
Tras la reedición de otros dos antiguos títulos de Enguídanos (EMBAJADOR EN VENUS, número 39, y ROBINSONES CÓSMICOS, número 40, Enguídanos volvió a La Saga de los Aznar con este número 41, y lo hizo recurriendo a unos temas que poco o nada tenían que ver con la trama original de la misma. ¿Motivo? Lo ignoro, aunque sospecho que la obligación de escribir una nueva novela cada quince días tenía que redundar tarde o temprano en un agotamiento del escritor por muy fértil que fuera su imaginación. Por otro lado, cuando Enguídanos escribió la primera parte de la Saga lo hizo de una manera discontinua, alternándola con otras novelas no relacionadas con ésta y, por supuesto, con las novelas de otros autores. Aquí, por el contrario, Enguídanos se dedicó exclusivamente a la Saga, lo que provoca que algunas novelas que podrían haber resultado interesantes por sí solas, adolezcan de una vinculación con La Saga de los Aznar que viene cogida por los pelos, lo cual se traduce en una pérdida absoluta de credibilidad. No basta con que los personajes sean los mismos, para que resulten forzados los viajes por el tiempo y los desplazamientos a Tierras de universos paralelos... Lástima de ocasión perdida.
VIAJEROS EN EL TIEMPO es la primera muestra (aunque no la última) de este divagar que caracterizó a La Saga de los Aznar durante varios números. Aprovechando la ilustración original de REGRESARON DOS MUERTOS, una novela de Joe Bennet aparecida con el número 159 de la primera edición de Luchadores del Espacio, Enguídanos comienza relatándonos el desarrollo de la campaña entre sadritas y valeranos, ya decididamente decantada a favor de estos últimos Simultáneamente se produce entre el estamento científico de Valera una discusión acerca de la posibilidad de utilizar los campos gravitatorios recién descubiertos como medio para viajar con mucha más rapidez por el espacio, pudiéndose romper así la barrera de la luz.
Después de muchas discusiones se acordará enviar una astronave no tripulada conteniendo en su interior una máquina karendón con las grabaciones de tres tripulantes, dos de ellos los hermanos Aznar. Al terminar su viaje éstos serán desmaterializados en Valera para aparecer en la nave, precaución tomada al ignorarse los efectos del viaje sobre el organismo humano.
Realizado el experimento éste se desarrollará con éxito, aunque con un sesgo inesperado: El viaje no ha tenido lugar en el espacio sino en el tiempo, por lo que la nave aparecerá junto a la Tierra del pasado, concretamente a principios de 1945 cuando ya la II Guerra Mundial tocaba a su fin. Desembarcados en territorio alemán los dos hermanos Aznar asistirán al bombardeo de Dresde al tiempo que Fidel mantiene un idilio con una joven alemana, relación que acarreará importantes consecuencias en un futuro. Al final, escapando por los pelos a una patrulla alemana, los viajeros del pasado retornarán a su astronave.

