
Podríamos considerar a este libro como la verdadera continuación de EL ALEPH. Aquí, la voz de Borges se oye clara y límpida, como hablando a través de siglos.
EL OTRO
Casi no me escuchaba. De pronto dijo:
—Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges?
—No había pensado en esa dificultad. —Le respondí sin convicción:
—Tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo.
El tema del doble no es nuevo en literatura. Quizá sea E. A. Poe el primero en usarlo. Pero el matiz de ensueño que envuelve el relato de Borges, que probablemente sí que es el primero en ponerse a sí mismo como protagonista, con su nombre sus apellidos y sus circunstancias, es inigualable. Con EL OTRO, sentimos que Borges vivió esa impresión junto al Ródano, y que nosotros, frente al espejo, frente a la puerta antigua de la escuela, también la hemos sentido, aunque por su extrañeza hayamos tratado de olvidarla.
ULRICA
Mi relato será fiel a la realidad o, en todo caso, a mi recuerdo personal de la realidad, o cual es lo mismo. Los hechos ocurrieron hace muy poco, pero sé que el hábito literario es asimismo el hábito de intercalar rasgos circunstanciales y de acentuar los énfasis.
Este es, según el propio Borges, la única prosa de amor que escribió en su vida. Cabe decir que los versos de las Volsunga Saga con los que se encabeza, son los que están grabados en su lápida. Y que Ulrica es el nombre secreto que Borges daba a María Kodama, su último amor.
EL CONGRESO
El nuevo director de la Biblioteca, me dicen, es un literato que se ha consagrado al estudio de las lenguas antiguas, como si las actuales no fueran suficientemente rudimentarias, y a la exaltación demagógica de un imaginario Buenos Aires de cuchilleros. Nunca he querido conocerlo.
Con esta confesión, que es una referencia indirecta a sí mismo, comienza este relato. La idea ya la había abordado en algunos poemas, e incluso en el relato TLÖN, UQBAR, ORBIS TERTIUS, algo que empieza como la mera construcción de unos pocos acaba abarcando el mundo entero.
THERE ARE MORE THINGS
Si viéramos realmente el universo, tal vez lo entenderíamos. Ninguna de las formas insensatas que esa noche me deparó correspondía a la figura humana o a un uso concebible. Sentí repulsión y terror.
Borges dedica este relato a la memoria de H. P. Lovecraft, a este efecto, y qué mejor homenaje, deja que lo posea el genio de Providence, y le permite escribir, treinta y cinco años después de su muerte, un nuevo relato.
LA SECTA DE LOS TREINTA
En la tragedia de la Cruz —lo escribo con debida reverencia— hubo actores voluntarios e involuntarios, todos imprescindibles, todos fatales. Involuntarios fueron los sacerdotes que entregaron los dineros de plata, involuntaria fue la plebe que eligió a Barrabás, involuntario fue el procurador de Judea, involuntarios fueron los romanos que erigieron la Cruz de Su martirio y clavaron los clavos y echaron suertes. Voluntarios sólo hubo dos: El Redentor y Judas.
Vuelve aquí a insistir en el tema de la traición o no de Judas; pero en este caso no es el central. Por el contrario, el relato girará alrededor de una imaginaria y terrible herejía en los albores de la Alta Edad Media.
LA NOCHE DE LOS DONES
La muchacha habló como si estuviera sola y de algún modo yo sentí que no podía pensar en otra cosa y que esa cosa era lo único que le había pasado en la vida.
Borges dice que una de las grandes habilidades de Dante es ser capaz de resumir, de señalar, de describir en detalle toda una vida, con sólo unos detalles. Dante lo hizo de una manera natural, casi inconsciente, Borges confiesa haberlo buscado de una manera consciente durante toda su obra. Este relato es un buen ejemplo.
EL ESPEJO Y LA MÁSCARA
Librada la batalla de Clontarf, en la que fue humillado el noruego, el Alto Rey habló con el poeta y le dijo: Las proezas más claras pierden su lustre si no se las amoneda en palabras. Quiero que cantes mi victoria y mi loa. Yo seré Eneas; tú serás mi Virgilio. ¿Te crees capaz de acometer esa empresa, que nos hará inmortales a los dos?
Como diría Hölderlin, toda belleza tiene algo de terrible, buscarla, como quien busca la revelación de un Misterio, tiene su riesgo.

UNDR
Soy de estirpe de skalds; me bastó saber que la poesía de los urnos consta de una sola palabra para emprender su busca y el derrotero que me conduciría a su tierra.
En La Biblia la palabra es el modo de crear las cosas, y otro nombre de Dios es El Verbo. No obstante, ninguno es el verdadero y auténtico nombre del Creador, son tan sólo metáforas que lo tocan en parte, encontrar el nombre auténtico es encontrar el poder creador; es también enfrentarse a lo inconcebible.
UTOPÍA DE UN HOMBRE QUE ESTÁ CANSADO
—Por la ropa —me dijo—, veo que llegas de otro siglo. La diversidad de las lenguas favorecía la diversidad de los pueblos y aun de las guerras; la tierra ha regresado al latín. Hay quienes temen que vuelva a degenerar en francés, en lemosín o en papiamento, pero el riesgo no es inmediato. Por lo demás, ni lo que ha sido ni lo que será me interesan.
Quizá sea esta utopía el relato de Borges que más se aproxima a la Ciencia Ficción, o al menos a alguna de sus convenciones, la del viaje al futuro. Por un motivo que no conocemos, ni conoce el propio personaje, se encuentra de repente caminando por un mundo del mañana. Los hombres, casi dioses que lo habitan, lo reciben cordialmente, sin sorpresa, él se maravilla; pero tampoco se sorprende, ya estaba en su sueño que aquello tenía que suceder, y lo acepta.
EL SOBORNO
«—En la mía hubo muchos —contestó Winthrop—. Sin embargo, no somos tan distintos. Un pecado nos une: la vanidad. Usted me ha visitado para jactarse de su ingeniosa estratagema; yo lo apoyé para jactarme de ser un hombre recto.
De una manera soterrada, inconsciente con probabilidad, Borges se hace eco del pensamiento de Nietzsche: Si has de ayudar a los demás, que nadie te vea hacerlo.
AVELINO ARREDONDO
Al promediar su reclusión Arredondo logró más de una vez ese tiempo casi sin tiempo. En el primer patio había un aljibe con un sapo en el fondo; nunca se le ocurrió pensar que el tiempo del sapo, que linda con la eternidad, era lo que buscaba.
Borges, que en la literatura puede ser muy violento, nunca apoyó la violencia real. Sin embargo, en este relato quiso explorar lo que podría sentir un asesino.
EL DISCO
Es el disco de Odín. Tiene un solo lado. En la tierra no hay otra cosa que tenga un solo lado. Mientras esté en mi mano seré el rey.
La locura puede llegar a tener un rostro amable, o cuanto menos positivo, cuando se da la mano con la creación artística, cuando se une a otras características humanas, como la ambición, el resultado puede ser terrible.
EL LIBRO DE ARENA
No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito. Ninguna es la primera; ninguna, la última. No sé por qué están numeradas de ese modo arbitrario. Acaso para dar a entender que los términos de una serie infinita admiten cualquier número.
Vuelve aquí la obsesión borgesiana del libro, en este caso, retomando la inspiración de Lovecraft, como algo terrible que está en este mundo, pero sólo a medias, sin llegar a estar del todo.

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Publicado originalmente el 5 de febrero de 2006 en www.ciencia-ficcion.com