
El término ciberespacio fue creado en 1982 por William Gibson en su novela NEUROMANTE. NEUROMANTE es la primera y más importante novela del subgénero ciberpunk, con el que el ciberespacio está tremendamente ligado.
Para dar una respuesta lo más exacta posible a la cuestión de qué es realmente el ciberespacio lo mejor es acudir al concepto que de él tiene uno de los más importantes escritores y pensadores del ciberpunk, Bruce Sterling. Según Sterling el ciberespacio no es algo de nuestros días y tiene ya un cierto tiempo; habría nacido concretamente cuando se inventó el teléfono. El ciberespacio vendría a ser el lugar donde se produce una conversación telefónica, no los teléfonos, sino el lugar entre los teléfonos. El concepto quizás es difícil de captar, sobre todo porque no se trata de un lugar real, no es algo físico sino más bien conceptual. El caso es que en la actualidad las comunicaciones, el flujo de información, ya no se circunscribe sólo a las conversaciones telefónicas, sino a algo extraordinariamente más sofisticado y complejo. Vivimos en el mundo de las telecomunicaciones, la información, las redes de ordenadores, Internet, etc, y ahora el ciberespacio, ese espacio o universo eléctrico, es algo con más entidad de la que tenía en una simple conversación telefónica.
Aunque el ciberespacio siga sin tener entidad física su influencia es cada vez más notoria, y términos como ciberdelitos o cibernautas pertenecen ya al lenguaje común. El concepto ahora es más claro de entender y surge al no poder decir dónde suceden las cosas físicamente. Por ejemplo, si un hacker comete un delito ¿dónde lo cometió? ¿En su ordenador? ¿En el ordenador en el que entró? ¿En los ordenadores por los que pasó? Para responder adecuadamente hay que describir todo el conjunto de acciones realizadas: desde el ordenador X entró clandestinamente en el sistema Y, robó ciertos documentos que envió al ordenador Z.... Ni siquiera la mayoría de las acciones realizadas tienen entidad física, por decirlo de alguna manera. La respuesta más sencilla es: en el ciberespacio.
Pero este es el concepto del ciberespacio real, si es que podemos aplicarle ese adjetivo. Volvamos al origen del término y a su inventor. El ciberespacio que describe William Gibson es más bien una representación gráfica de los diferentes elementos que interactúan en el espacio electrónico, algo a caballo entre la realidad virtual y la representación simbólica de interfaces, y que es percibido por los usuarios gracias a visores y conexiones similares a los actuales cascos de realidad virtual. Así, un sistema informático puede aparecer representado en el ciberespacio como un enorme cubo de luz radiante; sus sistemas de seguridad, centinelas, aparecen como pequeñas esferas móviles surcando su superficie, vigilando; y un programa, un virus por ejemplo, puede representarse por un rayo o por una pequeña cajita que un hacker (o su equivalente en el ciberpunk, un vaquero) dispara al sistema informático. Esta visión de Gibson, quizás sea demasiado simple, es muy atractiva, sugerente y está pensada para hacer visuales los conceptos y darles una corporeidad digital o virtual. Gibson juega abundantemente con ciertos simbolismos visuales en las restante obras de Gibson de su trilogía de la costa Este, CONDE CERO y MONA LISA ACELERADA.
Con el tiempo el concepto original de ciberespacio se ha ido dejando un poco de lado en la ciencia-ficción para verse sustituido por la realidad virtual y por los hijos híbridos de ambos. Cada vez son más comunes los escenarios virtuales y similares, como el Metaverso de Neal Stephenson en su novela SNOW CRASH, un mundo de realidad virtual heredero del actual World Wide Web que es compartido por todas las personas que entran en él. El Metaverso posee una conceptualización notablemente más lograda y coherente que el ciberespacio de Gibson. Otro ejemplo es el Autoverso descrito en CIUDAD PERMUTACION por Greg Egan. Se trata de la simulación de todo un universo con unas leyes físicas propias que rigen su comportamiento y evolución. En HYPERION, de Dan Simmons, el ciberespacio toma el nombre de esferas de datos, lugares virtuales para el intercambio de información donde las inteligencias artificiales tratan con los humanos y con las máquinas humanas. ORA:CLE, de Kevin O´Donnell, Jr, presenta también un ciberespacio donde el protagonista puede dedicarse a asistir a reuniones, escribir informes con un teclado virtual... o hacer crecer un bonsai. Por último, el concepto de ciberespacio como un espacio virtual de interacción toma un nuevo significado en la archifamosa MATRIX, donde lo que parece el mundo real resulta ser paradójicamente el ciberespacio.
Podemos ver cómo, mientras la ciencia-ficción evoluciona a nuevos escenarios virtuales, el ciberespacio se va haciendo cada vez más presente en el mundo real.