The Originals sobre el movimiento mod. También ha trabajado para el mundo de la música y suya es la portada del disco Too old to Rock’n’Roll, Too young to die! de Jethro Tull; o el recopilatorio Greenpeace Rainbow Warriors.